Desde la primera vez que se conocieron, Ryujin y Yeji han sido inseparables, pasando la mayor parte del tiempo juntas. Pero justo cuando todo parecía ir perfecto, sus vidas cambiarán cuando Ryujin se vea obligada a mudarse a otro país, donde se dará...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Ryujin sintió que el peso del mundo descansaba sobre sus hombros mientras esperaba la respuesta de Yeji. El silencio entre ellas era abrumador, cada segundo se sentía como una eternidad.
Finalmente, Yeji rompió el silencio, hablando con voz temblorosa.
—¿Cómo que te gusto? ¿Desde cuándo?
Ryujin se secó las lágrimas con el dorso de la mano, tratando de calmarse lo suficiente para hablar.
—Creo que siempre he sentido algo por ti, pero no fue hasta hace dos años, cuando regresé de Estados Unidos, que me di cuenta de lo que realmente sentía. Al principio pensé que era una fase, algo que se me pasaría, pero no fue así. Me di cuenta de que me gustabas más allá de nuestra amistad. Cada vez que estábamos juntas, mi corazón latía más rápido, y la primera vez que mencionaste que tenías novio, me sentí terriblemente mal, pero eran celos. Luego de un tiempo me di cuenta de que estaba enamorada de ti, Yeji.
Su amiga permaneció en silencio, tratando de procesar lo que Shin le estaba diciendo. Sus palabras la habían tomado por sorpresa, y no sabía cómo responder.
—Perdóname —dijo Ryujin en un susurro—. Sé que esto puede ser difícil de aceptar. No quiero arruinar nuestra amistad, pero no podía seguir guardando esto dentro de mí. Si te molesta, si prefieres que me aleje, lo entenderé. No puedo evitar verte como algo más que una amiga.
Yeji respiró hondo, tratando de encontrar las palabras adecuadas.
—Ryu, esto es... mucho para asimilar. Te agradezco que me lo hayas dicho, de verdad. Pero necesito tiempo para procesar todo esto. No te lo tomes a mal, pero sabes que me gustan los chicos y tengo novio.
La contraria asintió, aliviada y triste a la vez.
—Sí, lo sé. No espero que sientas lo mismo por mí, para nada, solo quería que supieras la verdad.
Yeji se enterneció ante sus palabras y la comprendió.
—No quiero que esto haga las cosas más incómodas entre nosotras. Eres mi mejor amiga desde que teníamos tres y eso no cambiará. Pero necesito un poco de tiempo para mentalizarme de todo esto. ¿Podrías llevarme a casa? Se que inicialmente cada quien iba a la suya por su cuenta, pero quiero que me acompañes.
Ryujin asintió, sintiendo su corazón latir con fuerza. Ambas se levantaron del banco y comenzaron a caminar. El viaje de regreso a casa de los Hwang había estado un poco tenso, aunque ambas intentaban actuar con normalidad, como si nada hubiese pasado.
Cuando llegaron a la casa, ella se volteó hacia Ryujin con una sonrisa triste.
—Gracias por llevarme, Ryu. Hablaremos más cuando haya tenido tiempo para procesar todo esto, ¿de acuerdo?
—De acuerdo, no te preocupes —respondió, tratando de sonreír a pesar del dolor en su corazón—. Cuídate, Yeji.
Su amiga asintió y entró en su casa, dejando a Ryujin sola en el umbral. Ella se quedó allí por un momento, reflexionando sobre todo, sintiéndose aliviada, pero a su vez con una sensación de amargura en su garganta. Había dado el paso más difícil, ahora debía enfrentar las consecuencias.