Ari
La noche estaba avanzando de maravilla. Mis amigas y yo ya íbamos un poco bebidas, pero lo suficiente como para pasárnoslo bien. La música sonaba con fuerza, y la pista de baile era un torbellino de luces y energía. Me fijé en cómo bailaban Zoe y Fermín, riendo y moviéndose al ritmo, y me convencía a mí misma de que le preguntaría a Zoe sobre su nuevo ligue por la mañana; me moría de curiosidad.
Mientras tanto, estaba bailando con Chloe, disfrutando del momento cuando alguien me tocó el hombro. Me giré para mirar a un chico bastante alto y para nada feo que me sonreía. No lo conocía de nada, pero había algo en su sonrisa que me hizo devolverle la sonrisa con un poco de picardía.
El chico desconocido me hizo un gesto con la mano, indicándome que me acercara para decirme algo al oído. Sin pensarlo demasiado, obedecí, sintiendo la emoción de la noche y la música que vibraba a mi alrededor.
—¿Te gustaría bailar conmigo? —preguntó, acercándose un poco más, su aliento cálido contra mi oído.
—Claro, ¡vamos! —respondí, dejándome llevar por la energía del momento. Me tomó de la mano y me llevó a un espacio más abierto de la pista, donde las luces parpadeaban en una mezcla de colores vibrantes.
Empezamos a movernos juntos, su ritmo era enérgico y divertido. Mientras bailábamos, intercambiamos risas y comentarios, la química entre nosotros crecía con cada paso. Él se presentó como Alex, un chico que estaba en la ciudad de vacaciones con unos amigos. Me gustó su actitud despreocupada y cómo no tenía miedo de divertirse.
—Entonces, ¿Qué te trae a esta fiesta? —me preguntó, girando en un movimiento que me hizo reír.
—Mis amigas y yo estábamos buscando una noche de diversión, y parece que lo hemos encontrado —respondí, sintiendo que la música nos envolvía.
—Definitivamente. Este lugar es genial —dijo, moviéndose al ritmo de la música, y yo no pude evitar sonreír al notar cómo disfrutaba el momento.
De repente, mientras estábamos en medio de nuestro baile, sentí una presencia familiar a mi alrededor. Miré hacia el lado y allí estaba Pedro, observándonos desde la distancia. Su mirada era intensa, y aunque había una multitud, fue como si todo se detuviera por un instante. Su expresión era difícil de leer; parecía una mezcla de sorpresa y algo más que no podía identificar.
Una ola de incomodidad me invadió, pero rápidamente la reemplacé con confianza. ¡Estaba aquí para disfrutar! Y aunque parte de mí deseaba que Pedro estuviera más presente, en ese momento solo quería dejarme llevar.
Volví a concentrarme en Alex, que me sonreía, aparentemente ajeno a la situación. Comenzamos a bailar más cerca, moviéndonos al ritmo de la música, y pude sentir la adrenalina corriendo por mis venas. La noche había tomado un giro inesperado y emocionante.
—Oye, ¿quieres salir un rato? —me preguntó Alex, acercándose un poco más.
La pregunta me tomó por sorpresa. Miré a mis amigas que estaban en la pista, disfrutando de la fiesta, y luego miré de nuevo a Pedro, que seguía allí, inmóvil. ¿Qué haría? La idea de salir con Alex era tentadora, pero también había algo en la mirada de Pedro que me hizo dudar.
—Claro, suena bien —respondí, intentando parecer segura.
—Vamos—me sonrió tomando mi mano y guiándome hacia la salida
Me dejé llevar por su guía y en nada ya habíamos salido de la fiesta. Cuando la puerta se cerró tras de mi, Alex me encerró contra la pared haciéndome reír.
—¿Qué haces?—le pregunté riendo
—Lo que llevo toda la noche queriendo hacer—me respondió antes de inclinarse a besarme
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Siempre fuiste tú - Pedri González
Lãng mạn-Ahora lo tengo claro - ¿El qué? - Siempre fuiste tu Ariadna Castillo siempre ha sentido que su vida está marcada por la sombra de Pedri González, el joven prodigio del fútbol del FC Barcelona. Criados en Tenerife, donde sus padres son los mejores a...