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Once años

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Once años

Ryujin había encontrado en el baloncesto una verdadera pasión. A pesar de haber superado la edad máxima para el equipo de la escuela, no se había rendido. Encontró un club local donde podía seguir entrenando y mejorando sus habilidades. Los fines de semana, después de cada práctica, regresaba a casa cansada pero satisfecha.

Aquel sábado, como de costumbre, Ryujin terminó su entrenamiento agotador. El sonido de las zapatillas contra la cancha y el eco del balón aún resonaban en su mente mientras caminaba hacia su casa. Abrió la puerta, saludó a sus padres y subió a su cuarto para descansar un poco.

Después de una ducha rápida y de cambiarse a ropa cómoda, Ryujin se tumbó en su cama, agarrando su celular nuevo —ese que sus padres le habían regalado por sus buenas notas en los exámenes finales— y enviándole un mensaje a su mejor amiga como solía hacerlo esas últimas semanas.

Le gustaba usar ese aparato. Había visto a varios compañeros de su salón presumiendo que lo tenían y ella había querido uno desde que se empezaron a popularizar. Por eso agradecía que sus padres le habían obsequiado uno después de enseñarle las calificaciones de sus exámenes y rogarles que debía obtener algo a cambio por ponerle atención a su maestra.

 Por eso agradecía que sus padres le habían obsequiado uno después de enseñarle las calificaciones de sus exámenes y rogarles que debía obtener algo a cambio por ponerle atención a su maestra

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Dejó el teléfono a un lado, sintiendo hambre. Decidió bajar a la cocina a prepararse un cereal. Eran casi las nueve de la noche y, aunque era una cena poco convencional, le apetecía algo ligero.

Al bajar las escaleras, escuchó unas voces provenientes del salón. Sus padres estaban hablando en tono serio. No era común que ellos discutieran, así que se detuvo a escuchar un momento antes de entrar.

—Tenemos que tomar una decisión pronto, Donghyun. La oportunidad en Estados Unidos es demasiado buena para dejarla pasar decía su madre con un tono preocupado.

—Lo sé, Eunji, pero ¿qué hay de Ryujin? ¿Cómo va a tomar la noticia de mudarnos? —respondió su padre.

Ryujin sintió un nudo en el estómago. ¿Mudarse? ¿A Estados Unidos? La idea la dejó sin aliento. La cabeza le daba vueltas mientras trataba de procesar lo que acababa de escuchar.

best friend | ryejiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora