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Diez años

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Diez años

El sol brillaba con fuerza aquel fin de semana, era de mañana, un día perfecto para salir y disfrutar del parque.

Para Ryujin, era una ocasión especial, pues sería la primera vez que ella y Yeji irían solas, sin la supervisión de una de sus madres.

Había pasado días rogándole a su progenitora que la dejara ir, asegurándole que el parque estaba cerca y que no se meterían en problemas.

Pero ese día estaba feliz, ya que el día anterior a ese la había convencido al fin.

Hwang le había dicho que si no accedía no importaba, con que ella estuviera ahí bastaba, pero Shin de verdad quería estar sin su mamá. No era por sonar maleducada, pero la mayoría de veces se metía en las conversaciones de las pequeñas, casi que dejándolas sin privacidad.

—Mamá, por favor, ya somos grandes. El parque está a solo unas calles, no nos va a pasar nada —decía Ryujin con ojos suplicantes.

La señora Shin, que siempre era muy sobreprotectora, finalmente cedió ante la insistencia de su hija.

—Está bien, Ryu. Pero prométeme que no se alejarán del parque y que regresarán antes del atardecer.

—¡Lo prometo, mamá! —respondió antes de abrazarla. Por fin había accedido.

Y ahora se preparaba para salir, sola.

Sonrió cuando vio a su madre esperándola en la puerta para despedirla.

—Cuídate mucho, Ryu —la abrazó con fuerzas, dándole un pequeño beso en la frente antes de regalarle una última sonrisa.

—Lo haré, ma.

Después de eso salió casi que corriendo a encontrarse con Yeji.

—¡Ten cuidado al cruzar las calles! —oyó que gritó su madre y ella rio, continuando su camino, teniendo cuidado como su madre le dijo.

Su amiga ya estaba esperando fuera de su casa, balanceándose sobre sus talones con entusiasmo.

—¡Hola, Ye! ¿Lista para nuestro día de aventuras? —gritó Ryujin mientras se acercaba corriendo.

—¡Sí! ¿Entonces tu mamá sí te dejó venir sola? —Shin asintió—. Entonces va a estar genial —sonrió de oreja a oreja.

Las dos niñas comenzaron a caminar hacia el parque, disfrutando de la libertad y emoción de estar solas. Hablaban y reían mientras caminaban, su alegría era contagiosa.

—¿Qué quieres hacer primero cuando lleguemos? —preguntó Ryujin, saltando de un pie al otro.

—Hmm... ¡Vamos a los columpios! Me encanta la sensación de volar.

—¡Buena idea! Los columpios siempre son divertidos —asintió, notando el pequeño brillo en los ojos de la contraria.

Llegaron al parque y, tal como habían planeado, se dirigieron directamente a los columpios. Se empujaban mutuamente, tratando de ver quién podía ir más alto. Sus risas llenaban el aire, mezclándose con los sonidos del lugar.

best friend | ryejiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora