12.

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A Harry le toma quince minutos y sus mejores ojos de cachorro para convencer a Riddle de que suba con él a la moto acuática. Fue difícil, tuvo que ajustar la iluminación y prometerle con su vida que manejaría con una velocidad moderada.

No tiene idea de cómo lo logro. No había aceptado cuando su padre lo propuso, no creyó que lo haría ahora. Pero se siente sumamente contento de ayudarle a divertirse.

Le toma dos minutos darse cuenta de que no pensó muy bien lo que significaba subir juntos a esa estúpida moto.

No pensó en que Riddle tendría que abrazarlo para sujetarse, lo que significaba que sus manos grandes y sus dedos delgados acariciarían su abdomen desnudo (incluso si no es intencional). No pensó que sentiría su pecho contra su espalda, vestido o no. No pensó que sentiría su respiración contra su cuello. No pensó que nada de eso le afectaría.

Ha hecho eso con amigos antes, pero no recuerda sentirse así, tan nervioso y con ese revoltijo en el estómago. Sin saber si apartarlo o acercarlo.

Maldice a Riddle por siempre tener sus reacciones más inesperadas. ¿Por qué no simplemente pueden comportarse de forma normal frente al otro?

Tomando una profunda respiración comienza a conducir un poco más rápido—. ¿Estas bien?

—Si, no es... no es tan malo —Riddle responde detrás de él. Y no suena tan asustado como al principio, lo que parece ser una buena señal.

Harry no puede verlo desde su posición, girar la cabeza le restaría algo a la confianza que él mayor tiene en el. Así que observa un poco por el espejo que tiene a su izquierda. No debió hacerlo.

Riddle luce bien.

La luz de la luna ilumina su rostro, sus ojos claros y brillantes, su piel perlada, la sonrisa que está ofreciendo a cualquiera que sea capaz de verla. Merlín, Harry siente que se le escapa el aliento.

Conoce a cientos de chicos apuestos, se ha besado con unos cuantos de ellos, es amigo de otros tantos. Él es uno de ellos. Pero Riddle es diferente, la forma en que lo ve, y lo percibe.

No importa cuantos grupos de fans tenga, ni cuantas personas juren estar enamoradas de él.

Nadie lo ve como él lo hace, nadie lo conoce como el, nunca nadie podrá saber cómo es verlo desde su punto de vista, y se siente egoísta al respecto. Este momento es suyo, este Riddle sonriente, con esos ojos brillantes y confiados, este Riddle que luce feliz.

Este Tom es su favorito. Y es suyo. Atesorará este momento en lo más profundo de su mente y no dejará que nada se lo arrebate.

Cuando regresa a casa se siente confundido y un poco como si estuviera flotando. Está cansado, sus músculos duelen un poco y sus ojos se cierran levemente.

Riddle parece notarlo, porque le guía levemente cuando está cerca de chocar contra algo, lo cual podría agradecer si no estuviera tan adormilado.

Ha comenzado a amanecer fuera, pero sabe que tienen unas buenas horas antes de que a su padre se le ocurra despertarlos, por lo que no está tan preocupado.

Pero incluso si tuviera que entrar en duelo en ese momento no se arrepentiría de haber perdido la noche de esa manera. Fue divertido, más de lo que creyó que sería de haber ido solo.

Cree que debe decirlo—. Gracias por acompañarme, lo hiciste mejor —sonríe, su cabeza inclinada hacia la puerta de su habitación, indeciso si decir algo más o entrar.

—Ve a dormir, lo necesitas —responde, sin embargo hay un leve levantamiento en la comisura derecha de su labio. Algo que habría pasado desapercibido para cualquiera pero no para el.

—Hay que hacerlo más seguido —abre la puerta de su habitación—. Que descanses, Tom —y entonces entra, dejando atrás al contrario y dejándose caer sobre su cama.

En sus sueños hay cierta serpiente que aparece de vez en cuando.

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⏰ Última actualización: Oct 08, 2024 ⏰

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