Un viaje introspectivo a través del amor, la pérdida y el crecimiento. Este libro es un tributo a la conexión humana y a la búsqueda de la felicidad. Un relato conmovedor que explora la complejidad del corazón humano y la búsqueda de la cura. Un lib...
Las acciones nos definen y el tiempo nos destruye de a pocos. Al menos al principio. ¿Qué se hace luego de un conflicto? Dejarnos de hablar no solucionaba nada. Provocaba dolor al corazón, ansiedad, tu ausencia me estaba deshilachando el alma como una telaraña que se desmadeja en el viento.
Este amor que siento me aterroriza, y me ha aterrorizado desde el momento en que nuestras miradas se cruzaron por primera vez, cuando la distancia entre nuestras almas parecía una división imposible e inconcebible. Quizá por eso evitaba verte al principio. El amor nos vuelve mortales, frágiles. El amor nos obliga a aferrarnos bajo la ilusión de que nuestra vida depende de ello.
Creo que los seres humanos no están hechos para llevar reactores nucleares dentro de su corazón. Ese día no nos encontramos, sino que chocamos. Colisionamos. Ardieron nuestro futuro y nuestro presente y cada fibra muscular de nuestros corazones. Y aquí estamos, chocando de nuevo. Pero a diferencia de aquella vez, hoy es diferente, por qué luego de experimentar el amor, ningún conflicto parece demasiado grande.
Cuando te conocí tuve miedo de amarte, hoy tengo miedo de perderte. "Mi niña, al amor y a ti los conocí el mismo día. Voluntariamente los dejé entrar en mi vida. Conocía las consecuencias y esa es mi mayor hazaña."
El orgullo y el rencor tienen como aliado el "sobre pensar las cosas". Solo nuestra mente con sus pensamientos e ideas más allá de la misma realidad es la responsable de no poder alcanzar el perdón con nosotros mismos y con los demás. El orgullo es un asesino. Diestro y hábil. ¿Su víctima favorita? El amor.
Expusimos nuestro amor, ahora nos correspondía a ambos salvarlo. "Lo lamento", dijiste con lágrimas en los ojos, tu voz temblando como una hoja en otoño. Tu corazón suplicaba ser escuchado. Mi orgullo hacía el mayor ruido posible para no poder hacerlo.
Pero entonces, tus brazos se abrieron y me envolvieron en un abrazo cálido como el sol de verano. Sentí tu calor, tu respiración, tu latido. "Descuida, también perdóname", respondí, acariciando tu espalda, sintiendo tu piel suave como la seda.
El amor no es una guerra, es más una tregua unánime. Un conflicto con solución. Nadie es más pecador que el otro, ambos somos igual de culpables. Aprender a pedir perdón y perdonar es más que solo una opción, es la solución. Los conflictos no son más que discrepancias en dónde la comunicación se ha ausentado.
No estoy dispuesto a perderte y tú no estás dispuesta a irte. Entonces hablemos. Permíteme entenderte y que me entiendas. Amarte va mucho más allá de cualquier pensamiento egoísta y personal que pudiera tener. Te amo, y no es una afirmación, es una promesa de que solo eres tú, mi principal pensamiento y mi única verdad.
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