Desde la primera vez que se conocieron, Ryujin y Yeji han sido inseparables, pasando la mayor parte del tiempo juntas. Pero justo cuando todo parecía ir perfecto, sus vidas cambiarán cuando Ryujin se vea obligada a mudarse a otro país, donde se dará...
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Era lunes por la mañana, y Ryujin sentía un nudo de nervios en el estómago mientras caminaba hacia el gimnasio de la universidad.
Hoy era su primer entrenamiento oficial con el equipo de baloncesto, algo que había esperado con ansias durante semanas. No podía evitar sentirse emocionada, aunque también había una nube de preocupación que rondaba por su mente.
El tema de Yeji no la dejaba tranquila, y aunque intentaba concentrarse en lo que venía, el malestar persistía. Pero se sentía mal de no haber acudido al centro comercial con ella y Lia, de cancelar sus planes...
Suspiró y entró al gimnasio, siendo recibida por el sonido de balones rebotando en el suelo y zapatillas chirriando contra el parquet.
Mientras caminaba hacia el grupo que ya estaba calentando, sus ojos se encontraron con una figura familiar: Shuhua. Ella llevaba su cabello oscuro recogido, con una sonrisa juguetona que adornaba su lindo rostro. Estaba en medio de la cancha, hablando animadamente con algunas de sus compañeras de equipo.
—¿Shuhua? —preguntó insegura mientras se acercaba.
La taiwanesa volteó a verla, levantando la mano y saludándola con entusiasmo.
—¡Ryujin! —exclamó, acercándose a ella con pasos rápidos—. Entonces sí lo hiciste, ¿eh? Te uniste al club de básquetbol.
Ryujin sonrió, sintiéndose más relajada gracias a su presencia.
—Sí, y al parecer tú también —respondió, inclinando ligeramente la cabeza—¿Lo pensaste mucho?
—En realidad no, fue el único club que me interesaba —se encogió de hombros—. Me gusta mantenerme activa, y esto es perfecto. Oh, y hablando de actividad... ¿cómo está Chaeryeong? Últimamente no la he visto mucho.
El nombre de Lee le recordó a Ryujin lo que había pasado ese fin de semana. Aunque habían disfrutado de la fiesta, eso no quitaba que hubiese cancelado a su mejor amiga.
—Chaeryeong está bien, ocupada con sus cosas de siempre. Aunque sí, este mes ha estado más ocupada que de costumbre.
Shuhua sonrió ampliamente.
—Bueno, ya sabes, salúdala de mi parte y dile que cuando tenga tiempo me avise. Extraño nuestros cafés, era como un pasatiempo que solíamos disfrutar juntas.
—Se lo diré —prometió antes de que ambas se separaran para unirse a sus respectivas actividades de calentamiento.
El entrenamiento transcurrió rápidamente. Aunque el esfuerzo físico era intenso, a Ryujin le encantaba el ritmo del baloncesto y la adrenalina que corría por su cuerpo cada vez que lograba una canasta. Pero, aun en medio de la acción, su mente vagaba hacia Yeji. No podía evitar sacar su teléfono durante los pequeños descansos para intentar llamarla, pero cada vez que lo hacía, las llamadas iban directamente al buzón de voz.
