Después de haber llegado a Hogwarts y tras una breve espera en un salón cercano al Gran Comedor, los estudiantes de primer año estaban ansiosos por saber en qué casa serían seleccionados. Ron se encontraba junto a Harry, tratando de ignorar el nudo en su estómago. A medida que la profesora McGonagall daba las últimas instrucciones sobre la Ceremonia de Selección, las puertas del Gran Comedor se abrieron, y los estudiantes se prepararon para caminar hacia su destino.
Pero antes de que pudieran entrar, un chico de cabello rubio y expresión arrogante se acercó a Harry. Tenía dos muchachos grandes a su lado, que parecían más como guardaespaldas que amigos. Ron reconoció al chico enseguida Draco Malfoy, el hijo de Lucius Malfoy, una familia de renombre en el mundo mágico. Sus hermanos mayores ya le habían hablado de los Malfoy, y ninguna de esas historias era buena. Draco se detuvo frente a Harry con una sonrisa fría y extendió la mano.
Así que es cierto lo que decían en el tren. Harry Potter ha venido a Hogwarts, Te reconocerás que algunas familias son mejores que otras. Mi nombre es Draco Malfoy-agregó con una ligera inclinación de cabeza, como si esperara que Harry aceptara su mano y su oferta de amistad.
Harry miró la mano de Draco, pero no la tomó. Ron, que estaba de pie justo al lado de Harry, observaba la escena en silencio, pero Draco no tardó en notar su presencia.
Creo que descubrirás, Potter, que algunas familias de magos son mejores que otras, No querrás juntarte con la gente equivocada. Weasley, por ejemplo- dijo Draco, lanzando una mirada de desprecio a Ron
El rostro de Ron se puso rojo en un instante. Estaba acostumbrado a que la gente se burlara de su familia por no tener tanto dinero como otras familias de magos, pero que alguien lo hiciera delante de Harry lo enfureció.
Mi familia vale mil veces más que la tuya, Malfoy no tienes idea de lo que dices- replicó Ron, apretando los puños.
Draco sonrió con desdén, sin inmutarse.
¿De verdad? Veremos en qué casa te ponen. Dudo que sea algo importante, Piensa en lo que te he dicho, Potter- mirando a Harry de nuevo
Antes de que Harry pudiera responder, la profesora McGonagall llamó la atención de todos, llevándolos hacia la ceremonia de selección. Draco lanzó una última mirada altanera a Ron antes de girarse y seguir a la profesora, sus dos acompañantes pisándole los talones.
¿Qué tipo tan desagradable? Ojalá no termine en Gryffindor- murmuró Ron, mientras el grupo caminaba hacia el Gran Comedor.
Harry no dijo nada, pero parecía igualmente poco impresionado con Draco. Los dos chicos intercambiaron una mirada de comprensión, sabiendo que el destino había comenzado a unirlos, mientras que Draco Malfoy ya se perfilaba como alguien a quien evitar.
El Gran Comedor estaba iluminado con cientos de velas flotantes que reflejaban su luz en las caras de los nerviosos estudiantes de primer año. Los cuatro largos tablones de las casas estaban llenos de estudiantes más veteranos, y todos parecían mirar expectantes hacia los recién llegados. Ron, de pie junto a Harry, no podía evitar sentir que las miradas estaban clavadas sobre él. En el fondo, se sentía presionado; toda su familia había estado en Gryffindor, y no podía ni imaginar lo que significaría para él ser seleccionado en otra casa.
La profesora McGonagall, con su porte firme y su sombrero puntiagudo, sostenía un pergamino en la mano y comenzó a llamar a los estudiantes uno por uno. Uno de los más rápidos en ser llamado fue Draco Malfoy, quien caminó con aire de superioridad hacia el taburete donde el Sombrero Seleccionador lo esperaba.
En cuanto el sombrero tocó su cabeza, la respuesta fue inmediata: "¡SLYTHERIN!", gritó el sombrero. Draco sonrió con autosuficiencia mientras se dirigía a la mesa de Slytherin, donde fue recibido con aplausos.
Ron soltó un suspiro. Aún estaba nervioso por su turno, pero al menos Draco no estaría en su misma casa. Finalmente, después de varios nombres más, la profesora McGonagall llamó: "Weasley, Ronald."
Ron sintió un nudo en la garganta. Era su turno. Con el corazón latiéndole rápidamente, avanzó hacia el taburete, con las piernas algo temblorosas. Se sentó y la profesora le colocó el Sombrero Seleccionador sobre la cabeza.
El sombrero bajó lo suficiente para cubrirle los ojos, y de inmediato, Ron escuchó una voz susurrando en su oído: "Veamos, veamos... otro Weasley. Ya sé lo que estás pensando... quieres ir a Gryffindor como tus hermanos."
Ron no pudo evitar sentirse descubierto.
Sí, eso es lo que quiero- pensó, casi con desesperación.
¿Estás seguro? Tienes valor, sin duda, pero también veo otras cualidades en ti... una mente leal, gran corazón, sí... Pero si estás tan seguro...
El sombrero hizo una pausa, y Ron contuvo el aliento, esperando ansioso el veredicto.
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"¡GRYFFINDOR!"- anunció el Sombrero Seleccionador en voz alta.
El alivio se derramó sobre Ron como una ola. Había conseguido lo que más deseaba. Sonriendo con una mezcla de emoción y alivio, se levantó del taburete y se dirigió rápidamente a la mesa de Gryffindor, donde fue recibido con aplausos por sus futuros compañeros de casa, incluidos sus hermanos mayores, Fred y George, quienes le lanzaron pulgares arriba con grandes sonrisas.
Ron se sentó al lado de ellos, respirando aliviado. Había cumplido con las expectativas, y ahora formaba parte de la casa a la que siempre había pertenecido su familia. Miró a Harry, que estaba esperando su turno, y se dio cuenta de que había pasado la primera prueba de muchas en su camino por Hogwarts.
