Las malditas risas a mi alrededor me estaban sofocando. El asco y molestia que me llegaba a la mente era casi irreal, que podía jurar que era imaginario.
Vamos, todo en mi es imaginario.
Las voces alegres que platicaban entre si, las personas. El ambiente tan vibrante y ruidoso. Los sonidos que me llevaron a morderme la lengua y evitar salir de allí pateando cada cosa que se me atrevesara.
Que lamentable que el único ruido que me agradará, fuera el provocado por mi.
mis pies no tienen de otra que frenarse de golpe, para evaluar la situación desde la entrada. Los "permiso" detrás de voces asperas y molestas hacen que apriete las manos en nerviosismo.
Las esquinas vacías y alejadas siempre serían mi salvación. Termino cada miserable vez rindiendome en ellas, mientras finjo revisar mi teléfono, cuando en realidad no hay nada que ver.
Los audífonos están apagados, las únicas voces que llegan a mis oídos son la de mi mente.
Todos ellos están ahí.
Reuniéndose cada mañana con sus amigos, antes de entrar a clases. Cada uno de ellos con claras mentiras y cobardías estúpidas. Cada uno de ellos allí riéndose y hablando con personas que mañana seguramente odiaran, luego de soportar por un momento de compañía.
Patéticos.
¿Porque el timbre de entrada aún no suena? ¿Porque todos siguen riéndose, como si estar ahí fuera su salvación? Mueranse, que se asfixien en esas estúpidos momentos felices, que sean los últimos que recuerden y noten lo miserables que fueron.
Mi reloj da las 7:00AM pero no hay señales de nada. Intento igualar la respiración, al mismo tiempo que el balón de fútbol rebota vareadas veces frente a mi. Los gritos de esos ridículos se escuchan mil veces mas fuertes
Las voces de fondo en mi cabeza, hacen entrada: “si pasa corriendo a tu lado y haces que se tropiece frente a esa pared, posiblemente pueda cortarse con esos ladrillos en la cabeza" sugiere una de las voces. En cuanto nota a el chico que maneja el balón en esos momentos, pasar a mi lado.
Mis manos aprietan el teléfono entre temblores. Negando cualquier motivación que podría aportar a esa acción en ese ambiente descontrolado.
-¿Todo bien?- la voz masculina se escucha, delante de mi.
la sonrisa de lado y el rostro calmado como siempre. La voz baja y los audífonos sobre su cuello. La misma tranquilidad en cada palabra, como si no pudiera oir aquel ruido de el lugar, como si no escuchará aquellas voces que rogaban acciones.
Me hizo buscar aire en dónde no había, me hizo rendirme ante las peticiones de mi mente.
Baje el teléfono. -bien, creo.- intenté sonar convincente, detrás de algunas muecas de desagrado y la cara levemente baja.
Su sonrisa no acabó.
-oh que bien- respondió con la misma paz que siempre.
¿Estás sonando con decencia? ¿Estás oyendome?.
-claro..- intenté terminar la última palabra en el momento en que el timbre comenzó a sonar.
La multitud se disperso en segundos, mientras avanzaban a la entrada, con rapidez.
-que tengas una buena tarde alexa- se despidió el chico, mientras colocaba sus audífonos, sin ningún complejo.
Mi mente intentó recordarle a mis pies que debía avanzar al igual que los demás -igualmente André - contesté en voz baja, mientras esté, se perdía entre las personas que entraban a la institución.
¿André no oía nada de eso su alrededor? ¿Acaso a André no le fatigaba aquellas risas?.
¿Cómo André no perdía la calma frente a todo ese alboroto y al odio que provocaba aquella paz en esas malditas almas?.
André era el único que avanzaba entre las personas cada mañana para saludarme así fueran solo unos segundos. André era el único que mandaba un mensaje de ves en cuando para preguntar como estaba.
¿Porque André no estaba siendo cortado en el cuello con un fino cuchillo en mi pensamientos?.
¿No había espacio para imaginar todas esas maneras de acabar con su miserable vida o poca felicidad? ¿O que?.
Era tentador, era atrayente. El no estaba siendo decapitado en mi mente, el no estaba siendo abrumado en cada rincón de mi cabeza. Mis otras voces le temian, se callaban al notarlo, no mostraban rastro de intentos.
Entonces ¿que había?.
Vamos pequeño, ¿Que podría haber de ti que mis demonios quieran? ¿Que podría haber de ti, para que te cedan el poder de hablar sin interrumpir.
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•quítate el disfraz, frente a mi.•©
Roman d'amourNisiquiera sabes quién eres, eso no importa. Creo que después de todo, el mundo vive en constante cambio, ¿podrías tu, acaso aceptarme con todas mis máscaras?.