¹²|mudate a el, quédate aquí.

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Nunca nadie me eligió.

Creo que no solo me refiero a temas amorosos. Creo que hablando liberalmente, nunca nadie me eligió. Ni mis padres, ni amigos, ni mucho menos el mundo.

Nunca nadie se preocupo o pregunto confusamente que sucedía conmigo y si algún día lo hicieron, quizás solo fue por corta curiosidad. Nunca nadie se comporto de manera decente cuando se trataba de mi, nunca nadie quizo hacer la diferencia.

¿Eso estaba bien, no?.

Claro, lo que había logrado mantenerme viva todos estos años había sido por mérito propio ¿No?. Bueno, ahí esta. Yo nunca había necesitado de nadie para entender al mundo, yo misma me había chocado con la realidad sin necesitar nada más que frías experiencias.

-si te sigues rasguñando los brazos. Voy a recurrir a medidas más drásticas, alexa. ¿Quieres que haga eso?- el psicólogo había dicho frente a mi en medio de esa oscura oficina. Al mismo tiempo que me observava con seriedad.

Mi tía había estado intentando calmarme en la madrugada en medio de un ataque de pánico, en los que suelo aferrarme a cualquier parte de el cuerpo con fuerza, en un intento de que el ruido de mi alrededor baje. Dejando leves rasguños o golpes en el proceso.

No pude esconderme. Ella termino presenciando todo y por supuesto, acabo yendo con el chisme al otro dia, como siempre.

-me da igual.- contesté haciendo un gesto de indiferencia.

Vamos. ¿Que podría ser más drástico?.
¿Antidepresivos, subir la dosis de un calmante o supervisión? Quizás ¿Drogarme, más? Nah, haz todo lo que quieras. Ya todo eso me da igual.

Tosió. Levantó la cabeza hacia mi y suspiró con desesperación.-estoy hablando enserio- dijo, con autoridad. -te recetare otros calmantes con un poco más de gm, almenos por un tiempo en el que logres estabilizar los ataques. ¡Y no quiero escuchar quejas!- terminó.

Intenté no reir, ante eso.

-creeme carlos, yo también hablo enserio.- devolví con gracia -no me importa- murmuré. mientras me cruzaba de brazos y lo retaba con la mirada.

No le causó risa el pequeño chiste. Este se incorporó en su silla. -mira..hemos avanzado mucho en estas semanas como para que vuelvas a recaer otra vez en esto, Alexa.- murmuró, con algo de esperanza en mi. -los demás psicólogos en tu historial afirman que solo mejoras por un tiempo y luego vuelves a lo mismo. Pero yo si quiero ayudarte - me sonrió.

El dolor de cabeza, me hacía odiar a aquel hombre con bata blanca sentado ante mis ojos, que fingía ser bueno. Si, ese hombre que me repetía las mismas cosas todos los días y amenazaba con palabras estúpidas para incitarme a mejorar.

-carlos- coloque las manos sobre la mesa y lo mire con seriedad. -Toda está mierda me da igual, ¿Lo sabes, no?. - susurré, de manera grosera.

El Fingió no oírme. Cambió la cara de pocos amigos y se propuso a ver nuevamente mi carpeta repleta de hojas y sellos. -¿Cómo te fue hoy? - soltó, mientras acomodaba y anotaba cosas, fingiendo demencia ante mi comportamiento.

Suspiré.

Me peine el cabello con las manos. El dolor punzante en la cien, me privaba de mostrar una faceta tranquila ese día frente a el. -una chica me amenazó hoy. Ella dijo que la había mirado mal, pero no recuerdo haber hecho eso- conté.

El no dejo de ver las cosas sobre la mesa. Mientras firmaba y quitaba las regadas hojas de papel. -¿Estás mentiendote en problemas otra vez, alexa?- pregunto con algo de seguridad.

Emtrecerre los ojos. Negué repetidas veces -no hice nada- aseguré.

-¿Que le hicistes?- pregunto otra vez. Quitando los ojos de aquellas cosas, para llevarlos hacia mi y preguntar seriamente.

•quítate el disfraz, frente a mi.•©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora