Capítulo 8

895 56 9
                                    

•Esposa por contrato•

Salgo corriendo de aquella horrible habitación hacia cualquier otro lugar. Mi corazón no deja de latir con fuerza y mis piernas siguen temblando, por la magnífica demostración de sus dedos, mientras la humedad de mis bragas me hace incómodo seguir corriendo.

Me cuerpo se tensa en cuanto escucho sus alaridos furiosos llamándome. Bajo las escaleras con rapidez mientras la oscuridad me abraza y se me es imposible poder ver hacia dónde voy con claridad

¿¡Que mierda acabo de hacer?!, ¡maldita sea!. Entro en lo que parece ser una habitación, me encierro en ella resguardándome y dejo caer mi cierro recostando mi espalda en la puerta de madera. Me muerdo el labio inferior con fuerza y me obligó a no perder, a seguir perdiendo, la cabeza por ese monstruo sexy que aun siento su ágil lengua pasar por mi humedad mandando espasmos por todo mi sistema nervioso.

¡Dios mío!, y es que, lo hace, mejor dicho lo hizo de maravilla, como si fuese un verdadero experto en ello. Tanta agilidad no puede tener menos que un jodido diez en su calificación.

Siempre tengo que ser tan directa.

—¡Joder, Cora!- ¿alguien puede negarse a él?, mis pupilas no paran de deleitarse con todo su espléndido cuerpo tan bien trabajando con un excelente trozo de carne bien erecto, grande y pidiendo a gritos por ser liberado. ¡Es una tortura!

Pongo mis rodillas a la altura de mi pecho hundiendo mi cabeza en ellas y suelto una risilla nerviosa por toda esta situación absurda. ¿Qué demonios haré ahora?, se suponía que era la condición de oro, se suponía que era un no al sexo y ahora, ¡acaba de darme el mejor oral de mi vida!, bueno, no es que me hayan dando mucho, una vez lo intente y la verdad es que, no se sentía nada, digo, era una extraña sensación, pero no era tan exquisita y caliente cómo está. ¡Joder!, estoy perdiendo en mi propio juego y lo peor es que ya lo sabía, sabía que esto sucedería en el instante en que las líneas se pasaran.

Respiro hondo y me obligó a calmarme. Solo tengo que actuar como si nada y todo estará bien. No es tan difícil. Siempre he sabido cómo manejar mis emociones y muchas más en aparentar lo que realmente siento. No es algo nuevo para mi.

Me incorporó y voy hasta la pequeña lámpara para dejarme un poco más de luz. En seguida me percato de la cama bien acomodada y el baño a su lado izquierdo. Entro en el la ducha y me doy una relajante y muy largo baño aún sintiendo ese calor en mi parte baja quemando cada centímetro de mi piel.

En cuánto salgo de la ducha, observo la hora en el pequeña mensa junto a la cama y ahogo una exclamación en cuanto veo que ya amaneció. Son las seis de la mañana y no sé en qué momento pasó tanto tiempo. Seguramente Nicholas debe estar buscándome como un loco por toda la mansión, pero obviamente, no volveré a la de él.

Me pongo el mismo vestido y suelto mi cabello húmedo mientras mis manos tiemblan del jodido miedo de estar de nuevo frente a él. Irremediablemente se que tendremos que vernos de nuevo, pero me prometí a mi misma, en aquella ducha reflexiva que mi condición sigue siendo la misma y que está vez, tendré que aprender a dominar mis sentimientos.

Salgo de la habitación y voy directo a la cocina. Muero de hambre ya que desde anoche que la linda ama de llaves, Mari, me llevo de cenar no he probado bocado.

Me detengo a mitad de camino cuando lo veo de espaldas mientras habla por su móvil con el ceño hundido y los hombros tensó. Me doy el lujo de detallarlo y me deleito con semejante vista, esta perfectamente vestido con un traje negro, su muñeca decorada con un reloj negro mientras está se acomoda en su bolsillo y su exquisito aroma varonil me inunda aún estando a metros de distancia.

PLACER Where stories live. Discover now