La claridad del amanecer entró por la ventana, iluminando la habitación. Bastian abrió los ojos para encontrarse a Ariadne aún durmiendo sobre su pecho y con su brazo rodeando su cintura. Ella se veía tan tranquila disfrutando de su sueño que daba ternura. Su leve respirar fue hipnótico para él, quien sin darse cuenta, llevaba un buen rato mirándola.
Ariadne comenzó a despertar, movió la cabeza un poco y luego abrió los ojos con lentitud. Su rostro se enserió enseguida al ver como estaban tan cerca el uno del otro y se apartó muy rápido de él.
—¿Por qué... —la chica quiso decir algo, pero se quedó en silencio. En un solo movimiento se puso de pie y se quedó al costado de la cama.
Bastian se había mantenido en la misma posición desde que despertó y después de haberse perdido en los ojos grises de la joven, un golpe de realidad lo hizo reaccionar. Se movió rápido en busca de su teléfono, el cual encontró sobre la mesa de noche y lo tomó, ante la mirada desconcertada de ella. Fue entonces cuando todo se arruinó. Se levantó de la cama, sintiendo cómo un leve escalofrío recorrió su cuerpo. El ambiente comenzó a volverse pesado y no pudo soportarlo más que salió huyendo de la habitación.
Estaba furioso. La salida de aquel espacio fue solo para no terminar haciendo algo apresurado, pero casi no podía tranquilizarse. Ariadne había arruinado todo. La policía mencionó el hallazgo de pistas en los medios y un mensaje del infiltrado lo confirmó.
No había forma de errar en la misión. El equipo de había encargado de todos los detalles, desde el personal en el restaurante hasta los autos que los movilizaron.
El golpe al entrar a su habitación retumbó en toda la casa. La policía estaba a nada de dar con él y todavía faltaba mucho para terminar el plan. Sacó su teléfono para hacer una llamada rápida, mientras sentía la histeria apoderarse de su cuerpo.
—Es cierto —habló una voz masculina a través del teléfono—. Han encontrado pistas.
—¿Cuáles?
—Todavía no sé. No han querido revelarlo, pero por el momento no sospechan que esté ligado a la muerte de su hermano.
—¿Entonces?
—Déjame averiguar primero. Te mantendré informado.
La llamada finalizó. Si no sospechaban que Gabriela era una más de la serie fue porque nunca dejaron la flor de papel sobre su cuerpo. Era la única opción después de ver a Ariadne en la escena. Sin embargo, se sabía que hasta el más estúpido deducirá que es el mismo asesino, puesto que Gabriela Clark había amenazado públicamente a este después de la muerte de su hermano.
Bastian prendió su portátil para ver las noticias en las redes, tal y como acostumbraba a hacer después de alguna misión. La diferencia era que en los asesinatos anteriores tenía la certeza de que no hallaron nada más que los cuerpos y las flores de papel, pero en esta se encontraron pruebas.
"Tenemos malas noticias, queridos televidentes", decía una presentador con pesar. "La periodista Gabriela Clark ha sido encontrada sin vida hace apenas unos minutos en The secret garden, restaurante que queda ubicado en La Molina. Ha sido algo espeluznante, debido a que su asesinato parece haber sido planificado a la perfección, sin embargo se han encontrado pistas y la policía está investigando todo. El o los asesinos habían dopado a los dieciséis empleados del restaurante y los colocaron en un almacén de productos por varias horas, además les quitaron su uniforme de trabajo y dejaron solo en en ropa interior. Se asume que esto fue con el fin de suplantar la ocupación de cada empleado y así los malhechores pudieron hacer de las suyas en las instalaciones."
El reportero siguió dando algunos detalles del hallazgo del cuerpo, pero Bastian ya no le prestó atención, solo apagó su portátil y salió de su habitación para hablar con la única responsable.
—¿Ya han visto las noticias? —preguntó, ingresando a la sala de reuniones.
Esteban y Rebecca estaban revisando algunos archivos, los cuales dejaron de lado para mirarlo. La rubia tenía el rostro lleno de culpa, por lo que, a diferencia del día anterior, solo asintió en respuesta.
—¿Has visto lo que has hecho? —Bastian caminó hacia ella y la miró enojado—, ¿estás feliz de eso?
—Lo siento —mencionó en voz baja—. Yo solo quería...
—¡Me importa una mierda lo que querías!
—¡Bastian! —le gritó Esteban y se acercó a ambos.
—Esteban, está bien —dijo Rebecca—. Es mi culpa.
—Me alegro de que hayas entendido porque quiero que lo resuelvas —ordenó el chico de ojos azules—. Si no llevabas a Ariadne al restaurante...
—Si no la hubieras metido aquí... —la rubia quiso decir más, pero las palabras no salieron.
—No sé cómo diablos vas a hacer, pero lo solucionas o te largas —finalizó.
Bastian salió del lugar y de su hogar. Condujo su auto en dirección a la casa de su madre para entregarle las cosas que había comprado el día anterior. Siempre aprovechaba para visitar a Clara, pues era como un escape a su rutina.
También necesitaba distraerse un poco porque si veía a Ariadne no sabría qué hacer. Los recuerdos de ellos besándose le inundaban la mente, pero a la vez se arrepentía de haberlo hecho y rogaba que a ella se le hubiera olvidado. No era correcto y estaba consciente de eso.
—Bastian, casi no has comido —le habló su madre—, ¿estás bien?
—Solo algo cansado.
—¿Vas a quedarte a dormir? Puedo decirle a Julia que prepare tu habitación.
—No puedo. Tengo que trabajar mañana temprano.
Clara no volvió a insistir y Bastian se sintió tranquilo por ello. Después de pasar el día con su madre, la noche llegó y el joven se despidió para regresar a su hogar.
Cuando ingresó a la casa, se encontró a Elías bajando las escaleras con una fuente de comida. Quiso evitarlo y subir a su habitación, pero no pudo hacerlo.
—¿Puedes hacer algo? —preguntó el moreno, mostrándole la comida—. No ha comido en todo el día y tampoco quiere abrir la puerta.
Bastian solo asintió con la cabeza, tomó la bandeja y se apresuró a subir las escaleras. Elías no le había dicho nada más, pero suponía que Ariadne no estaba bien. Una sensación de tristeza lo invadió de nuevo, como si necesitara que ella estuviera feliz para sentirse pleno.
Buenas noches, bellas personitas.
Después de salir de una crisis personal, he vuelto con mucha motivación. La semana pasada iba a subir este capítulo, pero no me convencía del todo, por lo que decidí subirlo hasta hoy.Hoy también subiré los siguientes capítulos, así que continúen con su lectura.
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La flor de origami
Ficción históricaDesde las sombras del anonimato, un asesino hace de las suyas por motivos que solo él conocía. A pesar de todo, la mayoría de gente sigue pensando en él como un monstruo, debido a que sus víctimas no tienen más en común que sus actos de humildad. É...