NARRA CARLOS
Encendimos una fogata y pusimos lo más cómodo que se pudiera hacer lo que sería por una noche "nuestra cama".
Leclerc llamó a sus padres, diciendo que se quedaría en casa de Max, después llamó a Max, le explicó la situación y este soltó una ligera risa que pudo escucharse desde el teléfono del monegasco, estuvo de acuerdo en que si sus padres llamaban, diría que Charles estaba con él.
Apagó su celular y se acercó al fuego, donde yo me encontraba escuchando cada palabra que el menor decía.
Le pedí a Leclerc que me contara más de su vida pasada. Él accedió e inició por contarme su vida en Mónaco. El cómo había sido muy difícil para él volver a adaptarse a un lugar que le era ajeno.
Después conoció a Max y este le ayudó a sobrevivir a su nuevo mundo. Pasaron los minutos, Leclerc no paraba de hablar, y no era desagradable, sino todo lo contrario. Su voz me daba un cierto grado de tranquilidad.
Tenía miedo de sentir esto, pero, Leclerc estaba comenzando a gustarme.
NARRA LECLERC.
No me había dado cuenta, pero había pasado casi hora y media hablando, Carlos no había dicho ninguna palabra, debe creer que soy muy hablador, que nunca cierro la boca, detengo mi historia y lo miro. Por un momento él no se da cuenta que he detenido el habla y sigue sonriendo, mis mejillas se tornan rojas.
Leclerc: ¿Qué tanto miras? – susurro bastante bajo. -¿Te volviste a perder?
Carlos: ¿Qué yo que? – dijo volviendo a darme su atención.
Leclerc: Creo que mis historias te aburren. – hice un puchero.
Carlos: Para nada, es solo que... - lo piensa un momento, no está dispuesto a cometer el mismo error que hace unas horas. – Olvídalo.
Leclerc: Olvidado, ¿Te parece si dormimos? – me levanté y fui directo a la "cama".
Carlos: Estoy de acuerdo. – También se levanta, se para junto a mi y después se recuesta. – Me toca abrazarte recuerdas. – dijo quedando nuestros rostros uno frente al otro.
Leclerc: Me gustan tus labios. – digo nervioso.
Carlos: ¿Y por qué no los besas? – dijo cerrando sus ojos.
Sentí que el corazón se me salía del pecho al escuchar sus palabras ¿Lo besaría?
Carlos: ¿No lo harás? – abrió sus ojos.
Leclerc: No tengo el valor para hacerlo. – dije cerrando mis ojos. De pronto sentí la humedad de sus tan carnosos y rosados labios sobre los míos. ¡Maldición! Si esto era un sueño, no me despierten aun por favor. Amaba el movimiento de sus labios, su sabor, su textura, lo amaba a él.
Sentí como su lengua comenzaba a abrirse paso por mi boca, el aire me faltaba, pero no importaba, podría estar así una eternidad, solo con Carlos junto a mí, sus labios se despegaron apenas unos milímetros.
Su respiración cansada tan cerca de mí, me causaba cosas que no podía explicar. Nada me importaba ya. Podía morir ahora y moriría sabiendo que cumplí mi sueño.
Había probado los dulces labios de Carlos Sainz.
NARRA CARLOS
Nos despertamos, y como deseaba mi corazón, Leclerc estaba entre mis brazos. Di pequeños besos en su oído, después bajé a su mejilla y luego hasta sus labios, este último movimiento lo había despertado.
Leclerc: Me gustaría despertar así siempre. – sonrió, pero aun sin abrir sus ojos.
Carlos: Puede ser. – me levanté.
Leclerc: ¿Puede ser? – dijo con cierto brillo en sus ojos.
Carlos: Si, ¿Por qué no? – comencé a doblar las sábanas.
Leclerc: Ayer me dejaste muy en claro que eras heterosexual y que era normal esto, pero a lo que yo me refería era...
Carlos: ¿Novios?, Tranquilo amigo, despacio, debo asimilar esto. – No lo miré, me daba pena mentir en su cara. No aguantaría más fingiendo esto.- ¿Nos vamos?
