Capítulo extra

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Todo ser nace con inocencia, la cual se va perdiendo con el paso del tiempo.
Pero, ¿qué pasa si la inocencia se te es arrebatada?

Sodo, un niño muy pequeño con un corazón muy lindo, un corazón que no estaba nada preparado para la vida que tendría a tan corta edad. Sodo era un hermoso niño a los ojos de sus padres, en especial para su papá.
A partir de los dos años de edad cada noche, su papá tomaba a Sodo en brazos, lo recostaba a su lado y empezaba a darle "caricias" y besos por varias partes de su pequeño cuerpo.
Obviamente Sodo no sabía lo que estaba pasando. Esto empeoraba a medida que  Sodo crecía.

Sodo ya iba al preescolar, en donde no tenía casi ningún amigo o alguna persona cercana. El no era para nada sociable. Aunque conocía a un niño que era muy especial para el, pues fue el primero en hablarle, el nombre de ese amigo era Rain. A pesar del poco tiempo que se conocían, ya tenían demasiado apego y confianza. Eso para alguien como Sodo era algo realmente maravilloso.
Cuando cumplió los cuatro años, su mami le regalo un chal con un gorrito con orejas y cuernos de cabra tejido por ella. Sodo se veía realmente lindo con eso puesto, no se lo quitaba para nada.
Su amiguito también le había regalado algo, un peluche de ratón que a Sodo le había encantado. Se lo había entregado atrás de unos salones, abrazándolo y dándole un pequeño beso en los labios a Sodo, algo que lo desconcertó.

---- ¿que fue eso? ---- preguntaba un Sodo con mucha intriga

---- un beso ---- al ver que Sodo no entendía, Rain comenzó a explicarle ---- mi mamá me dice, que cuando unas personas se quieren mucho se dan besos ---- decía para terminar darle otro ---- y yo te quiero mucho ---- Rain abrazaba a Sodo mientras este correspondía al abrazo.

Eso fue algo muy nuevo para Sodo, nunca había escuchado hablar de eso.

Una noche, Sodo jugaba con su ratón de peluche, con su chal de cabra puesto, ya era demasiado tarde y se esperaba que este ya estuviera dormido.
Cuando menos se lo esperaba, su papá entró en su cuarto.

---- ¿que carajos haces todavía despierto? ---- decía en un tono elevado con un cinturón en la mano viendo directamente a Sodo, cerraba la puerta con seguro y camina hacia el ---- ¿que se supone que haces?

Lo tomaba fuertemente del brazo mientras Sodo lo miraba sin saber que decir. Jalo su brazo tirando lo de su cama, arrastrándolo por el suelo y eventandolo en una esquina.
Empezaba a quitar la ropa de Sodo mientras el intentaba que para, comenzando a llorar por el miedo que sentía.

---- Y ahora llorarás, como un maldito marica ---- Sodo quería que todo parara, no sabía lo que estaba ocurriendo o porque

En un momento, tomo las mejillas de Sodo con una mano para alzar su mirada, lo observó mor unos momentos para después levantarse por completo, dejando al pequeño Sodo de rodillas frente a él. En esos momentos Sodo se sentía tan pequeño, tan débil, esperando por un largo tiempo de dolor.
Una hora fue suficiente para saciar el hambre de su papá, una hora de sufrimiento y dolor para Sodo. Era la primera vez que lo lastimaba demasiado, las veces anteriores solo eran toques o besos en su cuerpo.
Nunca había sentido un dolor parecido a ese, además de la horrible sensación de asco recorrer su cuerpo en esos momentos.
Sentía que su mundo se caía a pedazos, ¿como era posible que su propia sangre lo lastimara de esa manera?

---- muy bien ---- decía en una voz agitada mientras terminaba de acomodar sus ropas ---- será mejor que te duermas ya ---- se acercaba al cuello de Sodo para susurrarle ---- mi lindo bebé ---- y depositaba un beso en su cuello.

La mamá de Sodo escuchaba los gritos y llantos de su hijo al otro lado de su habitación, se sentía inútil al no poder sacar a su pequeño hijo de ahí.

Mirada de mil estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora