Capituló 56

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•Planes caóticos•

Respiro hondo a comando la máscara para ajustarla a mi rostro, bajo las escaleras mientras me deshago del gabán y uno de los meseros se lo lleva. En cuánto estoy dentro del burdel disfrazado de restaurante, un guarda me defiende y le ofrezco la credencial que me da el paso directo hacia la zona donde las bailarinas y putas se encuentran

—Un minuto, no pierdas tiempo— Masculla a través del micro que tengo puesto en mi oído. Joder, quisiera arrancarle la cabeza por ser un idiota.— Habitación 506, no parece tener mucha seguridad.

Camino con seguridad hacia las salas, mis tacones mueven mis caderas mientras levanto la cabeza siendo consiente de que algunas miradas, Pat amo decir que todas, se ponen hacia mi. Mi corazón late con mucha fuerza de tan solo pensar que Nicholas está por aquí. Aunque deseo verlo con todas las fuerzas de mi ser, este no es el lugar y mucho menos el momento para ello. Lo único que lograría es despertar al monstruo.

Entro en la habitación con el número en la entrada y un hombre con traje y anteojos negros. Me observa de arriba a abajo con perversidad y sonríe haciendo que tenga que tomar todo mi auto control para mi mandarle un puñetazo

Doy un paso cuando él abre la cortina y miro detenidamente el lugar. Hay alguno villares y algunos hombres jugando bonete y demás. Huele a cigarro y a alcohol, además de fragancias varoniles

—Déjame verte— una voz ronca y severa me hace poner la vista fija en un sillón alejado. La poca luz me hace observar con dificultad, pero a poco puedo ver que es un hombre bastante atractivo

Está cruzado de piernas con su mirada fija en la mía. Las demás chicas llegan un segundo después animando el lugar mientras las luces se apagan y las dejan enfocadas en la pequeña tarima con un tubo de metal en la mitad. Vuelvo mi vista al hombre que no ha dejado de mirarme mientras bebe una copa con despreocupación

—Déjame verte bien.

Camino hacia él moviendo mis caderas y clavo mi mirada en la suya. Empiezo a contar los segundos en mi mente y mis sentidos intenta encontrar a mi objetivo: Carlo.

Un minuto es suficiente.

Llegó hasta quedar frente a él, noto que sus ojos son claros y que la comisura de su labios se levanta con sutileza. Sus ojos bajan por mi cuerpo devorándolo con la mirada y un escalofrío lleno de miedo me llena las entrañas.

Respiro hondo y me concentro en el plan. Me giro dejándome mi trasero en su vista y muevo mis caderas con lentitud. Mi mirada busca entre la oscuridad a Carlo, sin embargo, nada, no hay rastro de él y la poca luz me hace imposible ver

Muevo mis manos acariciando mis piernas, no hay música pero siento como si mi cuerpo se moviera por instinto. Mi cuerpo se libera en milésimas de segundos, en los que me veo jugando con el elástico de mis bragas

Siento las manos del hombre donde mi cintura haciéndome girar, me obligó a sonreír mientras él palmotea su pierna para que tome asiento en ella. Niego con la cabeza y sonrió con sensualidad, pasó mi pierna por en medio de las suyas hasta llegar a su bulto notable y presiono un poco

—Joder, nena— escuchó a Sophia y vuelvo a la realidad— No tengo ni pura idea de porque el maldito de Carlo no está.

El hombre empezó a tocar mi pierna hasta llegar a mi muslo. Sonrió un y pongo mi mano sobre la suya cuando siento que tocará mi cuchillo. Él sonríe y baja sus manos, aprovecho su movimiento para sacar el mío y lo dejo a escasos de su garganta haciendo que se tense

—Que desagradable—susurró asintiendo una necesidad enorme de lavar donde me tocó. No quiero que me toque nadie más que Nick. Joder.

—Cora, sal de ahí— informa Leonard

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