Desde la primera vez que se conocieron, Ryujin y Yeji han sido inseparables, pasando la mayor parte del tiempo juntas. Pero justo cuando todo parecía ir perfecto, sus vidas cambiarán cuando Ryujin se vea obligada a mudarse a otro país, donde se dará...
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Tosió violentamente, tratando de recuperar el aliento, mientras todos la miraban con preocupación.
—¿Estás bien, Ryujin? —preguntó Yeji, dando unos pasos hacia ella.
Ryujin asintió rápidamente, tratando de calmarse. Finalmente, logró recuperar la compostura y forzó una sonrisa.
—Sí, estoy bien. Solo... ¿me disculpan un momento?
Sin querer sonar grosera, se levantó apresuradamente y salió de la sala, dejando a todos con una mirada de desconcierto. Subió las escaleras y se encerró en su habitación, cerrando la puerta tras de sí con un suspiro profundo.
Se dejó caer sobre la cama, sintiendo una opresión en el pecho. No podía entender por qué la noticia de que Yeji tenía novio le afectaba tanto. Se sentía como si alguien le hubiera dado un golpe directo al corazón.
—¿Por qué me siento así? —se preguntó en voz baja, con los ojos llenos de lágrimas—. ¿Por qué duele tanto?
Las lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas mientras recordaba todos los momentos que había compartido con Yeji. Pensaba en todas las risas, las conversaciones hasta tarde y las promesas de que siempre estarían juntas, sin importar la distancia. Pero ahora, parecía que una parte importante de la vida de Yeji le había sido arrebatada mientras ella no estaba.
—Tanto me perdí... —susurró, cubriéndose el rostro con las manos.
Se sentía abrumada, sentía tristeza y confusión a la vez. Nunca había imaginado que Yeji tendría una vida tan diferente, con un novio y todo. De hecho, jamás se imaginó la idea de que ella tuviera novio.
—¿Por qué me duele tanto? —se preguntó de nuevo, con el corazón pesado—. No debería sentirme así...
Sentía que había perdido tiempo por haberse ido a los Estados Unidos, por haberse perdido cosas que ni enterada estaba. Pensar en que habían cambiado tanto las cosas la hizo sentirse más sola de lo que jamás había sentido.
Aquel raro sentimiento que había sentido minutos atrás cuando escuchó que Yeji estaba tomada por un hombre la hizo sentir de una forma que jamás había sentido, y no sabía cómo explicarlo, pero era raro: enojo, tristeza, y ¿dolor?
Las lágrimas continuaron cayendo mientras Ryujin intentaba procesar todo. Sabía que necesitaba tiempo para entender por qué se sentía tan devastada.
Pero en el fondo, temía que, al descubrirlo, las cosas nunca volvieran a ser como antes, y que su amistad con Yeji cambiase para siempre.
(...)
Ryujin se sentía feliz de estar de vuelva en su país natal, tratando de adaptarse a su vida actual y a la presencia constante de su mejor amiga. Desde su regreso, habían pasado casi todo el tiempo juntas, poniéndose al día y disfrutando de la compañía mutua como en los viejos tiempos.