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A Ryujin le gustaban las chicas, ya no podía negarlo, en verdad lo hacía

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A Ryujin le gustaban las chicas, ya no podía negarlo, en verdad lo hacía.

Ya había sospechado de eso a los trece, pero nunca lo quiso aceptar, hasta ahora, cuatro años después.

No era solo una fase, no era una simple confusión. Era real, y eso la aterrorizaba.

Esa noche, ella y su mejor amiga estaban en una fiesta con los antiguos compañeros de clase de Hwang; se podría decir que era una fiesta de fin de cursos, así que todos estaban bastante contentos por estar graduados y 'listos' para la universidad.

La música resonaba por toda la casa, las luces parpadeaban y la risa de los jóvenes llenaban el lugar donde estaban. Ryujin intentaba disfrutar del momento, pero no podía evitar sentir una punzada de nerviosismo cada vez que su mirada se encontraba con la de su mejor amiga, quien la había traído ahí.

—¡Vamos a jugar a la botella! —anunció Bangchan, levantando una botella vacía en el aire.

Todos se sentaron en un círculo, riendo y bebiendo. Ryujin se sentó junto a Yeji, sintiendo su corazón latir más rápido de lo habitual.

La botella comenzó a girar, apuntando primero a una pareja que se besó mientras evitaban reír, seguro de lo borrachos que estaban. Sus demás amigos aplaudieron y chiflaron, y cuando finalmente se calmaron, continuaron.

—¡Tu turno, amiga de Yeji! —gritó Jennie, una de las que era más popular en la escuela y amiga casual de Hwang, entregándole la botella.

Ryujin tragó saliva, pues realmente no quería hacerlo, pero sabía que si lo rechazaba sería prácticamente la burla de esa fiesta, así que lo hizo.

Giró la botella con fuerza, sin importarle a que chico le tocaría besar, aunque para ser sincera, esa idea ni de broma le emocionaba.

El tiempo pareció detenerse mientras la botella giraba y giraba, hasta que finalmente se detuvo, apuntando directamente a la chica que estaba a su lado: Hwang Yeji.

Un silencio incómodo se apoderó del grupo.

—¡No vale, son dos chicas! —exclamó Beomgyu, tratando de romper la tensión con una risa nerviosa.

Algunos rieron y otros asintieron, aunque Ryujin sintió una punzada de dolor en su pecho sabiendo que había perdido la única oportunidad de probar sus labios de forma inocente, ya que ese era un juego y se podría haber excusado de eso.

—¿Si te toca alguien de tu mismo sexo no lo puedes besar? —preguntó uno.

—¡¿Qué te pasa?! Ni que fuéramos homosexuales —respondió otro.

—Yo creo que él es de esos gays porque se ve las ganas que tiene de besar a otro hombre.

Y entonces los murmullos de los que estaban jugando comenzaron a escucharse.

best friend | ryejiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora