Capítulo 43

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•Miedo....•

Nicholas.

Con la mirada fija en el horizonte me di cuenta de que llevaba horas sin decir nada, o si quiera en pensar en alguna cosa, como si mi mente y cuerpo estuvieran en un punto muerto.

Mis pensamientos parecían estar en una guerra interna, en alguna cosa desafiante que me advertía que en cualquier segundo explotarían para llevarse todo a su paso. Incluso, ella, su nombre se repetía en mi mente una y otra, y otra vez, tal vez por eso, mi mente decidió simplemente, apagarse

En cierto punto aquello me hizo sentir culpable. Estaba preocupado por Cora, me sentía abrumado con la idea de tenerla lejos y sin embargo, no quería pensarla, no quería que ella invadiera mi mente, no cuando no tengo nada para salvarla.

—Nick— susurró mi madre tras de mi. Alcance mi cigarrillo y lo lleve a mi boca en espera a que ella se marchara para seguir torturándome con la espera eterna

Pero no lo hizo, sentí su aroma mucho más cerca, sus tacones hicieron eco y su mano tocó mi hombro apretándolo sutilmente. Escuché incluso cómo soltó el aire que contenía preparándose para hablar

—No podrás pelear si no descansas.

Lo sé. Pero dormir no es una opción, tampoco lo he conseguido aunque me lo halla impuesto, no podía cerrar los ojos sin verla, sin tenerla a ella clavada en cada maldito sueño, en cada puto segundo que mis párpados caen, ella y nada más que ella lograban entrar en mi mente.

Mire a mi madre de reojo cuando lo vi tomar asiento a mi lado observando la ventana. Extendió su mano y tomó mi cigarrillo llevándose a la boca, guardamos silencio mientras veíamos como las aves libres sobrevolaban la isla, como el sol empezaba a ocultarse indicando que la noche llegaría y como el tiempo pasaba sin tener noticas de Cora

Sin embargo, en medio del silencio pude comprender una cosa: ahora entendía el porqué de mi padre, el porque se postró no solo literalmente, también emocional, sentimental e incluso, como le dio su alma entera a mi madre. Era simple en realidad, pues de eso se trata el amor. Mi padre amaba a mi madre a tal grado que no le importa ser vulnerable con ella, aunque sea un dragón con todos los demás, incluyéndonos.

¿Por que no podía ser como él?, ¿por que no entregarme como ya lo habían hecho Alex y Max?, se veían felices en sus mundos, con sus mujeres e hijos, ¿por que no hacerlo yo también?. Siempre me consideré inmune a los encantos de una mujer, siempre pensé y confié en mis habilidades para huir y escabullirme del amor, pero lo cierto es que, Cora marcó un antes y un después en mi vida

¿Podría ser vulnerable con ella?, no tengo ni idea de cómo hacerlo, jamás he amado a nadie más que a mi mismo, sin embargo, lo haría, haría lo que fuera solo para que no se marche jamás. La amaría aunque yo no sepa hacerlo.

—Debí ser más inteligente— confesé rompiendo el silencio aun con mi vista en frente.— No tengo miedo a morir, la verdad, estoy muy abierto a que eso suceda en cualquier momento. Pero la muerte es despiadada, madre. Nunca tuve miedo hasta que vi a Cora siendo arrastrada por ella.

El único culpable de haber permitido que se la llevaran soy yo. Es mi culpa por no haberla protegido, es mi culpa haberme precipitado, es mi culpa, mía y nada mas que mía que ella posiblemente muera en manos de los Cavall.

—Nadie imagino que era una emboscada, Nick.

—Tu si. Tú lo dedujiste desde el segundo uno y lo curioso, es que yo también.— me gire encarándola— Los arrastre a todos a cometer errores dignos de un principiante.

Ella soltó un suspiro, contemplo la vista dándome la razón y admitiendo que yo tenía que comprender el tamaño de estupideces que cometí y castigarme por ellos. Lo merecía.

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