capitulo 42(parís)

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Dos meses después, la vida en Neverland comenzaba a sentirse diferente. El ambiente ya no estaba tan cargado de tensión y tristeza. En su lugar, había pequeños destellos de esperanza, momentos en los que TN comenzaba a sonreír de verdad, no solo para ocultar lo que sentía por dentro.

Desde su última recaída, TN había hecho un esfuerzo consciente por cambiar su relación con la comida y, sobre todo, consigo misma. Aunque había días difíciles, Michael siempre estaba a su lado, recordándole que cada paso, por más pequeño que fuera, era un avance.

Aquella mañana, TN se despertó sintiéndose más ligera. El sol entraba suavemente por las ventanas de su habitación, llenando el espacio de luz dorada. Michael ya no estaba en la cama, pero podía oírlo tarareando algo desde el jardín. Sonrió al escuchar su voz, un sonido que siempre le llenaba el corazón.

Se levantó y, después de vestirse, salió hacia el jardín. Cuando la vio, su rostro se iluminó.

—¡Buenos días! —dijo con una sonrisa grande, acercándose a ella para darle un abrazo.

—Buenos días —respondió TN, devolviendo el abrazo—. ¿Qué haces tan temprano?

—Solo estaba preparando el desayuno —respondió él con entusiasmo—. Pero, antes de que comamos, ¿cómo te sientes hoy?

TN sonrió suavemente, respirando hondo.

—Me siento… bien —admitió, casi con sorpresa. Aunque los días buenos habían sido más frecuentes, todavía le costaba aceptar que su vida estaba mejorando.

Michael la tomó de la mano y la guió hacia una pequeña mesa de desayuno que había preparado para los dos. TN se sentó, notando los pequeños detalles: frutas frescas, un batido, y los panqueques que Michael había aprendido a hacer para ella, con su receta favorita. Se sentía reconfortada, pero sobre todo, agradecida de que, después de tanto tiempo, pudiera sentarse y disfrutar de una comida sin miedo.

—He estado pensando —dijo Michael mientras ambos comenzaban a comer—. Sabes que te prometí un viaje, ¿cierto?

TN lo miró, divertida. Recordaba vagamente las veces que Michael mencionaba escaparse un rato, pero siempre había sido más una idea lejana.

—Lo recuerdo, pero nunca concretaste nada —dijo ella, dándole un sorbo a su batido.

Michael sonrió misteriosamente, sacando un pequeño sobre de su bolsillo.

—Pues… ahora sí. —Le entregó el sobre, y TN lo abrió con curiosidad.

Dentro, encontró dos boletos de avión a París. Sus ojos se abrieron con sorpresa.

—¿París? —preguntó, su corazón latiendo más rápido—. ¡Michael!

—Lo prometí, ¿no? —dijo él con una risa—. Creo que después de todo lo que has pasado, es hora de que tengamos una aventura juntos. Solo tú y yo, sin preocupaciones. Visitaremos los museos, caminaremos por las calles de Montmartre, y comeremos tantos croissants como puedas.

TN no podía contener la emoción que sentía. Después de meses de incertidumbre y luchas internas, la idea de un viaje, de escaparse juntos, sonaba perfecta. Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero esta vez de alegría.

—Gracias —susurró, emocionada—. Gracias por no rendirte conmigo, por estar siempre aquí.

Michael se acercó, inclinándose para besarla suavemente en los labios.

—Siempre estaré aquí. Y este es solo el comienzo de todo lo bueno que vendrá para nosotros.

Los siguientes días pasaron con entusiasmo mientras preparaban el viaje. TN se sentía cada vez más segura, más cómoda en su cuerpo, y con la certeza de que, aunque el camino no había sido fácil, había encontrado su propio ritmo para sanar. Sabía que el viaje a París no solo sería un escape, sino un símbolo de lo lejos que había llegado, y de todas las aventuras que aún les esperaban juntos.

El avión aterrizó en París con suavidad. TN miraba por la ventanilla, sus ojos brillando de emoción mientras las luces de la ciudad se extendían bajo ellos. Nunca había estado tan lejos de casa, y el solo hecho de estar allí con Michael hacía que el viaje se sintiera aún más especial.

—Bienvenida a París —dijo Michael con una sonrisa cálida, tomando su mano mientras ambos esperaban a desembarcar.

TN le devolvió la sonrisa, aún asimilando que finalmente estaban allí, en la ciudad de la luz. Todo había sido tan diferente los últimos meses. Las dificultades seguían presentes, pero ella sentía que su corazón se estaba liberando, poco a poco, de las cadenas que la habían mantenido atada durante tanto tiempo.

Una vez en el aeropuerto, recogieron sus maletas y pronto un coche los llevó a su hotel. Estaba ubicado cerca del río Sena, con vistas espectaculares de la ciudad. Cuando llegaron a la habitación, TN quedó impresionada por la elegancia simple pero acogedora del lugar. Las ventanas ofrecían una vista directa de la Torre Eiffel, iluminada en la noche.

—Es hermoso —susurró TN, acercándose a la ventana, sintiendo una mezcla de asombro y agradecimiento.

—Nada comparado contigo —respondió Michael con una sonrisa, abrazándola suavemente desde atrás. TN sintió la calidez de sus palabras, y por un momento, todo su mundo parecía encajar de manera perfecta.

—¿Qué te parece si descansamos un poco y mañana empezamos a explorar? —sugirió él.

TN asintió, sintiéndose más que lista para todo lo que París les ofrecía, pero sabiendo que después del largo vuelo, un descanso era lo que necesitaban.

La mañana siguiente, se despertaron temprano. Michael había pedido el desayuno a la habitación, y TN disfrutó de una selección de frutas frescas, panecillos y café francés, todo mientras miraba la Torre Eiffel a lo lejos.

—Hoy pensé que podríamos caminar por los Champs-Élysées, visitar el Arco del Triunfo y luego comer en un café al aire libre —dijo Michael mientras terminaba su taza de café.

—Eso suena perfecto —respondió TN, emocionada por descubrir cada rincón de la ciudad con él.

Pasaron el día caminando por las calles parisinas, empapándose de la historia y la belleza de cada lugar que visitaban. El Arco del Triunfo, imponente y majestuoso, les ofreció una vista panorámica de la ciudad, y desde allí, caminaron por los Champs-Élysées, deteniéndose en tiendas, pero más que nada disfrutando de la compañía mutua.

—No puedo creer que estemos aquí —dijo TN mientras compartían una mesa en un pequeño café, viendo a la gente pasar.

Michael sonrió, tomando su mano sobre la mesa.

—Este viaje es solo para nosotros. Un respiro de todo lo que hemos pasado. Quiero que sepas que no importa lo que venga después, siempre te apoyaré.

TN sintió que una ola de emociones la recorría. Las palabras de Michael siempre la tranquilizaban, pero en este entorno, con la magia de París como telón de fondo, todo parecía más real, más claro.

—Gracias por traerme aquí —susurró TN, mirándolo a los ojos—. No sé si podré agradecerte lo suficiente por todo lo que haces por mí.

Michael sonrió y la acarició suavemente.

—No tienes que agradecerme. Solo quiero que seas feliz, y ver esa sonrisa tuya es todo lo que necesito.

El día terminó con una caminata por el río Sena, el reflejo de las luces de la ciudad bailando en el agua. TN, abrazada a Michael, sintió que por fin podía respirar con libertad. Las heridas que llevaba dentro no habían desaparecido, pero en ese momento, sintió que el amor, el apoyo y el tiempo estaban ayudándola a sanar.

Y mientras caminaban bajo el cielo de París, TN supo que, aunque quedaba mucho por recorrer, este viaje no era solo el inicio de una nueva aventura en la ciudad, sino el comienzo de una nueva etapa en su vida. Una en la que ella podía encontrar la paz consigo misma, rodeada del amor que Michael le ofrecía cada día.

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⏰ Última actualización: Nov 03 ⏰

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