Desde la primera vez que se conocieron, Ryujin y Yeji han sido inseparables, pasando la mayor parte del tiempo juntas. Pero justo cuando todo parecía ir perfecto, sus vidas cambiarán cuando Ryujin se vea obligada a mudarse a otro país, donde se dará...
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Nueve años
Ryujin caminaba lentamente hacia su salón.
Desde el primer día de ese maldito cuarto año nada había sido lo mismo.
Extrañaba ver a su mejor amiga todos los días en el salón de clases, ¿por qué debían separarlas? Si nadie hubiera hecho los cambios, jamás habrían mezclado a los alumnos y esto no hubiera pasado.
Al menos había hecho un par de amigas nuevas estando en cuarto grado, seguro eso era lo que su mamá quería desde el inicio, aún recuerda que le reclamada de forma pacífica que debería de hacer más amigas y que no debería aferrarse a Yeji —la única amiga que tenía en ese entonces— toda la vida.
Cuando se enteró que iba a haber ese gran cambio, casi que quiso correr a reclamarle al director y a todos los encargados de esa tonta idea, pero sabía que, aunque lo hiciera, no lograría nada. Tenía nueve años, ¿quién le haría caso?
El primer día de ese nuevo ciclo escolar fue un infierno. Primero, no quería levantarse por más que su mamá se enojara porque llegaría tarde, después terminó llegando tarde en el primer día, y luego para colmo no conocía a casi nadie de allí.
Por suerte aún había gente buena, y una de las chicas que estaba a su lado le empezó a hacerle plática, al final congeniaron bien y hasta la misma chica le presentó a sus otras dos amigas que sí habían tocado con esa chica en el mismo salón.
«Que suertuda», pensó.
—Soy Lee Chaeryeong, ¡mucho gusto! —se presentó luego de un rato, ofreciéndole la mano.
La chica era muy sonriente.
—Shin Ryujin —dijo mientras aceptaba el saludo de la chica.
«Demasiado formal»
Pero si no hubiera sido de esa chica apellidada Lee, es posible que le hubiese costado sobrevivir el resto del año.
Se detuvo cuando llegó a la aburrida puerta de su salón, abriéndola lentamente y cerrándola de la misma forma. A lo lejos divisó su asiento y a duras penas se sentó, cruzándose de brazos.
Aún no llegaba tanta gente, así que aprovechó para dormir un poco...
—¡Buenos días, alumnos! —exclamó el profesor una vez llegó al salón, levantando de golpe a Shin—. Como saben, este año toca organizar la Feria de Ciencias a los alumnos de cuarto, quinto y sexto grado, así que me puse de acuerdo con la otra profesora de cuarto y vamos a presentar nuestro material en equipos de cuatro. Así que cada uno vaya pensando con quien juntarse, pero piénsenlo bien, ya que no habrá cambios después.
Ryujin miró a los lados, suspirando porque, de haber sido las cosas diferentes, estaría ahora mismo juntándose con Yeji. Aunque no se lamentaría más, ya que no podía cambiarlo.
