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Imagina que estabas en tu habitación, eran las cuatro a.m, todos en la mansión estaban durmiendo, o eso creías.
Habían tenido una misión, fue sencilla en comparación a otras, pero todos estaban cansados, tu igual, pero tu problema es que no podías conciliar el sueño.
Ya no sabías qué hacer, habías organizado de nuevo tu cuarto, ordenaste tu clóset, hiciste de todo, solo querías dormir, pero no podías.
Rendida y sin saber qué hacer, fuiste a la habitación de tu novio, Damián.
Entraste a su habitación tratando de no hacer ruido alguno, caminaste sigilosamente hacia su cama, te acomodaste y lo viste, estaba profundamente dormido, lo abrazaste y rápidamente también te quedaste dormida.
Lo que tú no sabías es que el también estaba despierto, simplemente cuando noto que ibas a su habitación, él se hizo el dormido para que tú se acostaras con él.
Después de unos minutos de admirarte, Damián te abrazó para así quedar dormido
