"Tú Y Yo, Juntos..." Charlos adaptacion.

Capítulo 8

Narra Carlos

Al sentir el brazo del menor mi mente sintió la necesidad de quitarme de ahí y decirle que se detuviera, en cambio mi cuerpo sintió un gran calor al tacto de sus brazos acariciando mi espalda, lo único que hice fue aferrarme a su brazo una vez teniéndolo a mi alcance, sentí la respiración constante de Leclerc en mi nuca, ¡Joder! Estaba sintiendo magnífico. De un momento a otro cerré mis ojos y me quedé dormido.

El molesto sonido de un celular hizo que abriera mis ojos de inmediato, miré y todo estaba oscuro, por dios, hacía mucho frio, sin embargo, mi espalda se mantenía tibia, recordé lo sucedido hace unas horas. El sonido de nuevo, era mi celular, me levanté evitando despertar a Leclerc, vaya este hombre se veía hermoso al dormir.

|| LLAMADA ENTRE CHECO Y CARLOS ||

Checo: ¿Por qué carajo no entraste a clase? – dijo con voz molesta.

Carlos: Estuve con Leclerc, Checo, necesito ayuda.

Checo: ¿Leclerc? Dime que tú y él no...

Carlos: No por dios Checo tu mente siempre se reduce a eso. El tipo se me hace lindo y tengo miedo de que empiece a llamar mi atención.

Checo: Espera viejo, tranquilo es normal solo le estas tomando afecto al chico. ¿o no crees que yo soy lindo?

Carlos: No en el aspecto en el que me parece lindo él.

Checo: Está bien, tranquilízate, escribiré tus tareas y las llevaré mañana por si no llegas. Adiós.

Carlos: No me cuel... - había colgado.

|| FIN DE LLAMADA ENTRE CARLOS Y CHECO ||

El momento se comenzó a tensar más cuando unos sonidos inusuales provenían desde donde yo estaba acostado hace unos momentos. ¿Gemidos? Abrí los ojos como platos al darme cuenta que Leclerc estaba teniendo sueños húmedos, me acerqué a él y miré como mordía sus labios, pero sus gemidos, santo Dios, eran vida.

- Leclerc. – susurré en su oído. Sus gemidos eran música para mis oídos, toqué mi entrepierna y ¡mierda! Me había calentado. – Leclerc despierta! – grité a lo que el chico despertó rápidamente.

-¡Carlos! – dijo asustado.

NARRA LECLERC.

El grito de Carlos me había despertado de un magnifico sueño, mis mejillas se comenzaron a tornar un tanto rojas, estaba mirando al protagonista de aquel sueño que tanto había disfrutado.

-Siento despertarte así, es solo que tú estabas... - dijo enrojeciéndose también, era tierno de esa manera.

-¿Yo qué? -Sonreí.

- Estabas haciendo sonidos raros.

No había entendido, después mire sus pantalones y... ¡Carajo! Carlos tenía una erección.

-¡Oh por Dios! Estaba gimiendo ¿cierto? – pregunté avergonzado.

- No hablemos del tema. Vamos, debemos irnos. – dijo levantándose discretamente dándome la espalda.

-¿Por qué no nos quedamos esta noche? – sugerí cruzando los dedos, por fin uno de mis deseos se volvería realidad, pasaría todo un día con él. Es de noche y tienes que manejar. – dije mientras hacía círculos en la arena.

- Solo si esta vez yo te abrazo. – bajó la mirada.

Asentí nervioso.

- Iré por unas sábanas extras al auto, veré si encuentro con que hacer una fogata.

-Llamaré a mis padres.