Capítulo 2 - Barcelona

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Acababa de cerrar la última de mis maletas con gran esfuerzo, mientras mis padres me apuraban para que salieramos ya.

Antes de bajar las escaleras me giré para echarle un último vistazo a mi habitación, ahora vacía. Era mi primera vez lejos de casa y lejos de mi familia, iba a ser complicado, pero esperaba que mereciera la pena.

- ¡Ari, llegamos tarde! - me insistió mi padre

Bajé mis maletas como pude y nos apresuramos para meterlo todo dentro del coche, antes de poner rumbo hacía el aeropuerto.

Una vez en el coche, la atmósfera era una mezcla de emoción y nerviosismo. Mis padres hablaban de los planes que tenían para su próxima visita a Barcelona, pero yo solo podía pensar en lo que me esperaba en la nueva ciudad. 

—Ari, cariño, ¿estás lista para este nuevo reto? —preguntó mi madre

Asentí, aunque en el fondo sabía que la incertidumbre y el nerviosismo me consumían.

—Sí, claro. Solo... un poco nerviosa —confesé, mirando hacia el paisaje que pasaba rápido.

—Es normal sentir eso —dijo mi padre, con voz calmada—. Pero piénsalo, es una gran oportunidad. Un trabajo en una empresa reconocida y una nueva ciudad. ¿No es emocionante?

—Sí, claro —respondí, tratando de sonar más entusiasta de lo que me sentía en ese momento—. Solo espero que me adapte rápido.

—Te vas a adaptar muy bien, ya lo verás. Y si no, ¡tienes a Pedro para que te ayude! —dijo mi madre con un guiño.

Al escuchar su nombre, mi estómago se revolvió un poco. 

—No pienso molestarle —respondí, un poco más firme de lo que pretendía—. Estoy segura de que estará muy ocupado

Mi padre soltó una risa suave, intentando aligerar el ambiente.

—Ah, pero si te topas con él, no estaría de más que lo consideres un aliado. Siempre puede ser útil tener un amigo en la ciudad.

Miré a mi padre, sin poder evitar rodar los ojos. A veces, mis padres no parecían entender lo complicado que podía ser para mí ver a Pedro como un "aliado". 

—¿Cuánto falta para llegar al aeropuerto? —pregunté, tratando de cambiar de tema y desviar la atención.

—No mucho, ya estamos casi allí —respondió mi madre, mirando el reloj—. Solo asegúrate de tener todo lo que necesitas a mano

Finalmente, llegamos al aeropuerto. El bullicio de viajeros y el sonido de las maletas rodando sobre el suelo resonaban en mis oídos. Me sentí un poco abrumada, pero también emocionada. 

Mientras me acercaba al área de facturación, la realidad de lo que estaba haciendo me golpeó con fuerza. Mis padres se acercaron a mí, y el ruido del aeropuerto pareció desvanecerse por un momento. 

—Ari, cariño, estamos muy orgullosos de ti —dijo mi madre, sus ojos brillando de emoción mientras me abrazaba. El abrazo era cálido y reconfortante, justo lo que necesitaba

—Gracias, mamá —respondí, sintiendo que mi voz se entrecortaba un poco. La despedida estaba más cerca de lo que había pensado, y la idea de dejar todo atrás comenzaba a pesarme en el pecho.

Mi padre se acercó y, me abrazo antes de mirarme con cariño.

—Recuerda que esto es solo el comienzo. Tienes todo lo que necesitas para triunfar. No dudes de ti misma —dijo, con esa confianza paternal que siempre me había alentado.

—Lo sé, papá. Pero... —mi voz se desvaneció por un momento mientras buscaba las palabras—. Es la primera vez que me voy lejos de casa. Me siento un poco... asustada.

Siempre fuiste tú - Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora