Esa Maldita Noche...

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🍺🍻🥂🥃...

👤:El alcohol, la música, la gente.. ¿Como olvidar ese día?

𝟐𝟐 𝐝𝐞 𝐄𝐧𝐞𝐫𝐨 𝟐𝟎𝟏𝟖.
𝟒:𝟐𝟑𝐩𝐦.
𝙿𝚎𝚘𝚛𝚒́𝚊, 𝙸𝚕𝚕𝚒𝚗𝚘𝚒𝚜, 𝙴𝚜𝚝𝚊𝚍𝚘𝚜 𝚄𝚗𝚒𝚍𝚘𝚜.

La casa aquel día casi explotaba por la música, las luces de colores parpadeaban sobre los rostros de los que bailaban y reían. Sarah estaba apoyada en la barra, con un vaso de cerveza en la mano, sonriendo mientras charlaba con Michael y algunos otros amigos. Su risa.. Oh su risa, se elevaba por encima del ruido, era ligera. como si nada pudiera tocarla esa noche.

Luther la observaba desde un rincón, tenía la mirada fija en ella, intentando no ser demasiado evidente. Su pecho se apretaba con cada sonrisa que Sarah dirigía a cualquiera menos a él. Siempre había estado ahí, cerca pero al mismo tiempo tan.. ¿Lejos? Atrapado en un amor que nunca había tenido el valor de confesar. Sabía que esta fiesta, como todas las demás, acabaría sin que él dijera una sola palabra sobre lo que sentía, era frustrante.

Pero esa noche, las cosas no eran tan simples. Había algo en el aire, una tensión invisible que hacía que no pudiera relajarse del todo. Podía sentirla en Martín, quien estaba sentado más allá, en el sofá, con un vaso en la mano y una expresión un poco seria en el rostro. Martín siempre había sido impredecible, y últimamente, y ahora estaba ebrio.
No sabía lo que podía hacer esa noche y no estaba listo tampoco.

—¿Qué tal si te relajas, Martín? —dijo Luther acercándose, intentando sonar casual, aunque sabía que había poca esperanza de que eso funcionara.

Martín lo miró con los ojos entornados, su voz arrastrada por el alcohol.

—Estoy relajado, tío… Solo que me cansa verla ahí, riéndose como si todo fuera perfecto.. ¿Viste lo que me dijo hace unos minutos?

—Martín, solo se río de la barba que te estas dejando crecer, y no puedes culparla viejo, pareces un..

—¡YA! ¡LA PUTA MADRE! ¿¡Tu también!?

Se quedó callado, ya que sabía que estaba echando leña al fuego.

—Perdón viejo, solo jugaba contigo.

—Ella se ríe de nosotros, siempre quiere quedar bien con sus amigotes.

Luther sintió un escalofrío recorrer su espalda. Algo no estaba bien. El vaso de Martín estaba casi vacío, y sus dedos tamborileaban contra el cristal con nerviosismo. Michael apareció junto a ellos, claramente tratando de suavizar el ambiente.

—Vamos, hombre, es solo una fiesta. No hagas una escena. —Michael intentaba poner calma, el nerviosismo hacía que empezara a jugar con sus rulos inconscientemente.

Martín resopló, levantándose del sofá de golpe. Sin decir una palabra, se abrió paso entre la multitud, directo hacia donde Sarah seguía riendo, completamente ajena al creciente malestar de Martín.

—¡Eh, Barba Roja! —Dijo Sarah, un poco pasada de copas, mofándose un poco de la poca barba que tenía Martín—

—¡Eh, Sarah! —gritó Martín, interrumpiendo la conversación—. ¿Te crees la reina de la fiesta o qué?

Sarah lo miró, sorprendida por su tono. Su sonrisa se desvaneció un poco, pero no del todo.

—¿Qué te pasa, Martín? Solo estoy pasando el rato —respondió, su voz aún ligera, pero con una nota de confusión.

Martín dio un paso más cerca, demasiado cerca.

—Claro, siempre estás 'pasando el rato', ¿verdad? Riéndote de todos nosotros como si fuéramos tus payasos.

Luther se tensó. Esto no estaba bien. La situación estaba a punto de explotar, y él sabía que tenía que intervenir antes de que pasará algo. Pero algo lo detuvo, ¿era el miedo? quizás la incertidumbre, quizás el miedo a empeorar las cosas ¿¡Porque coño tenía miedo!? ¡Algo podría pasar! Pero.. Me quedé ahí, como una estatua, rígido, el pánico me ganó.

Martín levantó su vaso, y en un movimiento brusco, lo arrojó al suelo. El sonido del vidrio rompiéndose hizo que todos en la fiesta se quedaran en silencio por un instante, antes de que el caos comenzara a desatarse.

—¡Estás borracho, Martín! ¡Cálmate! —gritó Michael, agarrándolo por el brazo, pero Martín se sacudió con violencia.

—¡No me toques! —vociferó, su voz cargada de furia.

—¡Calmate! ¡No te hecho nada! — Dijo Sarah, alzando la voz y empujando a su amigo que estaba haciendo el ridículo.

—¡PARA BURLARTE SI ERES LA MEJOR! ¿¡CREES QUE SOMOS TUS PAYASOS PARA ESTAR HUMILLANDONOS!?

El tiempo pareció detenerse por un segundo. Luther dio un paso adelante, su corazón martilleando en sus oídos, pero no lo suficientemente rápido. Martín, en su arrebato de ira y su continuo forcejeo, agarró un jarrón de la mesa cercana y lo lanzó hacia Sarah.

El impacto fue rápido, brutal. El jarrón se estrelló contra su cabeza, y el sonido sordo que hizo al golpearla fue seguido por un grito colectivo. Sarah cayó al suelo como una muñeca de trapo, el líquido rojo goteando por su frente.

La sala entera se congeló. Luther no podía moverse, sus piernas clavadas al suelo. La culpa lo envolvía, sofocante, mientras su mente trataba de procesar lo que acababa de suceder, era el culpable.. ¿Porque coño se había quedado inmóvil? Pudo haber hecho algo y evitado esto, sus pensamientos empezaron a carcomer su cabeza hasta que despertó, no podía dejar que ella muriese, no ahora.

—¡Mierda! —Michael fue el primero en reaccionar, corriendo hacia Sarah mientras gritaba—. ¡SARAH! ¿¡Me oyes!?

Martín, por su parte, cayó de rodillas, con los ojos vidriosos, como si de repente se diera cuenta de lo que había hecho. Las lágrimas comenzaban a rodar por sus mejillas, pero nadie le prestaba atención.

Luther, por fin, rompió el trance. Corrió hacia Sarah, su cuerpo temblando al verla inmóvil en el suelo, su mundo se había desmoronado pero no era tiempo para lamentos, habían llamado a una ambulancia pero sabía que ellos no llegarían a tiempo así que el mismo cargó a Sarah de los hombros con dificultad y caminó a las afueras de la fiesta, quitando a quien se le metiera enfrente.

—¡LUTHER! ¡ESPERANOS! —Dijo Michael que apenas pudo reaccionar a lo que había hecho Luther, intentó seguirle el ritmo pero él ya estaba en su auto, solo pudo ver el coche alejarse con un Luther con los ojos cristalizados mientras tenía a una Sarah al borde de la muerte acostada en sus piernas..

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ೄྀ¡ƳO ᎯᏬ𐒐 ᎿᏋ Ꭿ𐒄𐒀!ღDonde viven las historias. Descúbrelo ahora