Esto es todo, Voy a tener que dejar que me ataquen.- dijo con firmeza mientras montaba un caballo de ajedrez.
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¡No, Ron!- exclamó Harry.
Es la única manera, Debes llegar al rey y hacer jaque mate. No hay otra forma- insistió Ron, mirando a su amigo.
Con un último movimiento, Ron se sacrificó, permitiendo que la reina enemiga lo derribara del caballo con un golpe ensordecedor. Cayó al suelo inconsciente, pero su plan había funcionado. Harry y Hermione, con lágrimas en los ojos, continuaron hasta la siguiente habitación, donde Quirrell los esperaba.
Cuando Harry y Hermione llegaron al final del camino, se encontraron cara a cara con el profesor Quirrell, quien ya había llegado a la Piedra Filosofal. Sin embargo, no estaban preparados para lo que descubrieron. Quirrell no solo estaba detrás de la Piedra, sino que estaba siendo controlado por el mismísimo Lord Voldemort, cuyo rostro estaba oculto bajo el turbante que siempre llevaba.
Harry fue el que se enfrentó directamente a Quirrell y Voldemort, y con la ayuda de la magia de protección que su madre, Lily Potter, le había dejado, logró derrotar a Quirrell. Voldemort escapó, pero sin la Piedra.
Cuando todo terminó, Harry fue llevado de vuelta a la enfermería, donde encontró a Ron recuperándose de sus heridas, todavía aturdido por el golpe que había recibido en el ajedrez mágico. Aunque heridos, los tres amigos sabían que habían logrado algo increíble: habían protegido la Piedra Filosofal y habían enfrentado una amenaza mucho mayor de lo que jamás habrían imaginado.
El Expreso de Hogwarts se acercaba lentamente a la estación de King's Cross, emitiendo un silbido largo y profundo que resonaba en el aire fresco de junio. Los padres de los estudiantes se agrupaban en el andén, esperando ansiosos a sus hijos. Molly Weasley, con su característica calidez y energía, se encontraba entre ellos, esperando el regreso de su hijo Ron. Este había sido su primer año en Hogwarts, y aunque lo extrañaba terriblemente, estaba emocionada de escuchar todas sus historias.
Mientras observaba a los otros padres, un destello de cabello rojo captó su atención. Al principio, Molly pensó que era una ilusión o quizás alguien que le recordaba a su vieja amiga. Pero cuando esa figura familiar giró hacia ella, no hubo duda alguna era Lily Potter.
Molly se quedó sin aliento por un momento. Hacía años que no veía a Lily. Después de la desaparición de James y el inicio de los problemas, habían perdido contacto, especialmente cuando Molly tuvo que alejarse para proteger a su propio hijo, Ron, recién nacido en esa época. Sin embargo, allí estaba, de pie frente a ella, con su radiante cabello pelirrojo y sus profundos ojos verdes.
Lily...- susurró Molly, con incredulidad.
Lily la miró, y por un segundo pareció dudar. Pero entonces, su rostro se iluminó con una sonrisa nostálgica. Caminó hacia Molly con los brazos abiertos.
¡Molly!, No puedo creer que estés aquí. - exclamó Lily, abrazándola con fuerza
El abrazo fue cálido y lleno de recuerdos compartidos. A pesar del tiempo y la distancia, el lazo entre ambas seguía siendo fuerte. Molly sintió una mezcla de alegría y tristeza al ver a su amiga, recordando los momentos felices y los oscuros que ambas habían vivido.
Pensé que te habías ido... que no volvería a verte, as cosas... las cosas han sido tan complicadas.- dijo Molly, con la voz temblorosa
Lo sé, ha sido difícil para todos. Pero... estamos aquí ahora, y eso es lo que importa.- respondió Lily, con un tono suave.
Ambas mujeres se quedaron en silencio por un momento, dejando que el bullicio del andén las envolviera.
¿Y Harry? ¿Cómo está? - pregunto Molly, siempre curiosa por naturaleza.
Está bien. Terminó su primer año en Hogwarts, y... oh, Molly, se ha hecho amigo de tu Ron.- Lily sonrió orgullosa
¿Ron y Harry, amigos?, Eso es maravilloso. No tenía idea.- dijo Molly, sorprendida, aunque también emocionada
Son inseparables, según lo que me ha contado Harry en sus cartas, Y también está Hermione Granger. Los tres han tenido un primer año... bastante agitado, por lo que parece- dijo Lily con una sonrisa cálida.
¡No me lo puedo imaginar!, Ron apenas me escribe, pero cuando lo hace, me cuenta cosas de lo más emocionantes. Aunque ahora me doy cuenta de que se guardó los mejores detalles.- dijo Molly, llevándose una mano al pecho.
Ambas rieron, aliviadas de poder compartir historias sobre sus hijos. Molly no podía evitar sentir una mezcla de orgullo y alivio al saber que su Ron había encontrado amigos tan buenos como Harry y Hermione, y saber que Lily estaba allí, presente, solo añadía más alegría.
Entonces, el tren finalmente llegó. Las puertas se abrieron y los estudiantes comenzaron a bajar. En medio de la multitud, Molly divisó a su hijo, con su cabello pelirrojo desordenado y una gran sonrisa en el rostro.
¡Mamá!- gritó Ron mientras corría hacia ella.
¡Oh, Ron, querido, cómo te he extrañado!- Molly lo abrazó con fuerza
¿Dónde está Harry?- preguntó Ron, mirando alrededor.
¡Mamá!- Lily sonrió y, como si lo hubiera llamado, Harry apareció junto a ellos. Sus ojos verdes se iluminaron al ver a su madre.
Harry, me alegra tanto verte. He escuchado algunas historias muy interesantes sobre tu primer año.- Lily lo abrazó con una mezcla de alegría y alivio.
Ron y Harry intercambiaron una mirada, conscientes de que sus madres probablemente se enterarían de sus aventuras tarde o temprano.
Ron y Harry intercambiaron una mirada, conscientes de que sus madres probablemente se enterarían de sus aventuras tarde o temprano.
Hermione también se unió al grupo, saludando tanto a Molly como a Lily con su característica educación. El trío de oro se encontraba feliz de haber regresado de su primer año en Hogwarts, mientras las dos madres observaban a sus hijos con orgullo.
Molly miró a Lily, sintiendo una profunda conexión con su vieja amiga. No importaba lo que hubiera pasado en el pasado, ni las dificultades que enfrentaron. En ese momento, estaban juntas nuevamente, observando a sus hijos comenzar una nueva aventura.