Capítulo 10
NARRA LECLERC
Por alguna manera que desconozco, sentía que Carlos se había molestado por mi comentario, en realidad no lo entiendo, es un chico muy difícil, muy bipolar.
Durante el trayecto a la ciudad todo se mantuvo en silencio.
Carlos mirando hacia la carretera y yo mirando por la ventana los lindos paisajes que se encontraban frente a mí.
Por fin habíamos llegado, Carlos aparcó su auto frente al estacionamiento del edificio donde rentaba.
Leclerc: Gracias. – abrí la puerta, pero Carlos impidió que saliera tomando fuertemente de la muñeca.
Carlos: Escucha, no sé lo que siento, ok..? Todo esto es nuevo para mí, solo te pido que tengas paciencia y me des algo de tiempo.
NARRA CARLOS
¿¡Que estupidez dije!? Había pedido tiempo, tiempo que Leclerc no tiene claramente, él me regaló una sonrisa.
Leclerc: Puedes tomarte el tiempo que desees. Caminaré hasta casa, pero gracias por todo lo de ayer.
Carlos: Oye, no caminarás nada. Te prestaré ropa, te duchas en mi departamento, ya no hay tiempo y las clases iniciarán. – bajé del auto. Leclerc tímido e indeciso, comenzó a seguirme.
Llegamos hasta mi apartamento.
Carlos: ¿Checo? -grite entre el pasillo como de costumbre, mi compañero ya no estaba en casa. – El baño está al final del pasillo, en un momento te llevo ropa y una toalla.
Leclerc: Gracias. – dijo yendo hasta donde antes le había indicado.
Fui hasta mi recamara y saqué unas cuantas playeras, unos pantalones y una toalla limpia. Recordé que tenía ropa interior nueva, fui hasta donde la maleta y saqué un par de tines y un bóxer.
Al entrar a la regadera pude notar la silueta del cuerpo desnudo de Leclerc del otro lado del plástico que nos separaba a ambos. Mi respiración comenzó a acelerarse, el vapor entraba por mis ojos haciendo que estos lagrimearan un poco. ¡Mierda! Susurré al ver que nuevamente el chico había provocado un desorden en mis pantalones.
Leclerc: ¿Carlos? – dijo este desconfiado.
Carlos: Lo siento soy yo, entré para dejar ropa y la toalla, escogí lo que creí que te quedaría, la ropa interior es nueva no tienes de que preocuparte.
Leclerc: Gracias. – dijo éste desde la regadera.
Mi respiración volvió a sonar molesta, se estaba acelerando. ¿Por qué me pasa esto? Esto me está afectando más de lo que me gustaría confesar. Poso una mano en las paredes del plástico, Leclerc se detiene a verla y hace lo mismo, puedo sentir como Leclerc tiembla al tener contacto con mi mano de este modo, sin soportarlo más, salgo del baño rápidamente.
Después de un rato Charles sale de la regadera con su cabello húmedo y sus mejillas rosadas.
Carlos: Te quedan bien. – digo al verlo con mi ropa puesta.
Leclerc: Gracias. – sonríe ante tal comentario, no le doy tiempo de decir nada y me adentro en el cuarto de donde este había salido.
Me apresuro a salir, tenemos el tiempo encima. Me vestí lo más rápido posible y salí del baño, Leclerc se encontraba curioseando en la sala.
Carlos: ¿Nos vamos? – dije a lo que él dio un leve salto de susto.
Leclerc: Perdón. ¿Me prestas una bolsa o algo para llevarme mi ropa?
Carlos: Déjala aquí, después pasas por ella ¿Si? – dije caminando hasta la puerta, después nos dirigimos hacia el Colegio.
Tenía un pretexto más para tener a Leclerc aquí de vuelta.
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"Tú Y Yo, Juntos..." Charlos adaptacion.
Fiksi PenggemarSentía que el corazón se me salía por el pecho, cuando vi que ÉL recogió mi libreta y le dio un vistazo.