Las vacaciones pasaron rápidamente. La casa Weasley estaba llena de actividad, con los hermanos mayores ayudando a preparar la llegada de Ginny y los gemelos haciendo planes para futuros juegos con su nueva hermana. Ron, por su parte, se sentía cada vez más ansioso y emocionado.
Finalmente, después de tres meses de espera, llegó el día. La Madriguera estaba en calma mientras Molly era llevada a San Mungo para dar a luz, y todos esperaban con anticipación la noticia. Los hermanos se sentaron juntos, cada uno en sus pensamientos, imaginando cómo sería tener una hermana pequeña.
Horas después, Arthur regresó a casa con una sonrisa que lo iluminaba todo.
Todo ha salido bien, Molly y Ginny están perfectas.- anunció, con lágrimas de felicidad en los ojos
Los chicos celebraron, y unos días después, cuando por fin pudieron ir a conocer a su hermana, entraron en la habitación del hospital con una mezcla de emoción y ternura. Molly sostenía a Ginny en sus brazos, envuelta en una pequeña manta, y los miró con un brillo en los ojos que reflejaba lo feliz que se sentía.
Ron se acercó con cuidado, observando a la pequeña Ginny.
Es... es muy pequeña- susurró, con los ojos abiertos de asombro.
Sí, pero es fuerte Y tiene suerte de tener tantos hermanos que la cuiden- dijo Molly feliz
Arthur se unió al abrazo familiar, y todos los Weasley rodearon a Molly y Ginny, prometiendo ser la familia unida y amorosa que siempre habían sido. En ese momento, la familia Weasley se sintió más completa que nunca, con la llegada de la pequeña Ginny iluminando sus corazones.
Las vacaciones de verano habían sido largas y llenas de emociones para Ron. Al principio, todo era alegría y emoción con la llegada de Ginny. La familia Weasley estaba más unida que nunca, y Ron se sentía emocionado por tener una hermana pequeña a quien cuidar y proteger. Pero, a medida que pasaban las semanas, Ron comenzó a notar un cambio en la forma en que su madre le prestaba atención.
Molly estaba siempre ocupada con Ginny. Desde alimentarla, bañarla y calmar sus llantos, parecía que todo el tiempo y la energía de su madre se centraban en la bebé. Ron entendía que Ginny era pequeña y necesitaba muchos cuidados, pero no podía evitar sentirse desplazado. Cada vez que intentaba hablar con su madre, ella siempre estaba ocupada o demasiado cansada para prestarle atención. Las historias que solía compartir con ella o los momentos en los que Molly lo abrazaba y lo hacía sentir especial se volvieron cada vez más escasos.
Una tarde, mientras sus hermanos mayores estaban afuera y los gemelos planeaban sus travesuras, Ron se sentó solo en la sala de estar. Observó a su madre meciendo a Ginny, cantándole suavemente, y sintió una punzada de tristeza en el pecho. Recordó los momentos en que él había sido el centro de atención de Molly, cuando ella le leía cuentos o le preparaba sus galletas favoritas. Ahora, parecía que todo eso se había desvanecido.
Trató de decirse a sí mismo que era normal, que Ginny necesitaba más atención, pero no pudo evitar sentirse abandonado. Se preguntó si su madre todavía lo veía de la misma manera que antes, o si todo su amor y cuidado se habían ido solo a su hermana.
Esa noche, cuando todos estaban cenando, Ron intentó contarle a su madre sobre un libro que había leído en Hogwarts y lo mucho que le había gustado. Pero Molly estaba ocupada tratando de que Ginny se quedara dormida y apenas le prestó atención. Ron, con la cabeza gacha, dejó de hablar y se concentró en su plato.
Después de la cena, subió a su habitación y se sentó en su cama, sintiendo cómo una lágrima se le escapaba.
"Supongo que Ginny es lo único que importa ahora". murmuró para sí mismo, intentando no llorar.
Las vacaciones llegaron a su fin, y el día de regresar a Hogwarts finalmente había llegado. La estación de tren estaba llena de estudiantes que se preparaban para abordar el Expreso de Hogwarts. Los hermanos de Ron se reunieron en el andén, diciendo adiós a sus padres mientras Molly les daba un último abrazo a cada uno de ellos. Sin embargo, Ron notó que su madre estaba ocupada sosteniendo a Ginny en brazos y hablándole con dulzura, sin prestarle atención a él.
Ron esperó, con la esperanza de que su madre se diera cuenta de su presencia y viniera a despedirse, como lo había hecho siempre. Pero a medida que el tren se preparaba para partir, Molly seguía centrada en la bebé. Ron sintió un nudo en la garganta y desvió la mirada, tratando de contener las lágrimas que amenazaban con salir. Por un momento, se sintió invisible, como si ya no fuera importante para su madre.
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En ese instante, Lily Potter, que estaba en la estación despidiéndose de Harry, notó la expresión triste de Ron. Ella había visto cómo Molly se concentraba en Ginny y cómo Ron se quedaba en un segundo plano. Con una sonrisa cálida y maternal, se acercó a Ron.
Ron, querido, ven aquí- le dijo, extendiendo los brazos
Ron, sorprendido y aliviado, aceptó el abrazo. El calor y la suavidad del abrazo de Lily le recordaron los tiempos en que su propia madre lo abrazaba de esa manera, y sintió cómo la tristeza se desvanecía un poco.
Quiero que sepas que eres un niño increíble, Ron Y estoy segura de que este año en Hogwarts será aún mejor que el anterior. Harry y Hermione tienen suerte de tenerte como amigo- le dijo Lily con una voz suave.
Gracias, señora Potter. Significa mucho para mí- Ron sonrió débilmente y asintió
Ve y diviértete, y no olvides que siempre hay personas que te quieren y se preocupan por ti- le dijo Lily, dándole un último apretón antes de dejarlo ir.
Con un poco de ánimo, Ron se despidió de ella y se dirigió al tren, donde encontró a Harry y Hermione esperándolo en su compartimento. Aunque todavía sentía una pequeña punzada de tristeza por la ausencia de su madre, el abrazo y las palabras de Lily le dieron fuerzas para comenzar el nuevo año con una sonrisa.
