Sorpresa de muerte

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Sarah y Luther se miraban en silencio, apenas interrumpido por el susurro de sus propias respiraciones. Después de todo lo que habían pasado, sentían que finalmente estaban encontrando una tregua, un punto donde la esperanza y el cariño pudieran florecer de nuevo.

—Luther, no voy a negar que todo lo que ha pasado con Rosalie me ha hecho dudar —confesó Sarah, bajando la mirada—. No solo de ti, sino de si realmente merecemos una segunda oportunidad.

—Sarah.. ¿Todavía con ese tema?

—¡Pues si! Estoy pensando las cosas y lo incorrecto que es esto si seguimos así.

Luther le tomó la mano, entrelazando sus dedos suavemente.

—Sarah, sé de tus inseguridades, y no quiero que pienses que minimizo lo que sientes. Pero te prometo que eres lo único que quiero. Lo de Rosalie fue… confuso, pero nunca te he dejado de amar.

— ¿A-Ah?

—Rosalie solo era.. Una amiga, una amiga más del montón, no podía compararse a ti, tu eres mi vida, mi amiga, mi guardia... Y si no te molesta que te llame así: Mi Amෆr..

Sarah lo miró a los ojos, viendo la sinceridad en sus palabras. Poco a poco, su guardia comenzó a bajar y una leve sonrisa apareció en su rostro. En ese momento, Luther se acercó, y ambos se inclinaron, sus rostros tan cerca que podían sentir el calor del otro. Estaban a punto de besarse cuando alguien tocó la puerta, interrumpiéndolos abruptamente.

—Agh, la puta mierda.

—Ugh.. ¿Podrías abrir, por favor? Voy al baño un momento —dijo Sarah, intentando recuperar la compostura, aunque su corazón aún latía con fuerza.

Luther asintió, un poco frustrado, pero se dirigió a abrir la puerta mientras Sarah se dirigía al baño. Al abrir, se encontró con Michael, que parecía nervioso, mirando alrededor con inquietud.

—¿Michael? ¿Qué haces aquí? —preguntó Luther, extrañado.

Antes de que Michael pudiera responder, una sombra surgió detrás de él. Era Martín, que aprovechó la oportunidad para colarse en la casa, cerrando la puerta tras de sí. En sus manos sostenía un arma, y su mirada estaba cargada de odio.

—¿Qué demonios estás haciendo? —exclamó Luther, alarmado.

Martín sonrió de forma siniestra, apuntándolos con el arma.

—Hola, estúpido.

—¿Michael? Explicame que mierda está pasando.

—Ehm.. —Michael se veía claramente nervioso, antes de que pudiera hablar fue interrumpido por Martin.

—Esto es solo el inicio. Ustedes me arruinaron la vida, y ahora voy a asegurarme de arruinar la suya.

Luther intentó acercarse, pero Martín le apuntó directamente al pecho.

—Ni lo pienses, o esto termina aquí y ahora —amenazó Martín, su voz llena de veneno.

La situación era tensa, y la tensión en el aire parecía oprimente. Desde el baño, Sarah escuchó voces elevadas, y el miedo comenzó a instalarse en su pecho. Trató de mantenerse en silencio y sacó su teléfono, marcando con manos temblorosas el número de emergencias. Mientras la operadora le respondía, trató de susurrar la situación lo más claro posible, rogando que llegaran rápido.

Mientras tanto, en la sala, Luther intentaba ganar tiempo.

—Martín, estás cruzando un límite peligroso. Piensa en lo que estás haciendo. Esto no resolverá nada.

—Si lo está resolviendo, me siento mejor.

—Esto no es mejor para nadie.. —Susurró Michael cabizbajo.

Pero Martín no escuchaba razones. Se giró hacia Michael, quien miraba la escena con evidente incomodidad, Luther aprovechó esto y se lanzó contra Martin, los dos cayeron al suelo y comenzaron a golpearse, Michael solo miraba horrorizado, sin saber que hacer.

—¡Hijo de puta! —Recriminó Luther, forcejeando con Martin.

Luther le dió un derechazo a Martin el cual intentaba empujarlo para separarlo de él, Luther cometió el error de no fijarse en las manos de Martin, solo siguió golpeando su rostro con furia sin darse cuenta que él tenía una navaja.

¡Slash! Fue lo último que escuchó Luther antes de sentir el objeto corto punzante en su tórax, cerca de las costillas.
El filo de la navaja se clavó en su piel, sintiendo un dolor inimaginable, soltó un alarido de dolor y se dejó caer, teniendo una herida profunda en esa zona.

Martin se levantó y se sacudió la ropa, al ver que Luther estaba sin fuerzas aprovechó para patear fuertemente su estómago y rostro, luego de eso se giró a Michael, el cual se había petrificado.

—Michael, haz lo que te dije. Encárgate de él. Navajea a este maldito traidor, mientras yo busco a Sarah —ordenó Martín, su tono autoritario y cruel.

Michael dudó, mirando a Luther y luego a Martín. Sin embargo, sabiendo que su vida también estaba en riesgo si desobedecía, asintió. Cuando Martín se alejó en busca de Sarah, Michael se arrodilló junto a Luther, pero en lugar de atacarlo, colocó un trozo de tela en la herida.

—¿Estas bien..?

Luther no pudo contestar, miró a Michael casi perdiendo el conocimiento hasta que por fin se desmayó, su cara ensangrentada y la sangre en el suelo hablaban por si solas, pero la hemorragia fue contenida.

Michael se aseguró de vendar bien la herida, miró el arma en la mesa y sus ojos se abrieron como platos, si Martin encontraba a Sarah la mataría con la navaja y no una muerte rápida como con el arma de fuego, esto lo preocupó de más.

—Espero que no la encuentre.













Nota: Perdón si la calidad del capítulo es horrible, a mi personalmente no me gustó mucho.
Es que tenía bastante sueño al momento de hacerlo y estoy algo desesperado por acabar con esta historia rápido ya que tengo muchas ocupaciones y algunos proyectos.
Gracias por el apoyo, aunque sean 10 visualizaciones me suben el ánimo. ღ

ೄྀ¡ƳO ᎯᏬ𐒐 ᎿᏋ Ꭿ𐒄𐒀!ღDonde viven las historias. Descúbrelo ahora