capitulo 37( estrellas)

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Pero cuando se acercó más, notó la rigidez en su cuerpo, como si el peso de la noche estuviera aplastándola. Dudó por un segundo, temeroso de abrumarla con su presencia.

—Puedo quedarme aquí contigo si quieres —dijo en voz baja—. No tienes que enfrentarlo sola.

TN finalmente se giró hacia él, su rostro iluminado por la luz suave de la luna. Las lágrimas luchaban por salir de sus ojos, pero las contenía con todas sus fuerzas.

—No quiero que me veas así… otra vez —susurró, su voz temblorosa—. Siento que siempre estoy cargándote con mis problemas, con mi dolor, y no quiero ser una carga para ti.

Michael, sintiendo cómo el dolor de TN se reflejaba en su propio corazón, cerró la distancia entre ellos y la tomó de las manos. Sus dedos eran cálidos contra los de ella, una conexión que siempre había sido su ancla en los momentos más oscuros.

—Tú nunca serás una carga para mí, TN. No importa cuánto te duela, no importa cuánto luches, estoy aquí porque te amo. Y no me iré a ningún lado, pase lo que pase.

Las palabras de Michael eran sinceras, y TN lo sabía. Sin embargo, la culpa y el miedo seguían rondando en su interior, como sombras que no podía deshacerse.

—Es solo que… siento que no importa cuánto intente mejorar, siempre hay algo que me arrastra de nuevo —dijo, luchando por no romperse del todo—. No quiero volver a ese lugar oscuro, pero a veces me siento tan agotada que no sé si podré seguir adelante.

Michael la atrajo hacia sí, abrazándola con fuerza, como si pudiera absorber parte de su dolor. Sintió su cuerpo temblar contra el suyo, y aunque no tenía todas las respuestas, sabía que estar allí, abrazándola en ese momento, era lo único que podía hacer. Y era suficiente.

—No tienes que tener todas las respuestas hoy —le susurró al oído—. No se trata de ser perfecta o fuerte todo el tiempo. Se trata de avanzar, aunque sea despacio. Estoy aquí, TN, siempre. No importa lo oscuro que sea, nunca te dejaré.

Se quedaron así, en silencio, bajo las estrellas. TN apoyó la cabeza en el pecho de Michael, escuchando los latidos de su corazón, mientras él acariciaba su espalda con suavidad. Las náuseas y la angustia seguían ahí, pero por un momento, sintió que podía enfrentarlas. No estaba sola, y eso, de alguna manera, hacía que la oscuridad fuera un poco más soportable.

La noche avanzaba, pero ellos permanecieron juntos, mirando las estrellas y encontrando consuelo en la simple presencia del otro, sabiendo que, aunque el camino fuera largo y difícil, lo recorrerían juntos

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La noche avanzaba, pero ellos permanecieron juntos, mirando las estrellas y encontrando consuelo en la simple presencia del otro, sabiendo que, aunque el camino fuera largo y difícil, lo recorrerían juntos.

todo puede pasar en una nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora