CAPÍTULO 12

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Abril del 2022

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Abril del 2022

Habían pasado varios días desde el asesinato de Manuel Taylor y el alboroto persistía. La familia del congresista pedía justicia a las autoridades, ofreciendo una cuantiosa recompensa a aquel que encontrara al culpable.

Bastian vivió angustiado durante las semanas posteriores, sin embargo, había comenzado también su propia investigación. El teléfono del congresista le había ayudado en algo, pero necesitaba más. Los mensajes no eran claros, estaban en clave, al igual que fechas, lugares y otros detalles.

Él conocía de hackeo, pero lo único que pudo encontrar en el teléfono de Taylor fueron fotos y audios que no tenían que ver con los mensajes. Al parecer, tenía otro dispositivo para aquello que ocultaba y de vez en cuando se comunicaba a través del suyo, siendo ese su mayor error.

La señora Amanda, quien era la madre de Lily, llamó a Bastian para que la ayudase a buscar a su hija porque había desaparecido. El joven tuvo que fingir no saber nada, aunque por dentro se estuviese muriendo de culpa.

La denuncia se hizo presente y solo dos días después de su muerte, el cuerpo apareció. Estaba enterrado a varios kilómetros del lugar en el que Bastian la había dejado. El misterio fue resuelto cuando Amanda fue informada de que su hija había fallecido por un golpe en la cabeza. Fue un asalto, al parecer le robaron todo y en un forcejeo cayó sobre una roca puntiaguda.

La madre de Lily estaba destrozada por aquella noticia. Lloró tanto que incluso se desmayó. Bastian fue su apoyo durante esos días, él también sentía dolor al recordar como había visto el cuerpo de su amiga sin vida.

La furia invadió el ambiente cuando el culpable se entregó a las autoridades. Contó su versión de los hechos, diciendo que estaba desesperado y que la chica no le había dejado otra opción. La policía confirmó que él era el asesino, debido a que encontraron fluidos de aquel tipo en el cuerpo de Lily.

Las noticias del arresto fueron reconfortantes para Amanda, pues el causante de su dolor estaría encerrado por muchos años y de algún modo, obtendría justicia, aunque eso no iba a devolverle a su hija. Sin embargo, solo dos días después de la prisión preventiva, ese sujeto fue asesinado.

Bastian comprendió un poco más. Se enfrentaba a algo grande. Solo él sabía que habían cambiado todo, tanto el cuerpo como las pruebas, con tal de que el congresista muerto no se involucrase en aquel crimen. Porque si llegaban a investigar a fondo, los otros también caerían y eso no era lo que esperaban.

Después de esa semana tan dolorosa, el primer aliado apareció. Al principio, pareció que todo se había arruinado, como si la victoria hubiera acabado sin siquiera comenzar a trabajarse. Sin embargo, en medio del caos, una pequeña esperanza de continuar llegó.

—Elías Mendoza.

—Bastian Miller.

La primera presentación oficial después de días desesperación por parte de Bastian. Sintió que podía confiar en aquel moreno de ojos negros que sin dudarlo, lo había ayudado desde el principio. Porque el ojiazul estaba tan perdido aquella noche que no se dio cuenta cómo lo grabaron las cámaras del coche del congresista. No fue hasta que Elías le contó su versión de la historia, que lo dejó entrar a su propia casa.

Manuel Taylor era perseguido sin saberlo. Había abusado de la hermana de Elías y después de eso solo amenazó a la joven para guardar silencio, además de entregarle una fuerte cantidad de dinero como compensación. Eliana era su nombre, tenía diecinueve años y una vida entera por delante, sin embargo no pudo soportar aquel trauma por lo que terminó suicidándose un mes después de aquello. Elías descubrió todo y entonces utilizó sus habilidades de hackeo para planear su venganza, pero Bastian se adelantó. 

Cuando Elías llegó ahí, justo donde marcaba la última ubicación del teléfono de Taylor y presenció la escena, todo se acabó. Había planeado acabar con el congresista él mismo, pero ya estaba hecho. El hombre estaba muerto y solo a unos metros de su cuerpo, estaba también una mujer. Era un asesinato. Las dudas lo invadieron, pues no sabía qué hacer, si llamar a la policía o solo irse, ¿cómo iba a explicar el hecho de estar a la medianoche en un lugar escondido?

Elías trató de pensar en algo y fue cuando recordó. El coche de Taylor tenía cámaras y de alguna forma habían grabado lo que sea que haya pasado porque enfocaba el cuerpo del congresista. Abrió la puerta y comenzó a usar sus habilidades para obtener el material mediante unos cables. Dudó un poco cuando tuvo la opción de eliminar las pruebas que incriminaban al asesino, pero luego lo hizo y salió.

El moreno estaba feliz, había realizado un magnífico trabajo al obtener aquellas grabaciones en medio de la lluvia y justo antes de que la policía llegase. Estaba aliviado, de algún modo, debido a que su objetivo de ese día era acabar con Manuel Taylor y ver a Bastian en esos videos, le hizo pensar que debió ayudarlo.

El miedo y desconfianza reinaron durante los primeros días de convivencia, por lo que ambos jóvenes tuvieron que esperar a que el tiempo pasara y así poder llegar a entenderse. Elías tenía con que chantajearlo, pero no lo hizo, sabía que Bastian tenía la razón suficiente para no creer en él por todo lo que había pasado y lo comprendía.

Las semanas pasaron y cuando menos se lo esperaban, ya ambos estaban en medio de la investigación. Los dos ponían de su parte para concentrarse y planear aquello que tanto querían destruir. Pero, aunque iban bien, sabían que no era suficiente. Necesitaban más personas, porque todo eso los estaba consumiendo.

—¡Mierda!

Elías soltó de repente apagando la pantalla de su portátil. Bastian estaba redactando un archivo, dejando sus primeras imágenes comprometedoras, pero se apartó tan pronto como vio el rostro del moreno.

—Son siete —dijo Elías—, los involucrados son... eran siete. Manuel Taylor era uno de ellos, pero tengo la identidad de otro.

Bastian lo escuchó en silencio y asintió a cada palabra dicha por el chico. El camino era complicado, ambos lo sabían y esa fue la razón por la que dieron el siguiente paso.

—Alístate —habló Bastian—. Tenemos un viaje que realizar.

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