El sol de Los Ángeles brillaba con una intensidad sofocante cuando Betty y Catalina salieron del aeropuerto, las primeras impresiones fueron marcadas por el cálido abrazo de la ciudad. El aire, espeso y ardiente, las envolvió en una ola de calor agobiante. Cada ráfaga de aire parecía intensificar sus sentidos, mientras el cielo azul, despejado y vibrante, prometía ser un día con un clima espléndido.
Catalina, se veía radiante bajo el sol, portadora de una sonrisa contagiosa que reflejaba el entusiasmo por estar otra vez en esa ciudad que tanto la atraía. Sus ojos brillaban por la emoción de mostrarle a Betty cada rincón de Los Ángeles, desde los icónicos paisajes urbanos hasta los escondidos encantos locales que solo los residentes más apasionados conocían. Mientras avanzaban por el aeropuerto, la energía de las personas contrastaba profundamente con el ambiente tranquilo al que Betty estaba acostumbrada.
-¡Bienvenida a Los Ángeles! -exclamó Catalina mirando a Betty con entusiasmo- Estoy segura que va a adorar esta ciudad.
Betty asintió, mirando alrededor mientras caminaban hacia el taxi. La ciudad tenía una energía distinta, llena de colores vivos y un ritmo relajado, muy diferente al caos de Bogotá. Los edificios de vidrio y acero se alzaban ante ella, reflejando el azul del cielo y el sol que parecía nunca descansar. Aunque era una ciudad enorme, las personas parecían disfrutar de caminar bajo el sol, sin prisas por llegar a la oficina.
-Es mucho más... brillante de lo que imaginé -comentó Betty, intentando captar cada detalle de la vista.
-Sí, Los Ángeles tiene una forma de deslumbrar con su luz y su ritmo. Le prometo que se va a sorprender en cada esquina -dijo Catalina- Tenemos tanto que hacer y ver, pero primero, quiero que se relaje y disfrute.
El taxi avanzó lentamente por las calles, el tráfico de la ciudad creaba una sinfonía de bocinas y motores. Betty observaba los letreros en inglés y las personas caminando con atuendos veraniegos, sintiendo cómo la calidez del lugar empezaba a infiltrarse en su estado de ánimo.
-¿Y qué tenemos planeado para hoy? -preguntó Betty, curiosa.
Catalina giró hacia ella, con una mirada picara -Hoy solo quiero que se sumerja en la ciudad. Vamos a dar un paseo por la playa, almorzaremos en un sitio que me encanta y, si se anima, la llevaré a algunas tiendas para que busquemos ropa más acorde para este clima- propuso con entusiasmo, intentando contagiarle su buen humor.
Betty sonrió, sintiéndose ya un poco más relajada. Aunque estaba lejos de casa y su mente seguía enmarañada con los recuerdos, el entusiasmo de Catalina y la promesa de una nueva experiencia le daban una sensación de frescura que nunca antes había sentido.
-Suena perfecto. Creo que necesito un cambio-dijo Betty, mientras el taxi giraba en una calle que revelaba la costa frente al mar.
-Hoy empieza una nueva etapa, y estoy aquí para disfrutarla con usted.
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Al final de este viaje.
Fiksi PenggemarFuimos el amor perfecto en el tiempo equivocado. Historia basada en la novela "Yo soy Betty la fea" de Fernando Gaitán.