Ari
Había pasado un mes desde que volví a Tenerife. Un mes de noches interminables, de largas caminatas en la playa, de llorar hasta quedarme dormida, y de despertarme con esa sensación constante de vacío. Un mes sin ver a Pedro, sin escuchar su voz, sin cruzar siquiera un mensaje de esos que solían recordarnos cuánto nos necesitábamos.
Cada día me levantaba con un esfuerzo inmenso, intentando proyectar una fuerza que no sentía. Intentando convencerme de que era lo mejor, de que alejarme de él había sido necesario para sanar. Pero por dentro, sentía que una parte de mí se había quedado en Barcelona, atrapada en el recuerdo de aquella última noche en la fiesta y de la discusión que destrozó todo.
Cuando mis padres vinieron a buscarme al aeropuerto, supe que sabían que algo no iba bien. No dije mucho. Les di una versión vaga de los hechos, solo admitiendo que "habíamos roto". Pero la preocupación en sus ojos me decía que no estaban convencidos.
Mi madre intentó abordar el tema varias veces durante las primeras semanas, con preguntas indirectas, buscando alguna explicación que le diera algo de claridad. Pero cada vez, con un nudo en la garganta, le respondía con evasivas, y ella, al final, solo suspiraba, acariciándome el cabello con la paciencia de quien espera que el tiempo cure lo que las palabras no pueden.
Las noches eran las peores. Recuerdo esa primera noche, cuando me tumbé en mi vieja cama y todo el peso de la decisión me cayó encima. Al cerrar los ojos, los recuerdos de Barcelona se filtraban en mi mente como una película que no podía detener.
Me acordé de los pequeños momentos, de cómo él me miraba cuando pensaba que yo no lo veía, de nuestras charlas sin fin en el sofá, de sus bromas y de esas noches en que parecía que el mundo entero desaparecía y solo estábamos él y yo.
Cada noche, por lo menos durante esa primera semana, lloraba hasta quedarme dormida, reviviendo la discusión en mi cabeza, preguntándome si había hecho bien en irme, en no permitirle más explicaciones. La verdad era que no sabía qué más podría decirme.
Había visto cómo se comportaba aquella noche, cómo Claudia se aseguraba de recordarme lo poco que yo encajaba en su vida. Y luego, ver cómo él sonreía en aquella foto con aquella modelo... Ese fue el punto final. Todo aquello me había hecho sentir invisible, y nada que él hubiera dicho esa noche cambiaría cómo me sentí al verlo a su lado.
La única persona con quien pude hablar de verdad fue Fer. Cuando vino a verme un par de días después de que yo regresara, me miró como si supiera de inmediato que algo en mí estaba roto. Me dio un abrazo que duró más de lo necesario, y luego, sentados en la terraza, dejé que las palabras fluyeran sin freno.
Con él, no tuve que contener las lágrimas ni disfrazar la verdad. Le conté todo: la cena, Claudia, los comentarios, la rabia y el dolor que me hicieron salir de allí, y cómo, finalmente, todo acabó explotando en esa discusión con Pedro.
—¿Tú crees que fui injusta, Fer? —le pregunté, buscando en su rostro alguna señal de que había hecho bien, de que no me había equivocado.
Fer suspiró, pensando antes de responder, como siempre hacía cuando se trataba de temas importantes.
—Ari, es difícil juzgar desde afuera. Creo que si tú te sentiste así, si sentiste que no eras lo suficiente en su vida, había una razón. A veces nos aferramos a algo que nos hace daño solo por no enfrentar lo difícil que es dejarlo. Quizá fue una señal para que tú también encuentres lo que realmente quieres. Pero, al mismo tiempo... sé que él también te quería. Las cosas no son blanco o negro, ya sabes, y yo siempre he sabido que estabais hechos uno para el otro
Aquella conversación me calmó, aunque no eliminó la pena que sentía. Fer había sido mi refugio en esos días, llenando mis tardes con paseos y distracciones, tratando de ocupar mi mente con cualquier cosa que no fuera Pedro.
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Siempre fuiste tú - Pedri González
Romance-Ahora lo tengo claro - ¿El qué? - Siempre fuiste tu Ariadna Castillo siempre ha sentido que su vida está marcada por la sombra de Pedri González, el joven prodigio del fútbol del FC Barcelona. Criados en Tenerife, donde sus padres son los mejores a...