capitulo 24( sigue aqui)

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Los días siguientes fueron difíciles. TN trataba de mantener una apariencia de normalidad, pero Michael podía ver en sus ojos que la tristeza no la soltaba. Habían pasado noches sin hablar, sin que ella le permitiera entrar en esa parte profunda y oscura de su mente. La angustia de Michael crecía a medida que se daba cuenta de que, aunque él estaba dispuesto a luchar por ella, TN no parecía estar segura de querer luchar por sí misma.

Una mañana, TN decidió salir a caminar sola. Necesitaba un momento lejos de todo, incluso de Michael. Él había intentado protegerla, cuidarla, pero ella sentía que lo estaba decepcionando una y otra vez. Aquel peso, más el que ya llevaba consigo, se sentía insoportable.

Mientras caminaba por los terrenos de Neverland, TN se detuvo frente a uno de los viejos bancos de madera que solía visitar en tiempos más felices. Las hojas crujían bajo sus pies, el aire fresco traía consigo la fragancia del otoño, pero ella apenas lo notaba. Se sentó lentamente, abrazándose las piernas y apoyando la cabeza en sus rodillas.

"¿Cómo llegué aquí?", se preguntaba en silencio. Recordaba cómo todo parecía tan diferente al principio. Los viajes, la emoción de estar junto a Michael, la magia de estar a su lado mientras él iluminaba escenarios. Pero con el tiempo, esa luz que él proyectaba comenzó a parecer inalcanzable para ella. Mientras él brillaba, ella se consumía en su propia oscuridad.

El eco de los pasos la sobresaltó. Al levantar la mirada, vio a Michael acercarse, con el rostro tenso de preocupación. Había aprendido a no forzarla a hablar, pero siempre estaba cerca, observando, esperando. TN sintió un nudo en el estómago. No quería que él la viera así. No quería que Michael siguiera siendo testigo de su propia destrucción.

—¿Puedo sentarme? —preguntó él, con esa dulzura que siempre la desarmaba.

TN asintió, sin decir una palabra. Michael se sentó junto a ella, sus hombros rozándose apenas. Por un momento, el silencio fue todo lo que compartieron. Michael miraba el horizonte, tratando de encontrar las palabras que pudieran alcanzarla.

—No sé qué decir —admitió finalmente—. Solo sé que... estoy aquí. No voy a irme.

TN cerró los ojos, sintiendo las lágrimas arder detrás de sus párpados.

—No tienes que quedarte, Michael —dijo, su voz apenas un susurro—. No puedo ser la persona que necesitas. Estoy rota, y cada día siento que me desmorono un poco más. Ya no sé cómo seguir.

Michael la miró con ojos llenos de dolor, sintiendo su propio corazón romperse con cada palabra que TN pronunciaba

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Michael la miró con ojos llenos de dolor, sintiendo su propio corazón romperse con cada palabra que TN pronunciaba.

—Tú no estás rota —respondió, con una firmeza que ella no esperaba—. No estás rota, TN. Estás herida, estás luchando, pero no estás rota. Y aunque no puedas verlo ahora, yo veo todo lo que eres, todo lo que puedes ser. Y quiero estar aquí, contigo, no importa lo que cueste.

Las palabras de Michael eran un consuelo, pero también una carga. TN no quería que él siguiera viéndola así, en su peor versión. Se sentía como una sombra de la persona que había sido, y cada día que pasaba, la distancia entre ellos parecía crecer, no por falta de amor, sino por el abismo que ella misma había construido.

—No es justo para ti —insistió TN, con lágrimas cayendo silenciosamente por su rostro—. Tú deberías estar feliz, disfrutando de todo lo que has logrado. No deberías estar preocupado por mí, por alguien que no puede ni siquiera cuidarse a sí misma.

Michael negó con la cabeza, su voz temblorosa.

—No me importa nada de eso. Todo lo que he logrado no significa nada si no estás conmigo. Esto no es una carga para mí, TN. Estar contigo es lo que quiero, incluso en los momentos más oscuros.

TN dejó escapar un sollozo ahogado, cubriéndose el rostro con las manos. El peso de su tristeza era demasiado. No podía entender cómo Michael seguía amándola a pesar de todo, a pesar de la tormenta que la envolvía.

—¿Y si nunca mejoro? —preguntó entre lágrimas—. ¿Qué pasa si esto es todo lo que soy ahora? Una persona rota, perdida, que no puede salir de este pozo.

Michael la miró fijamente, sus propias lágrimas comenzando a caer.

—Entonces, estaré contigo en ese pozo —respondió con un amor inquebrantable—. No me importa cuánto tiempo tome, no me importa lo que tengamos que enfrentar. Si no puedes salir, te sostendré. Y si algún día encuentras la fuerza para salir, estaré allí contigo, celebrando cada paso que des.

TN lo miró, con el corazón dividido entre el amor que sentía por él y la desesperanza que la consumía. Sabía que Michael estaba dispuesto a luchar por ella, pero no estaba segura de tener la fuerza para seguir adelante.

 Sabía que Michael estaba dispuesto a luchar por ella, pero no estaba segura de tener la fuerza para seguir adelante

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—No puedo prometerte que mejorará —murmuró TN, su voz rota—. No sé si puedo hacerlo.

Michael tomó su mano, entrelazando sus dedos con los de ella.

—No tienes que prometerme nada. Solo quiero que sigas aquí, conmigo. Eso es todo lo que necesito.

Y en ese momento, en medio del dolor y la incertidumbre, TN sintió algo dentro de ella quebrarse, pero no de la manera que esperaba. Era como si el amor de Michael lograra atravesar la oscuridad, aunque fuera solo un poco, para recordarle que aún había una parte de ella que deseaba seguir, que deseaba encontrar la paz que tanto anhelaba.

Se acurrucó contra él, permitiendo que las lágrimas fluyeran, y por primera vez en mucho tiempo, dejó que el amor de Michael fuera suficiente. Aunque fuera solo por esa noche.

todo puede pasar en una nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora