⁷|¿podrías hacerlo?.

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Quizás solo sentía envidia. Quizas solo quería que todos ellos sintieran lo mismo que yo. Que sufrieran, que se callarán.

que no rieran y silenciaran todo ese ruido por mi, cuando yo quisiera, cuando
Yo lo pidiera, en cualquier momento, a cualquier hora.

No tenía sentido ¿Que hacía yo ahí intimidandome por esa maldita muñequita? ¿Que hacía yo ahí sintiéndome mal por el recuerdo de la presencia de ese solecito?.

Jodete, puedes ser todo lo perfecta que quieras, todo lo malditamente bonita o tranquila que quieras, pero ¿No tienes algo más para utilizar que esa empalagosa personalidad, bonita?.

Es hora de cambiar un poco los planes. Juguemos sucio, juguemos a mi manera. Veamos si todo eso te sirve, para emplear mejores estrategias que yo, princesa.

Si, eso.

destruye todas esas amenazas " mi cabeza repetía varias veces al día. Deshazte de todas esas inservibles personas, quitalas de tu camino, apartarlas, golpealas, obligalas.

-¿Porque odias tanto a perla?.

-no la odió.- dije entre dientes. Aquel nombre me había estado atormentando la cabeza.

El tomo aire.

-tienes más de 30 minutos insultandola sin sentido - contesto con lógica. -creo que hay algo más en eso- acabó diciendo el chico con suéter sentando a mi lado, mientras se incorporaba.

Lo observé con seriedad.

Trate de bajar la molestia mientras intentaba reír. La mente me estaba ardiendo, los escenarios donde corría sangre de esa chica, intentaban calmarme. Su cara golpeada, su cuerpo sin vida, los moretones, los rasguños. Era un deleite todo aquello en mi cabeza.

¿Que quieres André? ¿Que pierda la batalla campal con mi mente y diga que no siento los mínimos celos por esa zorra? En la vida aveces toca mentir, Aunque no quisiera hacerlo contigo.

¿Pero vas a quererme luego de entender la mentira que soy? ¿Vas a quererme cuando te quites la venda de los ojos y descubras que no tengo remedio?.

Podria arrastrarla por el suelo, ahorcarla, golpearla, apuñalarla repetidas veces, matarla y aún así sentir celos por su alma. En un intento desesperado de pelear por la tuya.

No intentes comprenderme, yo tampoco lo hago. Soy un misterio, jamás vas a resolverme, solo quédate.

Porque hay tanta calma en ti. Porque nunca ves las amenazas, porque no hay voces en tu mente que te recuerdan que todo esto se está yendo al infierno.

O que muy probablemente, yo lo estoy ocasionando.

-no odio a perla..- murmuré, con el nudo en la garganta, ahogandome.

Los ojos de André se fijaron en mi un momento. -alexa- me llamo -mirame y dime qué no la odias entonces - pidió con los ojos puestos en mi, casi en susurro.

El nerviosismo apareció. Mis manos jugaron entre si como siempre, como si aquello no me estuviera asesinando lentamente mientras André me miraba y esperaba una respuesta.

No podía decirlo. Todo aquello sería mentira. Jurar que perla no me revolvía el estómago al estar unos metros cerca era falso. Decir que las ganas de apuñalarla ya no estaban, también lo serían.

¿Y porque el debería fijar sus ojos en ti, Alexa? ¿Porque André debía meterse por el camino de lodo cuando podía pasar por el bonito césped verde con flores?.

-no la odió - solté con los ojos en dirección a André. Intentando no hacer ningún gesto que pudiera delatarme.

Las voces en mi cabeza se reían de mi al compás de ese maldito dolor de cabeza. Cómo si ellas entendieran la farsa que estaba llevando a cabo.

•quítate el disfraz, frente a mi.•©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora