capitulo 30( nunca voy a mejorar)

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Los días en el hospital pasaban lentamente. TN se sentía atrapada entre los interminables análisis, las constantes visitas de médicos, y el agotamiento que no la dejaba ni por un momento. Había aceptado que estaba allí porque su cuerpo ya no podía más, pero mentalmente, seguía luchando con esa sensación de haber perdido el control sobre su vida.

Michael no se separaba de su lado. Se había instalado en una pequeña silla junto a la cama, durmiendo allí la mayoría de las noches, negándose a irse incluso cuando el personal del hospital lo sugería. Estaba determinado a que TN nunca se sintiera sola. La preocupación en sus ojos nunca desaparecía, y TN sabía que él estaba sufriendo tanto como ella, aunque intentara ocultarlo.

Una mañana, después de varias pruebas, una enfermera entró a la habitación con una báscula. TN sintió su estómago caer al verla. Sabía lo que eso significaba. Los médicos estaban monitoreando su peso constantemente, y cada vez que tenía que subirse a esa báscula, su ansiedad crecía. Era un recordatorio de lo que había perdido, de cómo su cuerpo se había convertido en un reflejo de su lucha interna.

—Es solo un control de rutina, TN —dijo la enfermera con una sonrisa suave, tratando de tranquilizarla.

TN asintió débilmente, pero su corazón latía con fuerza mientras se levantaba de la cama, sintiendo la fragilidad de sus piernas. Michael se levantó también, acercándose a ella como si quisiera sostenerla con su simple presencia. Lo miró brevemente, buscando algún tipo de consuelo en sus ojos.

Finalmente, se subió a la báscula. El sonido del metal bajo sus pies la hizo sentir aún más vulnerable. La enfermera anotó los números en silencio, pero TN no necesitaba que le dijeran nada. Sus ojos se desviaron hacia el monitor y lo vio: no había subido nada. De hecho, había perdido un poco más de peso. Un abismo se abrió bajo sus pies. El poco progreso que creía haber hecho desapareció en un instante.

TN se quedó mirando el número, sintiendo cómo las lágrimas empezaban a acumularse en sus ojos. No podía evitarlo. Todo lo que había hecho, todo el esfuerzo, parecía inútil. Era como si su cuerpo se negara a responder, como si estuviera en una batalla perdida.

Michael se dio cuenta al instante de lo que ocurría y se acercó rápidamente. La rodeó con sus brazos, guiándola de vuelta a la cama mientras ella comenzaba a sollozar, con las lágrimas cayendo silenciosamente por su rostro.

—No... no he mejorado —murmuró TN, con la voz entrecortada—. No importa lo que haga, no puedo mejorar. Nunca voy a estar bien.

Michael la abrazó con fuerza, sin decir nada al principio

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Michael la abrazó con fuerza, sin decir nada al principio. Sabía que las palabras no podían curar el dolor que ella sentía en ese momento. Pero también sabía que no podía dejarla hundirse en la desesperación.

—Esto es solo un obstáculo, TN —susurró, su voz suave pero firme—. Sé que parece imposible ahora, pero no es el final. Vamos a seguir adelante, vamos a luchar. Este número no define quién eres ni cuánto vales.

Pero TN sacudió la cabeza, los sollozos haciéndose más intensos.

—No lo entiendes, Michael... —dijo con desesperación—. Cada vez que pienso que estoy mejorando, algo como esto pasa, y me doy cuenta de que no estoy más cerca de recuperarme. Estoy cansada. Estoy tan cansada de pelear. No quiero seguir fallándote.

Michael sintió su corazón romperse una vez más. Se inclinó hacia ella, tomando su rostro entre sus manos, mirándola directamente a los ojos.

—No me estás fallando, TN. No me fallas por luchar, por tener días malos. Me fallarías si te dieras por vencida, si dejaras de intentarlo. Y sé que tienes la fuerza para seguir, incluso cuando sientes que no la tienes.

TN lo miró, sus ojos llenos de lágrimas, pero también de dolor. Sabía que Michael creía en ella, pero había momentos en los que ella misma no podía encontrar esa misma fe.

—¿Y si nunca lo logro? —preguntó en un susurro—. ¿Y si nunca puedo ser la persona que solía ser?

Michael tomó una respiración profunda, su propia voz temblando por la emoción.

—No necesito que vuelvas a ser quien solías ser, TN. Te amo tal como eres ahora, con todas tus cicatrices, con toda tu lucha. Y si nunca llegas a ser la persona que fuiste, está bien. Lo que importa es que sigas aquí, que sigas luchando, por ti, por nosotros.

Las palabras de Michael la envolvieron, y aunque no podían borrar su dolor, había algo en la certeza de su amor que la hizo sentir menos sola. Aún sentía el miedo dentro de ella, aún estaba aterrorizada por lo que deparaba el futuro, pero al menos tenía a alguien a su lado que estaba dispuesto a caminar con ella, paso a paso.

Se hundió en el pecho de Michael, llorando de nuevo, pero esta vez, las lágrimas no eran solo de desesperación. Había una pequeña chispa de esperanza, oculta entre el dolor, y aunque era débil, estaba allí.

Y eso, por ahora, era suficiente.

todo puede pasar en una nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora