capitulo 34(altibajos)

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Cuatro semanas habían pasado desde aquella noche tranquila, y aunque TN seguía avanzando en su recuperación, los días seguían teniendo sus altibajos. Michael estaba a su lado en cada paso, mostrándose optimista y protector. Sabía que TN estaba recuperando fuerzas, pero aún había un largo camino por delante.

Era una mañana luminosa, y la vida en su hogar en California empezaba a parecer más normal. Sin embargo, TN seguía luchando en silencio. Se levantó esa mañana con una sensación extraña, una mezcla de esperanza y miedo que la había acompañado durante meses. Mientras se miraba en el espejo, observó su cuerpo con un gesto de duda. Aunque había subido algunos kilos, todavía no se sentía del todo bien consigo misma.

Bajó a desayunar, donde Michael la esperaba en la mesa con un tazón de avena y frutas, como solía hacer cada mañana. Él la observaba con discreción, esperando ver una sonrisa en su rostro, pero sabía que TN seguía enfrentando demonios que no podía ver.

—¿Dormiste bien? —le preguntó suavemente mientras le servía una taza de café.

TN asintió, pero su expresión no escondía del todo su tristeza.

—Sí, más o menos —respondió, jugando con la cuchara en su tazón—. Solo que... es difícil. Siento que no estoy progresando lo suficiente.

Michael dejó la taza que sostenía y se inclinó hacia ella.

—Lo estás haciendo increíble, TN. Cada día es un paso más hacia adelante, aunque no siempre lo sientas. Has avanzado tanto desde hace unos meses.

Ella tomó un bocado de avena, sintiendo la comida pesada en su estómago, como si cada mordisco la conectara con una parte de sí misma que todavía no estaba lista para sanar. Sabía que Michael tenía razón, pero la tristeza seguía ahí, como una sombra que no la dejaba respirar completamente.

—Solo quiero que todo esto termine —murmuró, su voz quebrándose un poco—. Quiero sentirme bien otra vez. Quiero sentirme... normal.

Michael se levantó y rodeó la mesa para sentarse junto a ella. Le tomó la mano con suavidad, su mirada llena de ternura y comprensión.

—Sé que lo harás. Pero no tienes que apresurarte. No estás sola en esto, TN. Estoy aquí contigo, en cada paso.

Esa tarde, después del desayuno, Michael sugirió que dieran un paseo por el campo que rodeaba su casa. El aire fresco siempre ayudaba a TN a despejar su mente, y aunque ella dudaba en salir, finalmente accedió.

Mientras caminaban por el sendero, TN observaba los árboles, las flores, y el cielo despejado. El mundo seguía girando a su alrededor, pero ella aún se sentía atrapada en su propio cuerpo, sin saber cómo escapar del peso que sentía. Michael caminaba a su lado en silencio, respetando su espacio, pero siempre atento a cualquier señal de angustia en su expresión.

—¿Te acuerdas de cuando solíamos caminar por aquí sin preocupaciones? —preguntó Michael de repente, rompiendo el silencio.

TN asintió con una pequeña sonrisa.

—Sí. Eran buenos tiempos. Siento que fue hace una eternidad.

Michael la miró con una leve sonrisa en sus labios.

—No está tan lejos. Solo estamos en un momento difícil ahora, pero esos tiempos felices volverán. Estoy seguro de eso.

TN quería creerle, pero había momentos en los que el futuro se veía borroso y lejano. Sin embargo, su presencia le daba una chispa de esperanza, aunque fuera pequeña.

Al regresar a la casa, TN decidió hacer algo diferente. Subió a su habitación y sacó un viejo cuaderno que solía usar para escribir sus pensamientos. No lo había tocado en meses, y le sorprendió lo polvoriento que estaba. Sentada junto a la ventana, con el sonido del viento en los árboles, comenzó a escribir.

Las palabras fluyeron con facilidad, como si estuvieran esperando ser liberadas. Escribió sobre su dolor, su lucha, pero también sobre la fuerza que había encontrado en sí misma. Michael la había apoyado, sí, pero también reconoció que había algo dentro de ella que había empezado a cambiar. Era pequeña, una chispa apenas visible, pero estaba ahí.

Cuando terminó, TN cerró el cuaderno con una mezcla de alivio y tristeza. Sabía que el camino no sería fácil, pero había algo en ese acto de escribir que le había dado paz.

Más tarde, mientras se preparaban para dormir, Michael la abrazó como siempre, rodeándola con su calor y su amor. TN se acurrucó contra él, sintiendo el latido constante de su corazón, y por primera vez en mucho tiempo, se permitió creer que las cosas podían mejorar. Que, paso a paso, encontraría su camino de vuelta a sí misma.

Esa noche, TN cerró los ojos con una nueva determinación. Sabía que el día siguiente podría traer nuevos retos, pero también sabía que ya no estaba sola en su lucha. Estaba rodeada de amor, y con eso, tal vez, podría enfrentar lo que fuera que el futuro le deparara.

todo puede pasar en una nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora