Desde la primera vez que se conocieron, Ryujin y Yeji han sido inseparables, pasando la mayor parte del tiempo juntas. Pero justo cuando todo parecía ir perfecto, sus vidas cambiarán cuando Ryujin se vea obligada a mudarse a otro país, donde se dará...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Diecisiete años
El último año de secundaria pasó rápido. Ryujin sentía una mezcla de emociones al acercarse el fin de curso, en unos días más tendría su fiesta de graduación.
Ella salió de su ultima clase del día con una sonrisa después de charlar un rato y despedirse de sus amigos, y al llegar a casa sus padres la llamaron a la sala con una expresión que no lograba descifrar.
—Ryujin, necesitamos hablar contigo —dijo el señor Shin, sentado en el sofá junto a su esposa, quien tenía una sonrisa contenida en el rostro.
Ryujin se sentó frente a ellos, algo nerviosa.
—¿Qué pasa? —preguntó, mirando de su madre a su padre.
La señora Shin tomó la palabra, con voz suave y tranquila.
—Cariño, hemos tomado una decisión importante. Este será tu último año en Estados Unidos. Nos mudamos de vuelta a Corea después de tu graduación.
Ryujin parpadeó, procesando las palabras. Su corazón dio un vuelco de emoción, pero también sintió una punzada de tristeza.
—¿De verdad? —preguntó sintiendo su voz temblar ligeramente—. ¿Vol-volvemos a Corea?
Su padre asintió, sonriendo.
—Sí, Jin. Sabemos cuánto has extrañado tu hogar, y ahora que me han ofrecido la opción de volver al país estando trabajando con lo mismo, creemos que es lo mejor para todos nosotros.
—¡Oh, Dios mío! —exclamó su hija, llevándose las manos a la boca—. ¡De verdad que no puedo creerlo!
Se lanzó hacia sus padres, abrazándolos con fuerza. Ellos la envolvieron en sus brazos, sintiendo su alegría.
—¡Gracias, gracias! —exclamó, con los ojos llenos de lágrimas—. No saben cuánto significa esto para mí.
—Lo sabemos, cariño —respondió su madre, acariciando su cabello—. Pero también entendemos que puede ser difícil dejar a tus amigos aquí.
Ryujin asintió, un nudo en la garganta.
—Sí, los voy a extrañar mucho. Pero volver a Corea es algo de lo que siempre he querido.
—Queríamos darte la noticia con tiempo para que pudieras despedirte adecuadamente de ellos —dijo su padre—. Sabemos que han sido un gran apoyo para ti.
—Sí, lo han sido. Son como una segunda familia para mí —respondió, secándose las lágrimas—. Les contaré la noticia ahora mismo.
Se levantó rápidamente y subió a su habitación. Sacó su teléfono y abrió el grupo de chat que tenía con ellos, escribiéndoles rápidamente:
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.