Capítulo 38 - Feliz

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Abrí los ojos al sentir como alguien dejaba un beso en mi frente con cuidado y sonreí sin poder evitarlo. Pedro estaba sonriéndome de pie al lado de la cama y ya cambiado para el entreno.

— Lista para la vuelta al trabajo? — me preguntó sentándose a mi lado

— No estoy tan segura - le confesé 

Sinceramente me ponía un poco nerviosa volver al trabajo después de la pausa, pero me moría de ganas de volver a verlos a todos.

— Ya sabes que va a ir todo bien, rubia

— Lo sé, pero siento que han pasado tantas cosas en tan poco tiempo... —suspiré, acomodándome en la cama mientras Pedro me miraba con ternura—. Es como si todo hubiera cambiado, y a la vez, siento que nada ha cambiado.

Pedro me tomó la mano, entrelazando nuestros dedos como solía hacer para darme seguridad.

— Es normal sentirte así —me dijo—. Pero los cambios son buenos, Ari. Y además, vuelves a hacer lo que te gusta, con la gente que quieres.

Le sonreí, sintiéndome un poco más tranquila.

— Tienes razón. Extrañaba esas rutinas, y aunque me pone algo nerviosa, estoy emocionada de volver. —Lo miré, divertida—. También tenía algo de ganas de ver si aún sabes despedirte sin hacerme un drama.

Pedro soltó una risa suave y se inclinó, dejando un último beso en mi frente.

— Creo que ambos sabemos que me costará un poco menos que a ti —me susurró, provocando que le diera un suave golpe en el brazo, divertida.

— Claro, claro —respondí con una sonrisa irónica—. Anda, ve a entrenar, y luego hablamos sobre quién es el más nostálgico.

Pedro se puso de pie y, antes de salir de la habitación, me lanzó una última mirada llena de complicidad.

— Nos vemos luego, rubia. Y recuerda, hoy empiezas una nueva etapa —dijo, dándome una sonrisa tranquilizadora antes de salir.

Salió tras darme un ultimo beso y yo empecé a prepararme para el día, y en media hora ya estaba subida a mi coche y a punto de llegar al entreno de los chicos.

Aparqué y entré y al llegar a mi despacho casi me caigo de culo. Me llevé las manos a la boca a punto de llorar.

— ¡Sorpresa! — me gritaron

Estaban todos, Gavi, Ferran, Fermín, Balde, Lamine, Zoe, Chloe, Tánia, y obviamente, mi chico favorito del mundo, Pedro. Mis chicas vinieron corriendo a abrazarme llenándome a besos.

— ¡Ari, te hemos echado muchísimo de menos! — me dijo Chloe

— Esto no ha sido lo mismo sin ti— coincidió Tánia

— No te vuelvas a ir nunca — me amenazó Zoe

Sentí que se mojaban mis mejillas con lágrimas de felicidad, y las estruje aun más fuerte.

— Yo si que os he echado de menos chicas

— Bueno, bueno, distancia por favor, dejádnosla a nosotros también — se quejó Gavi

— ¡Pablito! — dije lanzándome a sus brazos

— Sabía que acabarías volviendo enana, ya te dije que tu casa estaba aquí — dijo dándome un beso en la frente

— Y tenías razón, como siempre, Pablito —dije con una sonrisa mientras él me abrazaba aún más fuerte.

Después, Ferran y Fermín no tardaron en unirse, rodeándome con abrazos y dándome la bienvenida entre bromas y risas.

Siempre fuiste tú - Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora