23.- Ángel caído

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Obito bufó con frustración—No te entiendo Naruto, quiero que me respondas con sinceridad, ¿tú realmente crees que vale la pena sacrificar tu eternidad por un demonio?

—Si, si lo vale, y yo tampoco te entiendo, ¿por qué te esfuerzas tanto en hacerme sufrir? Yo aun no comprendo mucho de esto del cielo y el infierno, pero, perdí a mis padres, mis amigos se alejaron y he estado rodeado de todo tipo de accidentes extraños, ¿acaso no he sufrido suficiente ya? ¿Por qué ahora también me quieres quitar a la única persona que me hace feliz?

—No te confundas Naruto, lo que tienes ahí no es una persona, es un demonio, y si se porta de esa forma contigo es solo por tu alma, no porque realmente le importes. Además, un poco de sufrimiento es necesario si quieres ascender al reino de los cielos —explicó Obito caminando hacia Naruto.

—¿Por qué? —preguntó el rubio.

—Porque si a pesar de todas las pequeñas pruebas que atravieses logras mantenerte firme, demuestras que vale la pena salvar un alma pura como la tuya, no necesitas cuestionarlo, solo aceptarlo.

—Pues no me importa ensuciar mi alma, si al llegar al cielo me convertiré en alguien como tú y haré sufrir a alguien más así como lo haces conmigo, prefiero no hacerlo —soltó con molestía el rubio.

—¿Y si sigues con el demonio crees que será diferente? Solo te espera un destino lleno de sufrimiento y dolor, cada día será un tormento hasta el fin de los tiempos —hablaba Obito mientras estiraba la mano hacia Naruto. —Esta es tu última oportunidad de abandonar el pecado y volver al camino del bien.

—Ya te dije que no —contestó Naruto en tono firme.

—Bien, te doy dos oportunidades más. Solo deja que concluya el exorcismo, verás que todo regresara a la normalidad.

—¿A la normalidad? ¿Te refieres a cuando era infeliz?—reclamó Naruto molestó—. No me importa si Kakashi es un demonio, ha sido el primero que se preocupó por mí de manera genuina, no lo pienso perder, y si eso me condena a una eternidad de sufrimiento está bien, al menos voy a vivir feliz con Kakashi antes de que ese destino llegue.

—¡¿Por qué?! ¡¿Por qué?! —repetía Obito con una expresión confundida. —Realmente no lo entiendo, tú alma debería estar entregada al señor, entonces ¡¿por qué?! —llevó sus manos a su cabeza para despeinarse de frustración. —Señor, ayúdame a entender porqué es así, ayúdame a hacerlo cambiar de opinión.

Obito comenzó a caminar dando vueltas mientras apretaba su cabeza, Naruto lo aprovechó para una vez más tomar al demonio y comenzar a alejarse.

—¿Señor, puedes escucharme? ¿Por qué Naruto actúa así? —preguntó Obito levantando la mirada al cielo. —¿Señor? ¡Maldición! ¡Solo quiero una respuesta! —dijo frustado mientras apretaba los puños.

Comenzó a ver a su alrededor en espera de una señal o algo que le diera a entender que Dios lo estaba escuchando, pero nada, estaba confundido, enojado, triste, frustrado, era un torbellino de emociones que lo abrumaba sin piedad.

A lo lejos divisó una enorme cruz, esa era la señal, de seguro ahí obtendría respuestas, así que no dudó en volar hacia aquel lugar, y al llegar se colocó frente al altar principal, rodeado de múltiples figuras de Cristo y otros santos cuyas miradas parecían estar sobre él.

—Escucha padre, yo nunca he dudado de ti, pero ahora estoy confundido, no entiendo en qué fallé... no entiendo porque no logró convencer a Naruto de elegir el camino de la salvación... Se que de seguro estarás ocupado pero, solo te pido una señal, por más pequeña que sea, solo... Demuestrame que hago lo correcto, muéstrame el camino, dime algo, ¡por favor! —la voz de Obito se escuchaba más desesperada con cada palabra que decía. —¡Por favor!, ¡por favor! —decía juntando sus manos en forma de súplica. —Tengo toda mi fe puesta en ti, solo quiero una respuesta.

Mi alma, mi decisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora