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En la semana de las demostraciones los alumnos dejan de estar separados por años, casas e incluso grupos de amigos. Estas son optativas, es normal que se separen para ver las áreas que más les interesen.

Es la semana en que Riddle y Harry más se encuentran.

Lo cual es irónico, porque Harry podría decir con total seguridad que ellos no tienen nada en común.

En una ocasión Hermione dijo que si estuvieran en una escuela muggle (o en su defecto en una película clásica americana sobre universitarios) Harry sería el deportista estrella (pero sin lo idiota) y Riddle el presidente de clase (pero sin lo aburrido).

Sin embargo en esta semana siempre eligen las mismas optativas: los concursos de pociones explosivas y tóxicas, la lectura en latín de hechizos antiguos, las conferencias de magos importantes, la transformación, las ramas de magia elemental, control de criaturas mágicas.

Aunque sus favoritas sin duda eran las batallas de defensa.

James Potter llega a Hogwarts temprano por la mañana, Harry se entera de su llegada casi cuarenta minutos después, por lo que corre rápidamente a ver su padre.

Lo encuentra en al pasillo principal junto a cierto Slytherin.

Su padre conoció a Riddle cuando este tenía 8 años y aún vivía en aquel orfanato.

Si bien anteriormente ya había tenido contacto con algunos magos, no había confiado en ninguno, demasiado inseguro por la vida que había estado llevando. Era muy pequeño para comprender el caso o lo que estaba pasando realmente.
Pero su padre fue la única persona en la que Riddle confió, la única con la que pudo abrirse, la única que lo escucho, comprendió y ayudó sin juzgarlo. Ni siquiera cuando las cosas mejoraron y su caso paso a estar en otras manos se alejó, y es la única persona que ha estado por tanto tiempo en su vida sin dejarlo o esperar algo a cambio, de forma incondicional.

—Hey papá —dice cuando se encuentra a sólo un par de metros de distancia.

El hombre gira hacia su dirección con una sonrisa enorme y le recibe en sus brazos cuando está lo suficientemente cerca.

Harry se acurruca en su pecho como el hijo de papi que es.

—¿Cómo está el niño de mis ojos? —James pregunta besando su cabeza en repetidas ocasiones mientras el ojiverde ríe levemente avergonzado al estar frente a Riddle.

Seguro piensa que es infantil. Pero nunca negaría alguna muestra de afecto de su padre.

—Bien, ¿cómo están tu y mamá? —pregunta cuando el hombre le deja libre, aún con un brazo rodeando sus hombros.

—Un poco cargados de trabajo pero ya sabes cómo es esto —y entonces se vuelven nuevamente hacia Riddle. Quien sigue con una sonrisa amable y permanece quieto junto a ellos—. Tom me estaba platicando que tomaron las mismas optativas este año.

—Todos los años lo hacemos —no intencionalmente, pero no dice eso. El ojiazul asiente dándole la razón.

Harry está completamente seguro de que si su padre no estuviera presente ya le habría dado un comentario sarcástico que habría devuelto de la misma manera.

—Y siempre escogen las que más valen la pena, ¿por que querrían escuchar el coro de Hogwarts cuando pueden ver duelistas, dragones o escuchar anécdotas interesantes?

—Le dije eso a Ron cuando dijo que quería astronomía, solo para seguir a una chica, no porque le interese. Creo que nunca puso atención a ninguna clase.

—Adrián escogió lo mismo solo porque cierto chico le dijo que sería interesante, nunca le fue bien en la clase, pero asistirá. Creo que ni siquiera el chico en cuestión se inscribió para esa optativa.

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