Capítulo 13.- Entonces Max, ¿eh?

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Rebecca: ¿Carlos, sucede algo? -dijo la chica más puti-fácil del colegio

Carlos: Nada, es solo un amigo – uch ¿Escucharon eso? Fue el sonido de mi corazón rompiéndose en mil pedazos, no sé si fue el alcohol o fue el enojo, pero..

Leclerc: ¿Amigos? Arquee lo ceja.

Carlos: Si Perceval, AMIGOS, por favor vete que tengo cosas que hacer – dijo regalándole una sonrisa pícara a Rebecca, de esas que a mí me había dado ayer, ahora sabía que todo había sido de manera hipócrita

Leclerc: Eso no parec... - no pude terminar – Carlos ya me había soltado un golpe, dejándome en el suelo, sentí como mi mejilla ardía, no sabía si de dolor o de vergüenza, mis ojos querían comenzar a aguarse, pero me levanté.

Checo: Carlos, estás muy ebrio - dijo poniéndose entre ambos.

Leclerc: O tal vez sea parte de su naturaleza de patán -dije haciendo a Checo a un lado.

Carlos: ¡Ya cállate maldito maricón!

Carlos me tomó de la polera y me lanzó al suelo con todas sus fuerzas, conteniendo mi llanto me levanté aún más enojado y lo miré.

Carlos: No te me vuelvas a acercar entendiste, tú no sabes nada de mí. ¡No soy gay Perceval, entiéndelo! – las lágrimas ante sus palabras hirientes querían escapar y escandalizar toda la escena, más me contuve.

Carlos había salido del cuarto hecho un infierno. Checo se acercó a mí, pero yo evité el contacto.

Leclerc: ¡No Checo! No me toques, de verdad. – dije con la voz entrecortada. – Puedes decirle a tu idiota amigo que no vuelva a buscarme, que no se tiene que preocupar por "ESTE MARICÓN" – dije.

Checo: Nada de esto está bien, Leclerc, tú no estás bien. – dijo el chico tomando mi hombro. Miro a la chica y fue hasta donde estaba. – Rebecca, lárgate, no tienes nada que hacer. – dijo tomándola del brazo y sacándola del lugar.

Las lágrimas comenzaron a brotar sin permiso alguno, me comencé a derrumbar y rompí en llanto. Odiaba a Carlos, lo odiaba con toda mi alma.

Checo: Déjame acompañarte a casa por favor. – dijo nuevamente.

Leclerc: Sé el camino Checo, solo déjame tranquilo.

Salí de aquella fiesta estúpida y caminé directo hasta casa, mi nariz sangraba más de lo que un golpe podía hacerla sangrar.

La calle estaba sola, no había ni una sola persona vagando por ahí, ni una pareja, absolutamente nadie. Me sentí en la libertad, de volver a llorar, nadie me cuestionaría, nadie me vería.

De la nada, escuché como un zapato resbalaba por el concreto de la banqueta. Volteé y no vi a nadie, entonces inseguro, volví a caminar nuevamente.

La sensación de alguien siguiéndome, no se quitaba ni por un instante, estaba latente, ahora estaba seguro, alguien me va siguiendo, puedo escuchar los pasos, doy vuelta otra vez y miro una gorra esconderse entre los callejones, ahora sabía quién era.

Leclerc: Sal de ahí Checo. – dije con un tono cortante.

El chico que me seguía, salió de la oscuridad y sí, era Checo, fue hasta donde estaba.

Checo: Lo siento si te asuste. – bajó la mirada.

Leclerc: No te preocupes, solo que no debiste seguirme. – traté de sonreír y comenzamos a caminar. – Entonces Max ¿Eh? – dije cortando el silencio que se hacía. ¿Es en serio o solo fue para distraerme?

Checo: No entiendo lo que pasa conmigo, conozco a Max desde hace años, no sé si me recuerde, estudiábamos juntos antes de su accidente. Y cuando lo volví a ver tan cambiado revolvió todo en mi interior como una malteada de Checo.

Leclerc: Espero que no le rompas el corazón. – lo miré.

Checo: Tranquilo viejo, luego luego a la agresividad. – sonrió, yo solté una pequeña risita. Llegamos a mi casa y le agradecí el acompañarme, subí directamente a mi cuarto y entré al baño, me cambié la playera ensangrentada y me metí a la ducha.

No tardé ni cinco minutos cuando volví a llorar, no podía creer que Carlos me bajara del cielo al infierno en tan solo dos días.

"Tú Y Yo, Juntos..." Charlos adaptacion.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora