Capituló 57

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•Las dos caras de la moneda•

Entre abro mis ojos al sentir un fuerte dolor en la cabeza, se siente como una migraña pero mucho más severa y sobre todo, mucho más insoportable. La luz me molesta y tengo la garganta reseca haciendo que trague con dificultad

Sin embargo, en cuanto abro mis ojos, quedo literalmente sin aliento. ¿Peor que carajos....

Me arrastro hasta llegar a los pequeños barrotes sin entender que mierda pasa. Intento abrir la pequeña puerta pero está, se encuentra sellada. Mi corazón empieza a latir con mucha fuerza y la poca cordura que tengo, se esfuma dejándole el pase libre a miedo.

—Despertaste— reconozco esa voz. La busco como loca sin entender y mi cuerpo tiembla de horror. Un hombre aparece en mi campo de visión al mismo tiempo que....

No.

No es cierto.

—¿Te gusta mi sorpresa?— susurra y llega hasta a mi. Se sienta sobre sus talones y pone su mano sobre la mía mientras yo estoy estática

Lágrimas dejan mis ojos sin poder evitarlo y mi corazón queda hecho pedazos al ver la crueldad de su mirada. No me la creo, esto... esto no es cierto.

—Tranquila, tienes el resto de tu vida para asimilarlo.— se burla pero no hay ni una pizca de diversión en su voz. Ya no es él, no es el que conozco.

—Marco....

Apenas se escucha mi voz y mi corazón termina de romperse en pedazos cuando él sonríe con perversidad. El hombre aún desconocido para mi me observa a lo lejos y me percato de la pequeña venda en su pierna. No me jodas, es el mismo hombre que seducía y luego apuñale en el hotel.

—Si, Marco. Tu adorado primo.

No es cierto, él no puede hacerme esto.

—Tienes muchas dudas, lo sabemos— habla el otro hombre con un asentó distinto bastante marcado. — Sin embargo, no tenemos tiempo para esto, ¿verdad cielo?

Abro mis ojos como platos y no puedo procesar tanta información junta. Marco se acerca al otro hombre y ambos se funden en un apasionado beso que me deja sin aliento. Trago saliva con dificultad y retrocedo hasta que mi espalda choca con las rejas

—Ah si claro. Te presento, él es Remi, mi esposo y mi amor, ella es Cora, la madre de nuestro hijo....

Y vuelve a besarlo sin dejar que yo pueda parar de llorar o decir algo. ¡Madre mía!, esto es una pesadilla, si, tiene que ser una maldita pesadilla. ¿Hijo?, ¿madre?, ¿esposo?, ¿pero qué demonios sucede?

No puedo Dios mío, juro que mi mente no puede con tanto. Ambos ríen y tomados de la mano se acercan hasta llegar frente a mi.

—La jaula es solo por precaución, te conozco bien, eres una tanto escurridiza— se burla con sorna— Y sobre tu vida, estarás bien hasta que nuestro hijo nazca, entonces voy a matarte.

Mi corazón se rompe y mis manos van hasta mi vientre confirmando sus palabras. ¿Estoy embarazada?. No, ¿si?.

Una pizca de alegro, miedo, incertidumbre y horror me inundan mientras los recuerdos llegan. Hace un par de semanas tenía la leve sospecha de esto, fui incluso al hospital junto con Sophia para verificarlo pero.... se suponía que nos estábamos protegiendo.

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