Capítulo 28

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Pido perdón de una vez 

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Cuando crees que tu vida está en un punto estable, que por fin tienes todo para poder ser feliz con lo que lograste obtener y en una de esas razones es el amor de tu vida, la persona la cual compartiste valiosos momentos desde tu adolescencia, la cual te demostro que te amaba estando a tu lado aun cuando el mundo estaba en tú contra; él único que luchó a tú lado y que compartían momentos tan íntimos así como que cuido a una persona especial con tanta devoción que le dio su apellido e incluso protegió hasta el último momento. 

Sabía que en ocasiones las emociones podían ser tan hermosas; ya en su caso compartió su enamoramiento con esa persona, la felicidad cada vez que estaba a su lado, cada que vez él sonreía hacia que su corazón se derritiera ya que ese momento tan intimó lo compartía con el, cada vez que sentia miedo, preocupación el estaba ahí, era tan feliz pero así como hubo felicidad empezó a ver rechazó, todo fue tan rápido que no se dio cuenta que tan bajo cayó, sólo quería que todo fuera como antes, antes siempre estaban juntos pero después era rara la vez que se veían, donde antes habían caricias con amor en su momento sólo era algo carnal y brusco, pero nunca dijo nada, ya que sólo quería estar a su lado al menos un momento, cuando escuchó los rumores de que la persona la cual amaba con toda su vida y que daría su vida, estaba con otra persona la cual el había ayudado en todo el momento, sintio como su mundo se derrumbaba, su pecho le dolía tan horrible que apenas podía respirar, no creía los rumores ya que el amor de su vida nunca haría eso, el mismo se lo había dicho miles de veces en el pasado, pero aun así le comentaria ya que crear rumores falsos iba en contra de las reglas, pero esa noche no llegaba, en su desesperación decidió salir a buscarlo, que tal si le hubiera pasado algo.

En en ese momento fue la peor idea que pudo tener en ese momento, ya que vio con sus propios ojos como el amor de su vida estaba con la persona que había ayudado y protegido de los ancianos, veía como se besaban sin ningún pudor, si hubiera sido otra persona a lo mejor hubiera pensado que era tan romántico, una pareja compartiendo un hermoso momento bajo la luz de la luna en un hermoso lugar cubierto de blanco por la nieve, mientras se abrazaban. Eso hubiera pensado, pero el no podia, sólo sentia ese dolor tan horrible que ya quería que parara, no lo dejaba respirar y ya no sabia que pensar, actuar o que decir, eso hizo que le faltara el aire provocando que las otras personas se dieran cuanta el que el estaba ahí, tirado en la nieve tratando de respirar sin éxito alguno. 

Sólo escucho un :

"Regresa a tu cuarto Mei, yo me encargare de esto"  

Unos pasos alejándose se escuchaba pero en eso pudo ver unas botas blancas junto una túnica blanca, sabía bien quien era, al igual que ese peculiar aroma a sándalo, tenía la esperanza que todo hubiera sido un sueño o producto de su imaginación, que lo que había visto no hubiera sido verdad, pero para su desgracia los hubiera no existen, sólo sintió como alguien lo levantaba con fuerza del brazo mientras lo jalaba obligándolo a caminar, se sentia tan impotente de que no le saliera ninguna palabra, tan débil y usado, que no se dio cuenta que le había gritado a esa persona la cual hasta ese momento era el amor de su vida.

"¿Por qué lo hiciste, qué es lo que pasa por tu mente para que me hicieras esto?...¿No soy suficiente?"

Las lagrimas eran tan traicioneras que no se dio cuenta que prácticamente ya estaba llorando como un niño indefenso, la impotencia era evidente y los discípulos que estaban de guardia llegaron a la zona por el grito, viendo como la persona que siempre los hacía reír y cuidaba como un padre lloraba desconsoladamente mientras un Hanguanjun estaba de pie sin hacer nada. 

El dolor de tu traiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora