12

16 2 5
                                    

Esa misma tarde, Snape pasó por la enfermería, donde esperaba encontrar a Ron, pero Madame Pomfrey le informó que Ron había ido a la cabaña de Hagrid. Snape frunció el ceño y decidió esperar a la salida de su clase de pociones para buscarlo él mismo.

Al final de la jornada, cuando los estudiantes regresaron a sus salas comunes, Snape se dirigió a la cabaña de Hagrid. La puerta estaba entreabierta, y, al asomarse, vio a Ron, Harry, y Hermione sentados alrededor de la mesa. Hagrid estaba sirviéndoles té y galletas, y Ron, aunque ya no escupía babosas, seguía con el rostro pálido y un aire desanimado.

Snape golpeó suavemente la puerta con los nudillos, haciendo que todos en la cabaña se volvieran a mirarlo. Harry y Hermione se tensaron al verlo, y Ron pareció encogerse un poco en su silla. Hagrid fue quien rompió el silencio.

Ah, Severus. No esperaba verte por aquí- dijo Hagrid, aunque su tono no era de desagrado.

Escuché lo que ocurrió hoy en el campo de Quidditch. Weasley, me gustaría hablar contigo en privado- Snape asintió brevemente.

Harry y Hermione intercambiaron miradas preocupadas, pero Ron, recordando su conversación previa con Snape, asintió. Se levantó de la mesa y siguió al profesor fuera de la cabaña.

Una vez en el exterior, Snape se cruzó de brazos y observó a Ron con una expresión que, aunque severa, no era tan fría como de costumbre

¿Por qué intentaste lanzar un hechizo con una varita rota, Weasley? Sabes que eso es peligroso- dijo Snape

Lo sé, profesor. Pero Malfoy... él insultó a Hermione, y no pude quedarme sin hacer nada- Ron bajó la mirada, avergonzado

Entiendo tu impulso, pero reaccionar de esa forma solo te pone en riesgo. Sabes que Malfoy busca provocarte, y si sigues cayendo en sus provocaciones, solo le darás motivos para seguir haciéndolo.- Snape suspiró y asintió.

Es que... estoy cansado de que siempre me vea como si fuera inferior- Ron levantó la mirada, sorprendido por el tono de comprensión en la voz de Snape.

Sé lo que se siente. Pero hay formas de lidiar con eso que no ponen en peligro tu bienestar ni el de los demás. Además, hasta que consigas una varita nueva, será mejor que te limites a usar magia en las clases supervisadas- Snape asintió lentamente, reconociendo la frustración en los ojos de Ron.

Gracias, profesor. Lo intentaré.- Ron asintió, agradecido por la preocupación de Snape

Recuerda, Weasley, si necesitas algo, sabes dónde encontrarme- Snape le dio una pequeña inclinación de cabeza antes de girarse para regresar al castillo

Ron observó cómo se alejaba, sintiendo un extraño consuelo. Tal vez Snape no era tan malo como siempre había pensado. Tal vez, en el fondo, realmente le importaba lo que le pasaba.

Dos noches después del incidente en el campo de Quidditch, el trío de oro caminaba por los pasillos de Hogwarts. Las luces de las antorchas proyectaban sombras alargadas en las paredes de piedra, y los alumnos se apresuraban a regresar a sus dormitorios. Harry, Ron y Hermione habían decidido dar un paseo antes de retirarse, disfrutando del momento de calma.

Mientras avanzaban por un pasillo poco transitado, de repente, Harry se detuvo en seco. Sus ojos se fijaron en algo en la pared.

¿Qué es eso?- preguntó, señalando las letras grandes y rojas que aparecían escritas en la piedra.

Ron y Hermione se acercaron, y, al leer el mensaje, sintieron un escalofrío recorrerles la espalda:

Enemigos del heredero, temed. Ustedes, impuros, serán los siguientes.- leyó Draco

Las palabras parecían escritas con sangre, y mientras las miraban, sintieron que el aire a su alrededor se volvía pesado

¿Qué significa esto?- preguntó Hermione, preocupada.

El grupo de alumnos que se había reunido empezó a murmurar, algunos con miedo en sus voces, otros con curiosidad. Fue entonces cuando Harry notó algo en el suelo, justo bajo el mensaje. La figura rígida y grisácea de la señora Norris, la gata de Filch, colgaba de una lámpara en el pasillo, completamente inmóvil. De repente, un grito desgarrador resonó en el pasillo

¿Qué le han hecho a mi gata?! ¡Asesinos!, Tú! ¡Tú fuiste! ¡Lo sé!- dijo Filch, con el rostro descompuesto de furia, apareció corriendo y se lanzó hacia la figura petrificada de la señora Norris. Sus ojos, llenos de rabia y dolor, se clavaron en Harry.

¡Yo no hice nada! ¡Apenas acabamos de llegar!- Harry levantó las manos en señal de protesta

Antes de que la situación se descontrolara, una voz autoritaria resonó en el pasillo.

¡Silencio!-Era la profesora McGonagall, seguida por el profesor Snape, el profesor Lockhart y, finalmente, el director Dumbledore.

Los profesores se acercaron rápidamente a la escena. Dumbledore, con una mirada grave, observó el cuerpo petrificado de la gata

Está petrificada, no muerta.- murmuró Dumbledore inclinándose para examinar a la señora Norris

¡Él fue! ¡Lo vi aquí parado! ¡Fue él!- dijo Filch, todavía alterado, no dejaba de señalar a Harry

¿Es cierto, Potter? ¿Tú estabas aquí cuando encontraron a la gata?- nape, que había estado observando en silencio, dio un paso adelante

Sí, pero nosotros no hicimos nada. Solo encontramos el mensaje y... y la gata ya estaba así cuando llegamos- Harry asintió, tratando de mantener la calma

McGonagall miró a Dumbledore, y luego a Snape, con una expresión de preocupación

"Espero que Potter y sus amigos no hayan tenido nada que ver con esto. Después de todo, sería una gran coincidencia que aparecieran justo en el momento del ataque- Snape miró a Harry y sus amigos con una expresión enigmática

Harry sintió cómo su estómago se revolvía de nervios. No podía entender por qué siempre lo señalaban a él, pero, esta vez, estaba seguro de que debía descubrir lo que realmente estaba pasando en Hogwarts.

Los días en Hogwarts se volvían cada vez más tensos después del incidente con la señora Norris. Los murmullos sobre el heredero de Slytherin y los ataques a los alumnos de sangre impura llenaban los pasillos. Para calmar el miedo y preparar a los estudiantes, Dumbledore decidió organizar un Club de Duelo, dirigido por el profesor Lockhart, con la ayuda del profesor Snape.

La gran sala en la que se celebraría la primera sesión del club estaba repleta de alumnos curiosos y nerviosos. Al frente, sobre un estrado, Lockhart se pavoneaba con su varita, sonriendo a la multitud. Snape, en contraste, se mantenía con los brazos cruzados, su expresión severa mientras miraba a los estudiantes con una mezcla de desaprobación y atención.

Me enamore de un criminal (SIRIUS X RON)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora