Capítulo 34

606 53 8
                                    

                        •Muerte lenta•

Dejo de respirar cuando lo vi deshacerse del seguro de su arma mientras su sonrisa malvada devoraba su horrible rostro y es Carlo no es feo, incluso se podría decir que es atractivo de una forma retorcida, pero ha hecho tantas cosas asquerosas que se convierte en un monstruo horripilante ante los ojos de cualquiera.

Me observa con asco y cerré los ojos apretando mis dientes esperando a que la muerte tocara mi puerta para al fin acabar con esta mierda de pesadillas infernales que no han dejado de azotar mi vida

Jamás le tuve miedo a la muerte, siempre supe ese sería mi final, el final de todos, sin embargo, morir en manos de tus enemigos es la peor de las rebajas y el legado que puedes dejar. Ahora, moriré en manos de este maldito degenerado que vino a vengar a su pedazo de mierda que tenía por hermano y si este es el precio por haber terminado con su miserable vida, que así sea. Estoy lista para ser libre.

El aire me faltaba y en cuánto escuché la primer descarga mis ojos se abrieron verificando que ya había miento, sin embargo, no era así

—No será tan fácil para ti, maldita perra.— no supe qué decir, su mano me agarró del brazo con fuerza arrastrando con brutalidad hasta quedar ambos afuera de la cabaña

El aire me golpeó y las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos con pesadez. Odiaba llorar y verme débil, pero el miedo y el horror estaban haciendo de las suyas para doblegarme al punto en que no pude evitarlo.

—¿Que se siente? ¿mhh?— susurró con cinismo y siguió arrastrándome hasta la parte trasera de la cabaña— No eres nadie, mírate, tan poco vales que ni siquiera regalada él quiso quedarse contigo. Pobre puta.

Sus palabras hacen que me quiera morir aquí mismo y el dolor en el pecho es mucho más insoportable.

—Mátame— lo rete haciendo que su agarre se intensificara— Nadie te detiene en hacerlo, ¡Mátame!, te aseguró que vas a comprobar en carne propia lo que está pobre puta significa para un Massaro.

Se detuvo abruptamente y lanzándome con fuerza, caí sobre las ramas secas. Una sonrisa dejó mis labios y aunque me estoy muriendo de terror al menos no dejare que él lo supiera jamás.

—¿Te crees mucho por estar bajo el apellido de un puto mafioso?— una carcajada cínica dejó su asquerosa garganta— Me das tanta lastima, Cora. Se lo advertí tantas veces a Darren, sabia que no eras más que un estupida que solo trae problemas consigo.

—¿Y tú?,  No eres más que la sombra de tu propio hermano— sonreí con ironía levantándome de la tierra.— No quieras engañarme con tu intento de ser justo. Ambos sabemos que si él no lo hubiese hecho, lo habría matado tú.— Se le borró la sonrisa del rostro reflejando lo que mis palabras causaban—Ahora que ya no te está estorbando, ¿por qué quieres joderme?

A pasos largos y de un solo movimiento logro tomarme del cuello ejerciendo fuerza con su mano e impidiéndome respirar con normalidad. El miedo me recorrió cada centímetro de mi cuerpo mientras las escapatorias se esfumaron de mi mente. Sentí que iba a morir y aunque estaba lista para ello, no dejaba de doler.

—Él dejó todo a tu nombre— escupe con rencor a centímetros de mi rostro— Aún sigo preguntándome si lo vales...

Una mueca deja mis labios en cuanto observo como pasa su asquerosa lengua por sus labios de forma repugnante. El miedo empezó a ser mucho más notorio y los recuerdos de aquellas pesadillas volvieron de golpe

Me sentí completamente indefensa ante un monstruo desalmado que tiene todas las de ganar.

—Atrévete y te juro que...

—Callate—su agarre se intensificó en mi cuello y poco a poco empecé a quedarme sin aire.—A Darren siempre le quedaste grande, supongo que no fue lo suficiente hombre para hacerte encender...

Me jalo con brusquedad pegándome más él y su asquerosa boca chocó contra la mía, no aflojo su agarre y su mano libre empezó a colarse por mi abrigo deshaciéndose de el de un solo tirón. Sentí como el cañón tocó mi vientre y mi alma esta muriendo imaginando que aquella pesadilla volvía a repetirse esta vez más dolorosa, más real y mucho más marcada

No lo resistía, no podía imaginar que algo como esto pasara. Mis ojos se cerraron con mucha fuerza y mis manos empezaron a luchar con toda sus fuerzas, sin embargo, el poco aire que mis pulmones retenían y el miedo me estaban dejando indefensa ante aquel monstruo que vino dispuesto a destruirme sin remordimientos

Luche y puse en práctica todo lo que Dina me enseñó, pero en ese instante, él se separó de mí y me tomó del cabello con fuerza haciéndome levantar un poco el rostro, dejó su arma en mi garganta y el miedo me dejó paralizada

Cerré los ojos esperando el momento mientras su aliento asqueroso chocaba con mi mejilla, y en segundo, tan fugaz como lejano, el sonido del cartucho siendo liberado, penetro mis oídos.

Sin embargo, el miedo no se esfumaba, el dolor no llegaba, y la muerte no me abrazó en ningún momento haciendo que abra mis ojos. De repente, Carlo deshace su agarre y cae al piso, quede anonada al verlo chillar de dolor tomando su pierna donde no dejaba de salir sangre

Me giré y no supe que hacer cuando Antoni llegó a mi campo de visión, sujetando un arma y corriendo hacia mi con rapidez. El alivio me inundo por un segundo pero se esfumo rápidamente cuando una punzada en mi vientre me hizo quedarme quieta en mi lugar

Instintivamente puse mis manos en mi vientre y el dolor se hizo mucho más agudo. No entiende que sucedía y mi pecho no dejaba de arder.

—¿¡A dónde vas maldita perra?!— escupe Carlo tomándome de la pierna impidiendo que de un paso. Se incorporó de una sola zancada y me tomó de las caderas con mucha fuerza impidiéndome mover

Me removí en sus brazos pero el dolor en mi vientre se hizo mucho más insoportable, era algo como si fuese una punzada cada ciertos segundos, que va desde mi espalda hasta mis piernas paralizándome. ¿Que sucede conmigo?

Todo es un caso, todo en mi es un maldito caos. Lo demás sucede en cuestión de segundos, me puso como escudo dejando mi espalda chocar con su pecho y mi mirada llena de lágrimas se encontró con Antoni quien no dejaba de apuntar hacia ese maldito

—Dale saludos a mi hermano, perra.— susurró en mi oído, abrí mis ojos como platos cuando sentí un doloroso movimiento a un costado de mi vientre

Un quejido sumando a la afilada punta que traspasó capa por capa, desgarrándome por dentro, hizo que todo a nuestro alrededor, desapareciera. Y no fue solo aquella herida física, la mental hizo que me hundiera mucho más en aquel abismo donde yo decidí entrar solo por amar a un monstruo

Caí de rodillas y las sombras de aquel monstruo aún con el puñal en su mano hizo que cayera a un lado de aquella batalla que apenas empezaba. Sentí como mi corazón empezaba a detenerse y como el aire dejaba mis pulmones sin ser capaces de recibir más

No tuve fuerzas de moverme, pero sentía como mis mejillas eran mojadas por las lágrimas, los ojos empezaron a pesarme y los sentidos e incluso el miedo, empezaron a desaparecer. Al fin, después de todo, había empezado a ser libre.

Escuché su voz, tan lejana, mis recuerdos lo trajeron a mi, de alguna extraña forma, añoraba que lo último que mi mente y alma vieran, fueran a él. Vi sus ojos grisee tan profundos, su sonrisa tan maravillosa, su porte e incluso sus manos, lo vi todo de él porque no importó si él no me amaba, yo si, y lo hacía con una fuerza desmedida que traspasaba mis sentidos

Jamás quise que pasara, siempre me reprendí a mi misma por sentir, sin embargo, el logro cruzar cada barrera, logro traspasar mis miedos y mis límites, me hizo entender que ambos habíamos nacido para esto, yo para adorarlo y él para ser adorado.

Este es mi final, pues la oscuridad me llevo consigo.

PLACER Where stories live. Discover now