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La vida como fugitivos estaba llena de constantes movimientos, cambiando de identidad, robando cuando era necesario, y siempre un paso por delante del Ministerio. Para James, Remus, Sirius y Peter, la misión ya no era solo sobre justicia. Ahora, cada acción que tomaban era con la esperanza de que un día podrían volver a sus familias. Pero cuanto más se adentraban en el mundo criminal, más se daban cuenta de que la distancia entre ellos y sus seres queridos crecía con cada paso que daban.

James, siempre el líder, se prometía en silencio que encontraría la manera de volver con Lily y Harry. Remus, en sus momentos más oscuros, se aferraba a la idea de un futuro donde él y Lucius pudieran criar a Draco en paz. Pero todos sabían que, por ahora, la única manera de mantener a salvo a quienes amaban era mantenerse alejados.

Los años pasaron, y la vida como fugitivos se convirtió en una rutina sombría para los cuatro amigos. James, Remus, Sirius y Peter habían perfeccionado el arte de la evasión, siempre moviéndose de un lugar a otro, ocultándose en los rincones más oscuros del mundo mágico. Lo que alguna vez fue una rebelión impulsada por la justicia, ahora era una lucha constante por la supervivencia. El Ministerio de Magia no cesaba en su persecución, mientras Voldemort ganaba poder y sus seguidores se infiltraban en todas las capas del gobierno.

James Potter, marcado por la distancia de su esposa e hijo, mantenía la esperanza viva a duras penas. Harry había crecido sin él, y aunque sabía que Lily lo estaba criando para ser fuerte, el dolor de no poder verlo lo corroía. Cada vez que lograba enterarse de algo sobre ellos, su corazón se estremecía con la mezcla de orgullo y tristeza. Lily seguía resistiendo, manteniéndose en las sombras, oculta del ojo público para proteger a Harry. James soñaba con el día en que pudiera volver a ser parte de sus vidas, pero sabía que cada día que pasaba lo alejaba más de esa posibilidad.

Remus Lupin también cargaba con la culpa de estar alejado de Lucius y Draco. Draco había crecido, y aunque Lucius mantenía su posición en el mundo de los mortífagos para proteger a su hijo, Remus sabía que su ausencia había dejado un vacío en la vida del niño. A través de los años, Remus intentaba mantenerse informado de cómo Draco se desarrollaba, pero cada fragmento de información era como una daga en su corazón. Sabía que su elección de mantenerse alejado los había salvado a ambos, pero cada vez le resultaba más difícil soportar la soledad.

Sirius Black nunca dejó de luchar, siempre desafiando a las autoridades, encontrando maneras de sabotear al Ministerio desde las sombras. Sin familia propia, su lealtad a los Merodeadores era lo único que lo mantenía motivado. La traición de su propia familia lo había marcado, y aunque luchaba por el ideal de libertad y justicia, en el fondo, Sirius sabía que la soledad lo acompañaría siempre. Sus noches solitarias estaban llenas de recuerdos de sus días en Hogwarts, cuando la vida era simple y todo parecía posible.

Peter Pettigrew, por su parte, seguía siendo el más temeroso del grupo. Aunque había sido leal a los Merodeadores, las tensiones y el miedo lo habían consumido. Su relación con Barty Crouch Jr. se había desvanecido, y ahora vivía entre las sombras, siempre con la duda de si algún día traicionaría a sus amigos. El paso de los años lo había vuelto paranoico, y el temor de ser capturado lo hacía dudar de cada paso que daba.

La vida de fugitivo los había desgastado a todos. Sus habilidades para sobrevivir eran mejores que nunca, pero el costo emocional era inmenso. James, Remus, Sirius y Peter, aunque aún unidos por su historia compartida, comenzaban a sentirse más solos que nunca. El tiempo seguía su curso, y cada día que pasaba parecía alejarlos más de la posibilidad de redención o de regresar con sus seres queridos.

En lo profundo, cada uno de ellos sabía que este estilo de vida no podía durar para siempre. La pregunta no era si serían atrapados, sino cuándo y cómo terminaría todo. Y aunque nunca lo decían en voz alta, el miedo a morir como criminales y traidores era una sombra que siempre los acompañaba.

Durante los primeros años de la guerra, Lily Evans no solo contaba con el apoyo de James, sino también con el de su amiga más cercana, Molly Weasley. Molly siempre había sido un pilar de fortaleza para Lily, ofreciéndole consuelo y sabiduría cuando las tensiones de la guerra y la vida de fugitivos amenazaban con aplastarla. A pesar de la oscuridad que se cernía sobre el mundo mágico, la amistad entre Lily y Molly se mantenía firme.

Lily y Molly se conocieron durante su juventud, y aunque sus caminos en Hogwarts fueron diferentes, la vida adulta las unió. Molly, siendo la mayor, ya tenía varios hijos y conocía bien los desafíos de criar una familia en tiempos de incertidumbre. Cuando Lily quedó embarazada de Harry, Molly fue una de las primeras en brindarle apoyo. A menudo le enviaba cartas, y en sus escasos encuentros, intercambiaban consejos sobre maternidad y cómo mantener a salvo a sus familias.

Molly siempre estaba ahí, tanto para escuchar como para ofrecer su ayuda, incluso cuando la situación de James se volvía más peligrosa con cada paso que daba en el mundo criminal. Sin embargo, las circunstancias de la guerra no permitían que su amistad floreciera como ambas deseaban. Con cada paso que los Merodeadores daban hacia la clandestinidad, Lily y Molly se veían obligadas a distanciarse, aunque sus corazones siempre estaban conectados.

Continuara.....

Me enamore de un criminal (SIRIUS X RON)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora