CAPÍTULO 9

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Habían pasado varios días en los que la tensión se podía sentir en el ambiente

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Habían pasado varios días en los que la tensión se podía sentir en el ambiente. En la casa, Esteban y Rebecca trataban de mantenerse al margen, pues Ariadne no les daba confianza aún, a pesar de que Elías se había encargado de investigarla, confirmando su versión.

Ariadne dormía en otra habitación que el joven de ojos azules se había encargado de habilitar en el segundo piso. Elías era el único que hablaba con ella, poco a poco habían comenzado a ser cercanos y cada vez que él tenía tiempo libre lo pasaban juntos viendo alguna película. Bastian se sentía extraño cada vez que los veía tan cerca el uno del otro, pero intentaba ignorarlos.

El infiltrado que el equipo tenía en la policía los tranquilizó, asegurando que aquella noticia de la posible pista era totalmente falsa. En su ineptitud, las fuerzas policiales le dieron falsas esperanzas a la gente para no sentirse tan atacados, pues ya habían pasado más de dos años desde que el primer cuerpo apareció junto a una flor de papel y no tenían nada.

El equipo estaba tranquilo. Los planes seguían y la próxima misión estaba siendo planificada. Sin embargo, algunas cosas habían cambiado, debido a que las siguientes víctimas estaban mucho más alertas que las anteriores y sus pasos eran más difíciles de seguir.

Un mes y medio fue el tiempo en el que se darían la tarea de buscar la forma perfecta de realizar aquello. Era bastante difícil, pero no imposible. Si los cuatro trabajaban juntos, lo lograrían de algún modo. 

Quedaban solo dos semanas para el día en el que se llevaría a cabo la sexta misión, por lo que todos estaban alborotados, buscando nuevas formas de realizarla. La nueva víctima estaba siendo mucho más cuidadosa y precavida, como si supiera lo que estaba por venir.

—¡Maldita sea! —exclamó Elías, quitando sus ojos de la computadora.

El moreno había estado metido en ese cuarto durante semanas y el plan estaba listo, pero algo cambió de nuevo. La sexta víctima sabía que era la siguiente en la lista y estaba moviéndose constantemente para evitarlo.

—¿Volvió a cambiar los planes? —preguntó Bastian, frustrado.

—Solo nos queda una última opción —dijo Rebecca y los cuatro se miraron entre sí.

—No vamos a meternos ahí, es muy peligroso.

—Bastian —lo llamó Elías—, si todo sale bien, nadie será reconocido y la sexta misión sería un éxito.

—Pero si no sale bien, todo se habrá arruinado— respondió el ojiazul—. Estamos tan cerca.

—Puedo preparar todo para que parezca natural —mencionó Elías.

—¿Cuál es el plan?

Elías comenzó a explayarse, aunque ya todos sabían la última opción. El ataque debía ser en un lugar público, a plena luz del día y con gente rondando la escena. Gabriela Clark se había encargado de todo lo referente a su seguridad, por lo que acceder a ella era casi imposible. Sin embargo, las necesidades del ser humano eran iguales para todos y eso sería lo que ayudaría al equipo a finalizar con éxito aquella misión.

La flor de origamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora