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Tom Riddle es popular en un sentido completamente diferente al de Harry y de una forma que esté nunca puede imaginarse ser.

Es el tipo de popular inalcanzable, misterioso y perfecto en todo sentido. Ese chico que todos admiran y del cual se sienten lejanos por más cerca que lo tengan.

Harry es del tipo popular accesible, es fácil hablar con el, es fácil ser su amigo, es alguien a quien puedes saludar y te saca conversación de cualquier cosa.

Son completamente diferentes entre sí. Y cuando ellos dos están juntos, es como ver a tus actores favoritos colaborar.

Ninguno entiende demasiado de donde proviene su popularidad ni que han hecho para merecerla.
Pero tampoco es algo de lo que se quejarían, sus amigos se los han dicho, los privilegios que los alumnos les otorgan por el simple hecho de ser ellos son demasiados.

Es un poco ridículo, pero les funciona.

O lo hacía hasta que los estudiantes decidieron colocarlos juntos para trabajar como presidentes estudiantiles, ambos, no solo uno. Y sin que ellos se hubieran postulado en primera estancia.

—Creo que Riddle puede hacerlo solo —Harry intenta evadir la responsabilidad extra.

—Creí qué sugerirías ser un apoyo visual a mi lado, al parecer sigo subestimando tu capacidad de apoyo.

—También puedo hacer eso —se encoge de hombros, más divertido que ofendido.

Ser un apoyo visual al lado del guapo Tom Riddle era más un halago que otra cosa.

—Jóvenes por favor les pido que lo piensen bien. No confío en nadie más para otorgarles este puesto. Ustedes cuentan con el apoyo y atención de los estudiantes, son escuchados y confían en ustedes —Dumbledore interviene en su concurso de miradas, sonriéndoles con diversión poco disimulada. No era secreto que le divertían sus interacciones y usualmente intentaba colocarlos juntos en actividades—. Si se lo proponen pueden llegar a ser un gran equipo, no tengo duda de eso.

Ambos salen de ahí rozándose los hombros. Preguntándose qué tan buena idea había sido aceptar.

—¿A donde se supone que vas? —Riddle le pregunta cuando comienza a caminar apenas se encuentran en el pasillo.

—Tengo entrenamiento.

—Si, no harás eso. Eres el capitán, puedes saltarte una práctica. Vamos a ponernos de acuerdo en cómo haremos esto.

Harry está por quejarse, pero Riddle se adelanta y lo toma de la muñeca, tirando de él hacia la biblioteca.

Algo que le molesta del mayor, es que es muy mandón, demasiado.

Es un tipo Hermione pero sin la compasión que caracterizaba a la chica.

—¿No se suponía que sería algo así como el chico lindo que te acompaña a todos lados? Eso debería ser suficiente —bromea cuando se detienen en la entrada de la biblioteca.

La mirada que Riddle le dirige le hace pasar saliva, levemente nervioso.

—Escucha, para ti puede que no sea importante y solo lo veas como una pérdida de tiempo. Pero llevo años intentando conseguir una recomendación de Dumbledore para cuando termine Hogwarts, no me queda mucho tiempo, y está parece ser mi oportunidad perfecta. Así que haremos algo bien, ¿entiendes?

Harry no sería capaz de negarse incluso si quisiera, no podría estropearle eso sabiendo cuánto lo quiere.

—Bien, hagamos algo bien.

Dos horas más tarde ni siquiera han dicho alguna propuesta verdadera. Solo han estado acordando cosas que en perspectiva de Harry, son de poca importancia.

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