15 de octubre de 2686

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Zyrrath continuó su avance, absorbiendo las almas de cada humano que encontraba a su paso. Su poder crecía con cada alma que devoraba, mientras los cuerpos de sus víctimas caían inertes al suelo, sus ojos vacíos y sin vida. Las llamas comenzaron a devorar la ciudad, encendiendo los edificios y convirtiendo las calles en un caos ardiente. El aire se llenó del sonido de gritos y el crujido del fuego, mientras el poder de Zyrrath se desataba sin piedad.

A medida que la ciudad se incendiaba y se desmoronaba, las brujas y otros seres mágicos sintieron el eco de la destrucción. Sabían que el equilibrio entre los mundos estaba en peligro, y que si no actuaban pronto, el caos de Zyrrath destruiría todo lo que conocían.

Una bruja (con voz firme): ¡No podemos quedarnos de brazos cruzados! Este demonio ha desatado el infierno en nuestro mundo, debemos detenerlo antes de que sea demasiado tarde.

Alrededor del mundo, aquelarres de brujas, magos y seres mágicos se reunieron para organizar una resistencia. Criaturas del bosque, guardianes antiguos y espíritus protectores despertaron de su letargo, conscientes de la magnitud de la amenaza. Cada ser mágico sabía que la guerra había comenzado, y que la supervivencia de su mundo dependía de su acción conjunta.

Zyrrath, con su sonrisa cruel, sintió la respuesta de los seres mágicos y la subestimó. Para él, eran simplemente obstáculos menores, destinados a ser aplastados como el resto de los mortales. Sus ojos rojos ardían con un fuego infernal mientras observaba la ciudad arder y las almas seguían alimentando su insaciable hambre de poder.

Zyrrath (con una voz llena de desprecio): Que vengan, que traigan sus hechizos y su magia... no hay nada que puedan hacer para detenerme. Este mundo caerá ante mi poder.

Los seres mágicos comenzaron a movilizarse, enfrentándose a las hordas de demonios que ahora caminaban por la tierra, pero la lucha sería larga y devastadora. Mientras tanto, Nomi, aún debilitada por su pelea con Zyrrath, comenzaba a recuperar la conciencia. Sabía que el destino del mundo terrenal estaba en juego, y que si no se levantaba pronto, el caos que Zyrrath había desatado sería irreversible.

Nomi (pensando, con dolor): Debo detenerlo... No puedo permitir que destruya todo.

La guerra había comenzado, y el destino del mundo terrenal dependía de la fuerza, la magia y la valentía de aquellos que se atrevían a enfrentar la oscuridad.

Nomi se levantó del suelo, con el cuerpo adolorido y la mente aún nublada por el impacto de la batalla contra Zyrrath. Mientras parpadeaba, su mirada se fijó en el portal que ahora estaba abierto, dejando que el caos del inframundo se derramara en el mundo terrenal. El aire a su alrededor vibraba con una energía oscura, y las llamas y el humo llenaban el horizonte.

Nomi (pensando, con urgencia): No hay tiempo que perder... Debo detener esto antes de que Zyrrath destruya todo.

Con una mezcla de desesperación y determinación, Nomi cruzó el portal y fue recibida por un paisaje que apenas reconocía. La ciudad, alguna vez viva y vibrante, ahora era un campo de ruinas y destrucción. Edificios en llamas, cuerpos sin vida esparcidos por las calles, y el cielo oscurecido por la presencia de Zyrrath y sus demonios.

Las almas que Zyrrath había absorbido aún flotaban en el aire, como una niebla oscura, mientras el demonio y sus seguidores se alimentaban de la destrucción que habían causado.

Nomi (pensando): Debo encontrarlo antes de que sea demasiado tarde...

Rápidamente, comenzó a moverse entre las ruinas, sus sentidos mágicos amplificados por la adrenalina y el miedo. Con su capacidad para percibir las almas del inframundo, trataba de localizar la presencia de Zyrrath. Sabía que el demonio no se detendría hasta haber convertido el mundo terrenal en un reflejo del inframundo.

A medida que avanzaba, Nomi podía sentir el rastro de energía oscura que Zyrrath había dejado a su paso, un camino de destrucción imparable. Finalmente, a lo lejos, vio su figura imponente, rodeada de llamas y demonios menores, avanzando sin piedad mientras las almas eran arrancadas de los cuerpos de los humanos.

Nomi (murmurando, con determinación): Zyrrath... te detendré, cueste lo que cueste.

Sabía que enfrentarse a él nuevamente sería una tarea casi imposible, pero también sabía que si no lo hacía, la destrucción sería total. Con su magia acumulando fuerzas en su interior, Nomi comenzó a acercarse, lista para hacer lo necesario para proteger el mundo y sellar el portal.

Con la magia purificada que corría por sus venas tras el ritual en el lago, Nomi sintió una fuerza renovada y una claridad que no había experimentado en mucho tiempo. La oscuridad que antes la había consumido ahora estaba bajo su control, y su vínculo con Zyrrath ya no la dominaba. Se había transformado en algo más que una simple herramienta de los demonios. Ahora era la Protectora de las Sombras, y su misión era clara.

Nomi (pensando): Esta vez, no seré su peón. Tengo el poder de detenerlo.

Mientras avanzaba entre los escombros de la ciudad, Nomi pudo sentir cómo la energía pura fluía dentro de ella, mezclada con la oscuridad que alguna vez fue su mayor debilidad. Ahora, esa oscuridad era su aliada, moldeada por su voluntad. Al levantar la mano, una pequeña esfera de luz y sombra comenzó a girar en su palma, una manifestación de su control sobre ambas fuerzas.

Nomi (murmurando): Con este poder, puedo sellar el portal... y detener a Zyrrath de una vez por todas.

Zyrrath seguía avanzando, sin notar que Nomi se estaba acercando. Estaba demasiado absorto en su deseo de caos y destrucción, mientras absorbía almas y dejaba la ciudad en ruinas. Pero Nomi sabía que ahora era el momento de actuar.

Con un movimiento fluido, lanzó un hechizo al suelo, creando una barrera de energía purificada que comenzó a extenderse por el área, bloqueando el avance de los demonios menores que seguían a Zyrrath. La luz que emanaba de la barrera era intensa, un contraste total con la oscuridad que los rodeaba.

Zyrrath, sintiendo el cambio en el ambiente, giró su mirada hacia Nomi. Sus ojos rojos ardían con furia.

Zyrrath (con voz profunda y desafiante): ¿De nuevo, Nomi? ¿Crees que tu magia purificada puede detenerme?

Nomi (con voz firme y decidida): No soy la misma que antes, Zyrrath. Esta vez, no te dejaré destruirlo todo.

Zyrrath lanzó un rugido, pero Nomi ya había empezado a conjurar un hechizo antiguo, uno que había aprendido tras su purificación. Un sello poderoso que no solo cerraría el portal, sino que también atraparía a Zyrrath en el inframundo, donde pertenecía.

La magia de Nomi comenzó a formar un círculo alrededor del portal, sus manos moviéndose con precisión mientras recitaba las palabras del hechizo. El aire a su alrededor se cargaba de energía mientras las runas místicas comenzaban a brillar en el suelo. El portal temblaba, resistiéndose a ser cerrado.

Zyrrath, viendo lo que Nomi estaba haciendo, se lanzó hacia ella con furia, pero Nomi no vaciló. Con su magia purificada, era capaz de enfrentarse a él, y aunque sabía que sería una lucha difícil, estaba decidida a no dejar que Zyrrath ganara esta vez.

Nomi (con determinación): No seré tu prisionera ni tu sirviente. Esta vez, lucharé por mi libertad... y por el mundo terrenal.

La Bruja Nomi AlexiouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora