𝔖𝔬𝔪𝔟𝔯𝔞𝔰 𝔶 𝔖𝔢𝔩𝔢𝔠𝔠𝔦𝔬𝔫𝔢𝔰

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El Gran Comedor estaba iluminado por miles de velas flotantes, creando un ambiente mágico que casi hacía olvidar la presencia constante de las sombras que acompañaban a Nico. La mesa de Slytherin, situada en la parte inferior, estaba adornada con serpentinas verdes y plata, y un murmullo de expectativa llenaba el aire. Cada nuevo estudiante pasaba por un proceso que prometía definir su destino, y Nico sabía que la selección del sombrero no sería la excepción.

Mientras los demás primerizos se alineaban nerviosos, Nico observaba con calma, aunque su corazón latía con fuerza. Había escuchado historias sobre el sombrero seleccionador; el artefacto encantado que podía ver más allá de la superficie, juzgando las cualidades de cada alumno y decidiendo en qué casa encajarían. Su destino en Hogwarts estaba en manos de un objeto que, aunque parecía inanimado, tenía una sabiduría infinita.

Un antiguo profesor, con un cabello plateado y una túnica de terciopelo, tomó la delantera. 

-- Bienvenidos a Hogwarts -- dijo el profesor McGonagall, su voz firme resonando en el Gran Comedor.   -- Este es el momento de la selección. Cuando su nombre sea llamado, se acercarán al sombrero y lo colocarán en su cabeza. El sombrero tomará su decisión.

Los nombres fueron llamados uno tras otro, y la tensión crecía en el aire. Nico observó cómo un joven llamado "Harry Potter" avanzaba hacia el sombrero. Un murmullo de reconocimiento se esparció por el comedor, y los estudiantes parecían estar en vilo. Mientras Harry se sentaba y el sombrero lo cubría, Nico sintió una extraña conexión; ambos eran nuevos en este mundo, aunque Harry llevaba un peso diferente sobre sus hombros.

Después de unos momentos que parecieron eternos, el sombrero gritó: -- ¡Gryffindor!

El comedor estalló en aplausos y vítores. Harry sonrió tímidamente mientras se dirigía a la mesa de Gryffindor, pero Nico sintió que su propio momento se acercaba. 

-- Di Angelo, Nico -- llamó McGonagall, y un escalofrío recorrió su espalda.

Mientras se dirigía hacia el sombrero, las miradas curiosas se posaron sobre él. Al llegar al taburete, colocó el sombrero en su cabeza y, en ese instante, una voz profunda resonó en su mente.

-- Interesante... muy interesante. Un espíritu fuerte y determinado. Sientes la sombra de tu linaje, pero tienes un deseo ardiente de forjar tu propio camino. ¿Slytherin?

Nico sintió que una parte de él vibraba con esa elección. La casa de los ambiciosos y los astutos, un lugar donde podría utilizar su inteligencia y su poder. Pero a medida que el sombrero evaluaba sus pensamientos, notó una reacción inesperada. El sombrero sudaba, como si su propia existencia estuviera temiendo la revelación del oscuro legado que portaba Nico. Una mezcla de miedo y admiración se filtró en la voz del sombrero.

-- ¡Hay un gran potencial en ti! -- dijo el sombrero. -- Un poder que podría ser devastador en las manos equivocadas. Pero hay más... hay algo que deseas proteger. La ambición es una fuerza poderosa. ¿Serás capaz de controlarla?

-- ¡Sí! -- respondió con determinación. -- Slytherin.

El sombrero pareció dudar, como si estuviera contemplando las profundas corrientes que fluían en el alma de Nico. Finalmente, con una voz decidida, exclamó: -- ¡Slytherin!

El Gran Comedor estalló en aplausos, y mientras Nico se dirigía hacia la mesa de Slytherin, sintió una mezcla de alivio y anticipación. Sus nuevos compañeros lo recibieron con entusiasmo, y entre ellos, su mirada se encontró con la de Draco Malfoy, quien le sonrió con complicidad.

-- No te preocupes, nuevo -- dijo Draco, apoyando una mano en su espalda. -- Aquí te cuidaré.

Nico sonrió con tristeza. Aunque la vida en Slytherin prometía ser intrigante, sabía que estaba a punto de adentrarse en un mundo de intrigas, secretos y lealtades.

Mientras el banquete continuaba y los platos se llenaban de delicias, Nico no pudo evitar sentir que el futuro que le esperaba estaba entrelazado con la oscuridad de su herencia. Con cada risa y conversación a su alrededor, la sombra de su abuelo parecía alargarse, recordándole que, aunque había encontrado un lugar en Slytherin, el verdadero desafío aún estaba por llegar.

Los ecos de su decisión reverberaban en su mente. ¿Podría realmente forjar su propio camino o sería siempre un reflejo de lo que su abuelo había querido para él? La pregunta se instaló en su corazón mientras observaba a sus compañeros, listos para explorar los misterios de Hogwarts juntos.

El Último Hijo de la SombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora