5.-Expediente perdido

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— ¡¿Cómo que no está?! —exclamó Kakashi golpeando el mostrador.

—Ya revise en todos lados y no aparece —respondió Yamato mientras seguía buscando.

—Pero si aquí lo tenías el otro día que vine—señaló Kakashi.

—Sí, y estoy seguro de que lo acomode en su lugar, pero él imbécil de Nagato debió moverlo —Yamato despeinaba su cabello con nervios.

Kakashi soltó un suspiro para calmarse—Bien, no pasa nada. Regreso mañana, golpea a Nagato o haz lo que sea necesario para que ese expediente aparezca.

Yamato asintió—Yo me encargó de eso.

—Y ya que estarás buscando, hay otra alma de la que quiero saber algo.

— ¿Quién? —Yamato arqueo una ceja curioso, Kakashi era un demonio muy centrado, rara vez se interesaba en humanos con los que no tuviera relación.

—Solo sé que se llama Sai, pero es un fantasma—contestó Kakashi, también sentía curiosidad por ese ente miedoso.

—Mmm no me suena, pero lo buscaré —le dijo Yamato.

—Gracias, nos vemos mañana —Kakashi tomo su bote de helado y fue hacia la salida del edificio. En todos sus años como demonio -que no eran muchos realmente-, era la primera vez que se perdía un expediente de un contratista, aunque era demasiado pronto para asumir que estaba perdido, debía aparecer.

Fue a "su hogar"; claramente el infierno donde los demonios poseyeran de comodidades, al menos los de rango bajo como él no. Su casa no era muy diferente a la de Naruto, solo que tenía menos comodidades, aunque tampoco es que necesitará más que una cama para descansar. Al menos era mejor que ser un incubo, él tenía una cama, los íncubos no, eran lo más bajo de lo bajo en el infierno, incluso más bajo que los demonios administrativos de un cuerno como lo era Yamato; por eso le molestaba tanto que lo confundieran con uno.

Se sentó en la cama para abrir el bote de helado y darse cuenta que este no se veía cremoso como el de los chicos que lo comían en la universidad, era una especie de líquido espeso, Naruto debió haberse equivocado.

Puso el helado a un lado para recostarse, ese definitivamente debía ser uno de sus peores días de demonio, nada le había salido bien.

Pensaba que conseguirle su amigo a Naruto sería fácil, pero ahora sabía que toda la escuela por alguna razón evitaba al rubio. Aunque bueno, no es como que las cosas debieran ser fáciles, al final estaba en el infierno siendo condenado por uno o múltiples pecados, aunque si Naruto hubiera pedido algo más simple como tener mucho dinero o ser famoso ya hubiera terminado, al menos en eso ya tenía experiencia con otros contratistas.

Debía pensar en un nuevo plan, pero para eso primero tenía que saber porque nadie le hablaba a Naruto; En la universidad nadie le quiso decir, Obito se negó a ayudarle –y tampoco es que quisiera mucho su ayuda-, el expediente de Naruto perdido era su única esperanza, o simplemente podría preguntarle directamente al rubio, si eso haría al día siguiente.

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Mi alma, mi decisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora